Inflación: ¿Qué se puede esperar en mayo?
Por Carolina Fernández
El pasado viernes, el INDEC dio a conocer la inflación (IPC) correspondiente al mes de abril la cual arrojó un valor de 6%. Con este nuevo dato, la inflación interanual (abr21-abr22) se ubica en un 58% siendo superior incluso a la del mes previo (55,1%).
Como primer análisis se puede mencionar que, si bien supone una disminución respecto del mes anterior (-0,7pp), continúa siendo un valor mensual muy elevado. Transcurridos los primeros 4 meses del año la inflación se ubica en un 23,1% y de sostenerse en estos valores mensuales la misma superaría cómodamente el 60% anual.
Si se analiza cuáles fueron los rubros que tuvieron mayor relevancia en el aumento de precios del mes de abril se debe mencionar a: Prendas de Vestir (+9,9%), Restaurantes y Hoteles (+7,3%) y Salud (+6,4%). Todos estos rubros se movieron por encima incluso del promedio general (+6%).
Le siguen: Alimentos y bebidas (+5,9%), Equipamiento y mantenimiento del hogar (+5,5%). Transporte (+5,3%), Recreación y cultura (+5,2%), Viviendas, agua, electricidad, gas (+4,6%), Educación (+3,7%) y Comunicaciones (+3,7%).
Tanto el rubro de textiles como el de turismo acumulan una inflación interanual de 73,4%, es decir, más de 15 puntos por encima del promedio general (58%). Sin embargo, es difícil vislumbrar motivos que permitan explicar y/o justificar rápidamente dichos aumentos.
Por un lado, el rubro de textiles se caracteriza – entre otras cuestiones - por ser un sector que se encuentra fuertemente protegido por las políticas estatales: alta regulación de importaciones para contener el ingreso de productos que puedan competir con la producción local, tipo de cambio controlado de modo de amortiguar el costo de la importación de insumos necesarios para la producción, financiamiento a tasa preferencial (subsidiada) para acompañar los procesos de inversión, promoción del empleo, etc. Si bien puede pensarse en algún factor estacional que motive el aumento desmedido de precios en el mes de abril, lo cierto es que el rubro de textiles viene teniendo recurrentemente niveles de aumentos mensuales que se ubican por encima del promedio general.
Por otro lado, al analizar el sector Turismo se puede considerar algún impacto relacionado con el fin de la temporada de verano, que resultó sumamente exitosa. Sin embargo, una vez más aparece el acompañamiento directo por parte del Gobierno Nacional hacia el sector mediante la implementación de una política pública estratégica como fue el programa Pre Viaje cuyo objetivo principal fue impulsar el turismo local para fomentar su reactivación luego de los dos años de pandemia.
Junto con la recuperación de la actividad se aceleró el aumento de los precios y en el mes de abril continuó la tendencia alcista. Se puede interpretar entonces que se mantiene la búsqueda de recuperar o compensar vía precios la caída de actividad que sufrió el sector a raíz de la pandemia. De todos modos, vale mencionar que de no primar cierta razonabilidad en los aumentos de meses subsiguientes se terminará por desvirtuar el espíritu del programa Pre-Viaje: el dinero del tesoro destinado a financiar dicha política quedará concentrado y en manos de quienes se apropian de las ganancias extraordinarias obtenidas a partir del aumento desmedido de los precios.
Por último, el rubro Salud explica su comportamiento por el aumento del 6% que tuvieron autorizado las prepagas a lo que se suma la variación de precios de medicamentos.
Otro rubro que merece análisis aparte es el de Alimentos y Bebidas. Este rubro muestra un incremento de 5,9%, levemente por debajo del promedio de precios de abril (el mes anterior fue 7,2%, en febrero alcanzó 7,5% y en enero sumó 4,9%). Los aumentos se encuentran particularmente influenciados por: panificados y productos derivados de trigo (+10,7% en promedio), lácteos (+6,5% en promedio), carnes y derivados (+8,7%) y aceites (+13,5% en promedio). Las frutas y verduras, en cambio, modificaron sus precios a la baja: -2,9% en promedio.
Para intentar explicar los aumentos del rubro es necesario pensar en un doble impacto que sufrieron los precios de los alimentos. Por un lado, y por segundo mes, tuvo efecto el incremento de los precios internacionales de alimentos a raíz del conflicto bélico. Según datos publicados por FAO, los valores resultan verdaderamente significativos: los precios a nivel internacional aumentaron en promedio un 12,3% (en dólares) desde el inicio del conflicto bélico. En este sentido, se había propuesto la creación de un Fideicomiso del Trigo que cuyo objetivo era lograr el desacople de los precios internacionales del trigo buscando garantizar a los productores de alimentos el acceso a la materia prima a un precio razonable. Conociendo el dato de inflación del mes de abril y observando el comportamiento fuertemente alcista de los precios de panificados se evidencia que dicho fideicomiso aún no ha presentado resultados palpables, lo cual puede estar vinculado a las dificultades que presenta su implementación.
Por otro lado, el escenario interno no es menos complejo: la dinámica de remarcación detectada en el mes de marzo se repitió, en buena medida, en el mes de abril. Recordemos que, en las últimas semanas de marzo y como respuesta al anuncio del presidente de “la guerra contra la inflación” las grandes cadenas de supermercado y empresas de alimentos aumentaron los precios de los alimentos en promedio 14,5% entre el 16 y el 18 de marzo, incluso de productos contemplados en los programas de precios controlados (se incumplieron alrededor del 39% de los precios acordados).
Si bien durante el mes de abril dichos aumentos se retrajeron, vale mencionar que se generó una fuerte brecha con los precios libres los cuales no acompañaron la retracción. Sumado a esto aparece un nuevo aumento del precio de la carne por motivos que, nuevamente, no son muy claros y/o convincentes1.
Por último, la actualización de los precios regulados de la economía es otro de los factores que generaron presión sobre la inflación del mes de abril. La actualización de tarifas de luz y gas en el sector productivo/comercial tuvo impacto en los costos de producción.
¿Y en mayo, qué?
¿Qué se puede esperar en mayo? Analizando rubro por rubro es posible identificar que:
-
Dólar: en abril el tipo de cambio oficial se movió 3,9% (punta a punta). Aunque se mantuvo el ritmo de mayor aceleración implementado desde diciembre último, el valor quedó por debajo de la inflación. En los primeros 11 días de mayo se devaluó 1,5%, en línea con el acuerdo firmado con el FMI de mantener tipo de cambio “competitivo”.
-
En cuanto a las tarifas de gas y energía eléctrica, los incrementos que se evalúan en audiencia pública tendrán impacto desde junio de este año.
-
El incremento de naftas de principios de mayo tendrá impacto en la evolución de precios del mes (aunque el efecto directo sólo explica 4% del IPC) a lo que se suma 15,5% en GNC.
-
En el tema salud, se autorizó el aumento de las cuotas en 8% a partir de mayo, 10% desde junio y otro 4% en julio. A esto se suma posibles aumentos de medicamentos.
-
Cable e internet, se oficializaron aumentos de 9,5% que impactarán en mayo y en julio, respectivamente.
-
Educación: los colegios de gestión privada ajustarán en 3 cuotas hasta alcanzar el 25% en septiembre, dependiendo de cada jurisdicción, entre marzo (ya implementado), julio y septiembre.
-
En relación con Alimentos y bebidas, es oportuno seguir de cerca la implementación del fideicomiso del trigo, para contener el precio de los panificados. Por otro lado, con la renovación de Precios Cuidados, y dada la evolución de la brecha con precios libres, resulta oportuno observar el comportamiento de este diferencial de precios y del abastecimiento de productos regulados en las góndolas.
-
Puja distributiva: durante el mes de mayo se implementa la primera cuota del refuerzo de $18.000 para desocupados/as, monotributistas A y B, trabajadoras/es de casas particulares y la segunda cuota del refuerzo a jubilados y pensionados, de $12.000. Se suman a esta política de ingresos varias actualizaciones salariales y adelantos de paritarias. Puede que esta mejora de ingresos sea utilizada por sectores concentrados para remarcar precios y mantener márgenes de rentabilidad.
Hacia adelante el escenario no es del todo tranquilizador. La inflación condiciona la posibilidad de llevar adelante un modelo económico que mejore las condiciones de vida de todos y todas. El impacto sobre el poder adquisitivo - o capacidad de compra - de ingresos y salarios es directo. Por lo que, vista la dinámica de precios del mes de abril donde nuevamente el “aumento de costos” no logra explicar la suba de los precios (dólar, tarifas, combustibles, etc. se movieron por debajo del nivel general de precios) es sumamente necesario reforzar la fiscalización y cumplimiento de los acuerdos realizados con cada sector económico, de modo de lograr visualizar algún horizonte de reducción del ritmo inflacionario en el mediano plazo.
1 En este punto recomiendo leer el informe realizado desde CEPA respecto a la evolución del precio de la carne donde se detalla cuáles son los motivos que aluden desde el sector (la merma en la oferta de ganado y el aumento del precio del maíz) y se explica muy claramente por qué esos motivos no alcanzan para justificar la variación de los precios.
* Economista de CEPA