Ciudad: el gobierno porteño envió viandas podridas a las escuelas públicas
Por Sergio Pisani
Mañana de otoño, en la escuela Técnica N°4 "República del Líbano", que en el pasado supo ser la mansión de los Cambaceres, y que guarda la leyenda de Rufina, en el barrio de Barracas.
Tercer año es un curso, inquieto, pero no tanto, y sus alumnos me habían hecho pisar el palito nuevamente, haciéndome entrar en un debate sobre el país, tema que saben me interesa, a la vez que distrae mi atención tanto como para olvidar de pedirles las carpetas que seguramente no completaron.
Solicitando permiso para hablar con sus compañeros, cuatro alumnos de otros cursos ingresan al aula y preguntan sin vueltas, si alguno de 3° había probado la vianda, ya que la misma parecía estar en mal estado, y algunos chicos del turno mañana se habían descompuesto al ingerirla. (la realidad penetra en el aula como una piña demostrando que es imposible dar clases desde un ovni, sin relacionar la misma con cualquier materia), los chicos de tercero contestaron que la mayoría no habían tenido el disgusto, que casi ninguno se animó a experimentar el sabor de la peligrosa aventura!
Entonces solicité me alcancen alguna de las famosas viandas; al instante una de las chicas, entre las burlas del resto que se abría al paso de la cosa, como si fuese radioactiva, me acercó ese objeto entre seco y blando que decía llamarse alimento o "un refrigerio que no garantiza el almuerzo a los estudiantes", según la misma ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, hace un tiempo. Al abrir el plástico que envolvía la cosa, un olor a estiércol colonizó el aire y golpeó como Tyson cuando era joven, las pobres narices de quienes rodeábamos al "refrigerio". Resulta que arriesgando su vida uno de los valientes separo sin guantes las 2 mitades del mendrugo rancio, desnudando a la vista su contenido: 2 pedacitos mal cortados de quesos con distintas tonalidades de amarillos. ¡¡Queso con queso!! pensé para mis adentros; pan con pan es comida de zonzos, y queso con queso ¿que sería?...Eso sí, no eran iguales, uno estaba "enriquecido" con honguitos (¿roquefort?), el otro bastante mas pálido, como un cadáver, casi gris, con algunos pequeños agujeros (¿gruyere?). Otro alumno le pregunta a su compañero si se anima a comer eso y por cuanto.
Esto es fuera de broma, una bestialidad más que muestra el desprecio de un gobierno que considera a la educación un gasto, a los chicos una cosa -que el día de mañana podrá ser con suerte mano de obra esclava a los impunes multimillonarios- y el resto escoria que debe ser eliminada.
Queso y queso podrido de ¡hongos! Un asco. ¡Una vergüenza!! Gobierno de quesos, de hongos venenosos.
Ahora, me pregunto muy seriamente como docente y padre de un alumno que también va a la Escuela Pública: Horacio Rodriguez Larreta, María Eugenia Vidal, o Soledad Acuña ¿dejarían que sus hijos se refrigeren alimentos podridos? ¿Macri le daría esta repugnancia a Antonita?...Y me respondo: Si están en campaña: ¡Sí!