Negociaciones con el FMI: la necesidad de movilizar al pueblo, por Juan Carlos Venturini
Por Juan Carlos Venturini
Las alternativas de la negociación con el FMI, por parte del gobierno nacional, nos han colocado, aparentemente, ante una alternativa de hierro: para acordar el FMI exige un claro abandono de una política soberana independiente, de relanzamiento nacional, y exige una postración sin ambages a sus directivas de ajuste.
Cuál es el cuadro de la situación? Está claro que para enfrentar la embestida del FMI necesitaríamos poseer una enorme fuerza del pueblo movilizado, alimentada, a su vez, por una alianza firme internacional contra la potencia dominante. Estamos en condiciones de lograr ese cuadro en el corto o mediano plazo? Aquí es donde se abren un abanico de respuestas. No están dadas las condiciones, dicen algunos compañeros. No nos es favorable la correlación de fuerzas, aseguran. Otros declaran que es preferible morir de pie que vivir de rodillas, dando la razón, en realidad, a los primeros. Porque lo que tienen en común ambas posturas es que coinciden en que no hay salida para nuestro proyecto soberano. Pero, es así?
Razonemos. El “préstamo” pergeñado por el gobierno de Macri, con la complicidad manifiesta del FMI, es una estafa descomunal perpetrada sin disimulo a los ojos del mundo. Para los grandes consorcios financieros (Black Rock, Templeton, etc.) se trataba de “salvar” las “inversiones” especulativas de sus socios en la calesita financiera. Las enormes ganancias generadas por el “carry trade”, cambio de dólares a pesos prestados a tasas siderales y recompra de dólares para realizar la ganancia y fugar, precisaba necesariamente de esta segunda operación.
De modo que no solamente fue un operativo político de salvataje del gobierno macrista, afin al capital financiero, sino, también, un verdadero despojo que algunos autores comparan con los grandes operativos de la época de la “acumulación primitiva” del capitalismo (invasiones, sometimiento, esclavitud).
Como ya se ha repetido hasta el cansancio, el FMI violó sus propios estatutos. El organismo que nació de los acuerdos de Bretton Woods, supuestamente para ayudar a equilibrar la balanza de pagos de sus países integrantes, colaboró activamente para salvar las inversiones especulativas de sus mandantes reales: los grandes consorcios financieros.
Tal vez lo “nuevo” sea que este despojo se ha producido a plena luz del día. Los ladrones fueron frotografiados y filmados con todas sus facciones y atributos, con sus antifaces, porras, cuchillas y cicatrices a la vista. Se trata de un verdadero exceso. Esta vez los bandoleros se superaron a sí mismo.
Hay un debate que no debe confundirnos. Está claro que el gobierno popular está obligado a recorrer el camino de la negociación. Y es correcto que lo recorra. Lo que no impide denunciar el atraco en todas las instancias judiciales y políticas, nacionales e internacionales. Sin embargo, encerrarse en una postura meramente principista, denunciando la ilegitimidad de la deuda, es desconocer las debilidades de nuestro propio campo nacional y popular, que hay que superar en un proceso, a través de un desarrollo político. En un camino acrecentado, creemos, de movilización popular.
La propia negociación es la que puede amplificar la fortaleza y legitimidad de nuestros reclamos. No debe despreciarse, en ese sentido, el pronunciamiento de 18 mienbros demócratas de la Cámara de Representantes de EE.UU. que, en carta a Janet Yellen, Secretaria del Tesoro de los EE.UU, adhieren a nuestra exigencia de eliminar las sobretasas en los pagos. La participación de Alexandria Ocasio Cortés en el pronunciamiento contribuyó a su difusión.
Para salir de la encerrona, el gobierno del Frente de Todos debe contar con el apoyo mayoritario de la población en su reclamo y controversia con el FMI. Pero para concitar este apoyo, y que éste se exprese inequívocamente, el pueblo debe comprender cabalmente el mecanismo del despojo. No se trata de “honrar” o no deudas. Se trata de comprender que el capitalismo actual, en esta fase de financierización, se apoya más en la especulación y el robo, que en la inversión productiva. Por eso en estas décadas de hegemonía neoliberal (desde 1980 para acá, digamos) se han agudizado la pobreza, el estancamiento y la desigualdad en todo el planeta.
Pero lo esencial para la comprensión es la participación y la movilización. El gobierno nacional y popular, todos los sectores y estamentos del Frente de Todos, deben convocar a una gran campaña de apoyo a nuestros reclamos ante el FMI, a una gran campaña de solidaridad y movilización por nuestro derecho como pueblo soberano a fijar nuestras propias pautas para nuestro desarrollo nacional. Nada será posible si nos sometemos al yugo de los ladrones.
Cristina, en varias oportunidades, ha expresado que “a grandes problemas corresponden grandes soluciones”. Como bien lo expresara un compañero: “la oportunidad de un giro político claro, ejemplificador y capaz de producir mucho entusiasmo popular no debería ser sacrificado en el altar de “lo posible”. (E. Mocca – El Destape, dic. 2021). La “dureza” del FMI en las negociaciones no es una puerta cerrada. Es una constatación de lo siniestro de sus intereses. También es una invitación a regenerar nuestras fuerzas, a recontar nuestros efectivos y acrecentar nuestra tropa. Y a reconstruir un camino de esperanza asentada en la legitimidad de nuestros reclamos. Es necesario preparar y marchar a una gran movilización nacional en defensa de nuestra patria y de nuestro destino como nación independiente y soberana.
Trabajemos todos unitariamente por una gran movilización nacional de respaldo a un acuerdo justo, que reafirme nuestro camino soberano de desarrollo y progreso social. La movilización del 1 de febrero contra la Corte mafiosa puede ser un primer paso. Que debe ser seguida por muchas más. “A grandes problemas corresponden grandes soluciones”. Si. Como siempre, la lucha recién comienza.