La identificación de los soldados NN sepultados en Malvinas es política de Estado, la entrega NO
Por Ernesto Alonso (*)
La política del gobierno de Mauricio Macri sobre la cuestión Malvinas denota ineludiblemente un alineamiento para favorecer la iniciativa británica en el Atlántico Sur. Un camino ya recorrido en los ‘90 que posibilitó, al enclave neo-colonial-militar instalado en nuestras Islas Malvinas, la auto sustentabilidad basada en la explotación de los recursos naturales, especialmente en los ictícolas.
En plena campaña como candidata a secretaria general de Naciones Unidas, la canciller argentina Susana Malcorra expresa en sus intervenciones ser complaciente con lo que los británicos quieren escuchar del gobierno socio-político-argentino de Mauricio Macri.
Hace pocas hora la canciller manifestó: “Argentina desea considerar retomar los vuelos desde y hacia las Islas y un Joint ventures argentino británico de exploración de petróleo alrededor de las islas Malvinas”.
La carta enviada por la primera ministra británica Theresa May al presidente Macri plantea allí claramente cuáles son los “INTERESES” británicos en el Atlántico Sur, sugiriéndole las condiciones en las cuales hay que fortalecer las relaciones en esta etapa entre Argentina y Gran Bretaña.
Observamos también que se incluye en la misiva la postulación de Malcorra a la Secretaría General de la ONU, el comercio e inversión, la lucha contra las drogas, crimen y corrupción, además el acercamiento de Argentina a la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
Las opiniones del Embajador argentino en Londres Carlos Sersale di Cerisano, reflejadas en los últimos días en medios gráficos, responden a la bajada delineada por la canciller Malcorra, ser lo más complaciente con lo que los británicos quieren escuchar del gobierno socio-político-argentino de Mauricio Macri.
El embajador se angustia por el valor que tiene un kilo de tomates en Malvinas, demostrando su profundo desconocimiento sobre las consecuencias de la sobre explotación pesquera en el Atlántico sur, ignorando cuánto pagamos los argentinos un kilo de merluza que en forma ilegal depredan desde la factoría Malvinas.
Los argumentos que se evidencian en la nueva relación son un cotillón de temas poco relevantes para los intereses argentinos y así evitar poner en la agenda lo realmente importante, que es cumplir con las sistemáticas resoluciones de la ONU que invitan a las partes a sentarse a dialogar sobre la cuestión de soberanía.
Hay operaciones de prensa, una tras otra, para darle entidad a los que hoy siguen siendo la población insertada en las Islas Malvinas, que en el año 2012 reafirmaron en el referéndum ser británicos. Población que es controlada directamente desde Londres con una eficaz y necesaria política migratoria que está en sintonía con las necesidades del sostenimiento del enclave neocolonial-militar.
Hasta ahora la devastación mayoritaria es el recurso ictícola y la pretensión en esta segunda fase de avanzada neo-liberal-colonial-militar, es sobre los recursos hidrocarburíferos que subyacen en la plataforma continental argentina y como tercera fase es la apropiación y explotación de bienes naturales del territorio antártico.
La estrategia británica penetra en la administración del actual gobierno, que desde su comienzo a principios de este año construyó un discurso para bajarle el tono a lo que realmente está en juego, acordaron también la aparición en esta obra maquiavélica, en el papel de reparto, de los habitantes de las islas.
La cuestión Malvinas es el conflicto, en kilómetros cuadrados, de mayor envergadura en el mundo, no son sólo las Islas, desde allí Gran Bretaña plantea la puerta de entrada a la Antártida, como lo exponen en el museo recientemente inaugurado en Puerto Argentino - Islas Malvinas.
Desaparecen los ejes temáticos por omisión del gobierno actual y con la decisión de “no denunciar”, todas las medidas que en forma unilateral viene tomando Gran Bretaña: explotación de recursos ictícolas, venta de licencias de pesca, avanzada en la exploración y explotación de hidrocarburos y un tema preocupante que afecta a todos los países de la región, que es la militarización del Atlántico Sur, la amenaza a la paz de la región y consecuentemente las violaciones de resoluciones de Naciones Unidas que declaran al Atlántico Sur como zona de paz y cooperación, entre otras.
Un acabado ejemplo es que luego del encuentro entre el entonces primer ministro Cameron y el novel presidente Macri, en el mes de febrero de 2016, visita las Islas Malvinas el ministro de Defensa británico Michael Fallon anunciando una inversión de 180 millones de libras (258 millones de dólares) para equipamiento y modernización de la fortaleza militar en la base de Monte Agradable (Mount Pleasan) - Islas Malvinas. El gobierno argentino no emite ningún comunicado al respecto.
Queda más que claro, dejar de lado el interés argentino para favorecer el británico.
Es necesario consolidar políticas de Estado en la cuestión Malvinas, como por ejemplo es el proceso que se lleva adelante en la identificación de los 123 cuerpos sepultados como NN en el cementerio argentino en Darwin –Islas Malvinas. LA ENTREGA DE LOS RECURSOS NATURALES NO ES POLITICA DE ESTADO.
(*) Secretario de Relaciones Institucionales del Centro de ex Combatientes Islas Malvinas) CECIM- La Plata.