Iara Luna Bor: " En mis fotografías no me interesa el cuerpo productivo, me interesa el cuerpo vulnerable"

AGENCIA PACO URONDO conversó con Iara Luna Bor, artista visual especializada en fotografía y nacida en La Plata, sobre su trabajo que se centra en la exploración del autoconocimiento a través de los objetos, el cuerpo y el espacio. Desde pequeña estuvo inmersa en un ambiente vinculado a las artes escénicas, especialmente al teatro y la danza, influenciada significativamente por el entorno teatral under de La Plata. A los 19 años se interesó por los cursos de extensión de la Facultad de Artes de La Plata, específicamente en escultura. Fue entonces cuando inició una investigación sobre la relación entre los objetos y el cuerpo realizando autorretratos y también escenografía surrealista que completarían el aspecto conceptual de sus fotografías.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo llegaste a la fotografía?

Iara Luna Bor: Yo no fui a la fotografía, ella fue llegando paulatinamente. A mis catorce años agarraba unas camaritas que teníamos en casa y decoraba mi habitación, me maquillaba, me vestía, me ponía linda. Quería que todo sea una puesta en escena, incluso cuando fue la inundación de La Plata (no sabiendo la gravedad del asunto) mi casa se empezó a inundar y yo me vestí de rojo y me tiré en la biblioteca llena de agua de mi casa y me saqué fotos. Luego dejé hasta mis 17 años, me agarraron fuertes ataques de pánico que me tuvieron meses encerrada. Tenía mi pieza llena de objetos que juntaba de la calle, de mis antepasados, incluso materiales que no servían para nada. Empecé a leer mucho y conocí la poesía de Alejandra Pizarnik y ahí me empezaron a venir imágenes, era un torbellino de ideas. Le pedí la cámara a mi mamá que hacía dos años sacaba fotos de danza y empecé a jugar con los objetos y el cuerpo intentando crear una imagen conceptual y poética con la fusión de los dos.

APU: ¿Porqué el autorretrato?

I.L.B.: Se dio de esa manera. Como estaba pasando mucho tiempo en soledad me ponía yo misma. Hoy sí es una decisión, me gusta ser todos esos personajes, jugar con la identidad, soy todxs ellxs, justamente en esos personajes está mi contradicción permanente, incluso genero diálogos entre ellos (Risas).

APU: ¿Cómo se gestan, en general, las ideas de las fotos que querés hacer y qué caminos seguís para realizarlas? ¿Qué te empuja?

I.L.B.: Las ideas surgen de maneras muy distintas en cada fotografía. Lo que me impulsa son las inquietudes, las contradicciones y esas preguntas que no tienen una respuesta clara. En la mayoría de los casos, al inicio no hay un 'mensaje' definido. Por ejemplo, puedo tomar un objeto cotidiano, como un balde o un trozo de madera, y comenzar a manipularlo. Me pregunto: ¿Para qué sirve este objeto?, ¿Para qué no sirve? Entonces, intento encontrar una forma en la que ese objeto pueda expresar algo más allá de su función original, algo más sensorial o corporal, como un diálogo en devenir con él. Creo que el caos inconsciente se manifiesta constantemente de maneras variadas, especialmente a través del cuerpo. En el juego y en lo accidental, hay algo que emerge sin haber sido planeado, algo que tiene su propia fuerza expresiva.

APU: ¿Cómo surgió la foto “La chica del dolor”?

I.L.B.: “La chica del dolor” surgió a partir de una enfermedad neurológica que tengo, que me afectó sobre todo los nervios de la cara, lo cual me provoca un dolor muy desesperante. Esa tarde necesitaba hacer una foto, pero corporalmente no podía hacer mucho despliegue. Estaba sentada en la mesa, tenía unos palitos de sushi y empecé a pincharme la cara con ellos, fue lo primero que me vino a la mente por este dolor y ahí armé la imagen. Hoy es mi preferida.

APU: ¿Sos de tiempos largos o depende?

I.L.B.: Justamente vengo pensando esto y mi relación con el tiempo y lo que hago. Creo que hoy en la actualidad de la inmediatez y esta cosa de ser productivo constantemente, se va perdiendo la diferencia entre la búsqueda y la obra final, incluso a mí me pasa de estar subiendo fotos que las pensé en meses y otra al lado que es una práctica de un día o una semana. Hay fotos que las hago en una semana y las series pueden tardar un año o más. Pero sí… soy de tiempos largos.

APU: ¿Tenés algo que consideres una regla?, ¿algo de lo que te empapes antes de empezar con una nueva foto?

I.L.B.: No sigo una regla fija para crear, pero me gusta mucho pensar en el absurdo, crear una comunicación entre el objeto y lo absurdo, eso sí podría ser una regla. Pero siempre trato de estar en constante estímulo. Me obligo a consumir cosas nuevas todo el tiempo, desde música y lecturas o mismo una conversación, una imagen en la calle. Me gusta mucho desde adolescente mirar espectáculos de circos, especialmente un circo francés, “Cirque Plume”, que me marcó profundamente; de ahí surgieron varias de mis fotos.

APU: Trabajas no solo con la luz, sino con la escultura, la pintura, los objetos para la construcción de un escenario singular. ¿Cómo sucedió el hecho de conectar todos estos mundos? ¿Se podría decir que vas hacia tu cuerpo, en cada foto?

I.L.B.: Tiene que ver con mi infancia estos escenarios que armo. Desde que nací mi mamá hizo teatro y a mis siete años, ella dirigía obras que se ensayaban en mi casa, con todo su escenario puesto en el living. Yo me levantaba para ir al colegio y cruzaba toda esa escenografía: pisos llenos de zapatos, peceras con iluminación, sillones. Cuando volvía del colegio ya estaban ensayando, era mi momento favorito porque veía cómo los personajes interactuaban, lo que decían y qué sentido les daba la escenografía que era surrealista prácticamente. Cuando empecé a sacar fotos no tuve este recuerdo en cuenta, pero después me di cuenta que sí, que se remitía a ese momento. Empecé a hacer mis propias escenografías con lo que tenía, que era escaso, pero lo tenía que hacer para la foto, tanto las esculturas (prótesis), como para el escenario. Incluso hoy le doy más importancia a eso que al encuadre, por ejemplo, de la foto. Es el momento que más disfruto; el armado y el proceso de cada parte de la foto. Y sí, totalmente, ir hacia el cuerpo, con el cuerpo. Creo que hay más infinidad de posibilidades ahí que en nuestra consciencia. No me interesa ese cuerpo productivo que todo lo puede, me interesa el cuerpo vulnerable, sensitivo, el cuerpo incapaz, discapacitado, desviado, esos cuerpos que permiten dibujar otras utopías.

APU: En tus fotos hay un especie de viaje íntimo con el yo, con su multiplicidad, su transformación o su disolución y en los vínculos con las cosas cotidianas. ¿Sacar fotos es tantear el corazón con el abismo? ¿La experiencia de tus fotografías se conecta con la de tu vida? ¿Considerás que practicás ese entramado entre las diferentes formas artísticas? 

I.L.B.: Para mí, hacer fotos es una necesidad. Todo está relacionado con lo que me pasa y lo que vivo. A veces, sin buscarlo, las ideas simplemente aparecen, y no es hasta que termino la foto que entiendo algo sobre mí misma o sobre lo que estoy atravesando. Es extraño, pero suele sucederme de esa manera. Con respecto a “un grito que encierra mucho silencio” siento que, sí, define lo que hago. Siempre tiendo hacia el silencio; es mi forma de procesar las cosas. Incluso mi enfermedad es silenciosa: puedo estar doblada de dolor, con descargas eléctricas en el cuerpo, pero por fuera me veo igual que siempre. Este concepto del silencio estuvo presente desde el principio en mis fotos, aunque no era algo consciente al inicio. Una vez, alguien me dijo que mis imágenes reflejaban mucho silencio, pero a la vez una tensión, y ahí fue cuando empecé a notarlo. Aunque mis fotos puedan reflejar cierto dramatismo, no romantizo el dolor y los miedo, pero lo uso de una forma catártica. Creo que hoy en día vivimos inmersos en una hipersensibilidad y rechazo hacia el dolor, cuando este también puede ser catártico. Para mí el dolor, mis miedos, mi oscuridad, son herramientas que me permiten generar una narrativa que le otorgue un sentido a la vida. Lo pienso de esa manera sino no sé qué haría. En mis fotos, sí, decido darle protagonismo al objeto, no a mí. Busco que se forme una especie de mímesis donde mi cuerpo esté inerte, casi como un complemento del objeto. Este diálogo es lo que me resulta interesante y que aún sigo intentando profundizar. Me acuerdo que para este desarrollo, me impactó una obra de Liliana Maresca, un torso femenino hecho de tubos, maderas, metal y ella por detrás, la foto la sacó Marcos López, es por ahí.

APU: ¿Cómo surgió el estudio Alaska y qué es?

I.L.B.: Alaska es un proyecto, por el momento fotográfico, que venía buscando y no encontraba la forma ni la manera de realizarlo. Por primera vez decidí trabajar en equipo, cosa que nunca había hecho y mágicamente todo fluyó. Alaska es un espacio también de búsqueda personal, encontré en esas fotografías estilos que amaba de adolescente, un espacio para jugar, haciendo sets con colores, escenografías, luces que no sabía que podía hacer. También para compartir con otrxs artistas, músicos, pintores, actores, modelos alternativos, marcas. Nació todo haciendo dirección creativa junto a Eli Von, ya que ella tiene su marca “Brutal”. Hace de todo: pelo, estilismo, recicla. Todo lo hace a partir de música, se dedica también a vestuario de bandas. Nos unen mucho los estilos alternativos de otras épocas, hicimos unas fotos basándonos en el gothic new wave, también hicimos unas con una mezcla de Halloween y años cincuenta, creamos y mezclamos conceptos, trabajamos con una maquilladora, Juli Arnedo, que entiende todo. Si bien en Alaska propiamente dicho no están las chicas, todo empezó a surgir a partir de este equipo y lo mejor sale cuando estamos todas. Le puse Alaska, por Alaska de Fangoria y la canción de Lou Reed, claro.

APU: ¿Tenés diosas?

I.L.B.: Tengo muchas diosas, pero las que de alguna manera me guían en el campo de lo visual son Claude Cahun, Francesca Woodman, Brittany Market, Floria Sigismondi en videoclips, Pina Bausch, Nicola Costantino, Louise Bourgeois y sus celdas.

APU: Creo que, entonces, la apuesta del absurdo en tus fotografías se ríe del silencio, de las formas, de la realidad, de las definiciones. ¿Hay una intensión de seducir a quienes miran, llevándolxs a la propagación de su propio goce?

I.L.B.: Con lo absurdo encuentro una manera de reírme de mi propia tristeza, recuerdo mis primeras fotografías, que no están publicadas, eran muy duras y en un momento, a medida que fui creciendo, encontré algo de humor en eso, algo inocente, en general en mi vida, de una persona que tiende a ir hacia lo oscuro. El músico español Nacho Vegas, tiene su canción más conocida " El hombre que casi conoció a Michi Panero", él cuenta que es una canción que reflexiona sobre la vida, el fracaso y lo trágico utilizando un tono irónico y ya es tanto que termina siendo humorístico, es una canción en la que se ríe de él mismo. En un momento de la canción dice "os lo diré cantando" y eso me parece hermoso, me encanta esa forma de crear. En mi caso creo que el absurdo es lo que me gusta explorar, a veces sale a veces no, pero por ahí voy. Me gusta que algo impacte en la fotografía. A veces es la textura; otras, el color o un objeto, me gusta cautivar o seducir también a personas que no estén familiarizadas con los discursos del arte, que también en ellxs se mueva algo, que choque, que impacte, que se detengan, que sientan algo, no necesariamente que gusten, porque el goce no siempre se encuentra en lo que nos gusta, sino en aquello que nos transforma.

APU: ¿Estás trabajando en algo actualmente?

I.L.B.: Ahora estoy en un proyecto nuevo. Quería explorar escenografías más surrealistas, con un contenido más potente y crear imágenes que invitaran a un diálogo también con el espacio en el que ocurren. Pero me encontré con limitaciones económicas. Construir escenografías grandes y elaboradas para cada fotografía no era viable. Entonces pensé en hacer maquetas, pensé que me podría dar más libertad a la hora de pensar una foto. Todas las fotos son creaciones propias, no utilizo imágenes de internet ni IA. Me interesa que aparezcan los "errores", es decir, las texturas, la suciedad, las imperfecciones de la piel.

*Este artículo contiene lenguaje inclusivo por decisión de la entrevistadora.