Verna no quiere ver a Cristina ni en fotos y por eso pidió la expulsión de Scioli del PJ
Por Juan Carlos Martínez (*)
La inquina de Carlos Verna con Cristina Fernández de Kirchner volvió a tomar impulso por una foto en la que la ex presidenta aparece junto a Daniel Scioli. Según el diario Ámbito Financiero, el actual gobernador de La Pampa pidió la expulsión de Scioli del Partido Justicialista. Las malas relaciones de Verna con Cristina vienen desde los tiempos de la Banelco, cuando el pampeano presidía la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado de la Nación y trabaja entre bambalinas a favor de los bancos junto al múltiple lobista Carlos Bercún. Enterada por boca del entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna, de la participación de Verna en esas gestiones non sanctas, la entonces presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales convocó al pampeano para que explicara el rol que cumplía dentro de ese grupo. Molesto porque Cristina lo convocó por escrito después de no haber tenido éxito en reiteradas citas verbales, el encuentro terminó de manera abrupta y con un exabrupto irreproducible lanzado por Verna.
Un abrazo con el cazador de zurdos
La intempestiva reacción de Verna por la foto que Scioli se tomó junto a Cristina contrasta con la felicidad que el rostro del gobernador pampeano traduce en la imagen de diciembre de 2015 en la que aparece junto al también sonriente Carlos Aragonés, ex dirigente sindical que alcanzó triste notoriedad durante la dictadura militar. Ya consagrado gobernador por segunda vez, Verna se reunió con Aragonés, conocido y repudiado delator que a finales de 1975 le entregó al propio genocida Ramón Camps la lista de “zurdos” y “trapos rojos” de La Pampa. Los elegidos, entre ellos militantes de su propio partido, fueron víctimas de la dictadura. Aragonés fue dirigente sindical de los mercantiles, diputado nacional y presidente del Partido Justicialista provincial. Tanto Verna como Rubén Marín lo reconocen como su padrino político. Uno de los testimonios más importantes para demostrar los vínculos de Aragonés con la dictadura se encuentra, entre tantos documentos y testimonios, en una entrevista que le hizo el diario La Razón en agosto de 1976, en pleno desarrollo del terrorismo de Estado. Lo que sigue es un capítulo publicado en el libro La Pampa Nostra, edición de agosto de 2015, páginas 80 y 81.
“La Razón” y las razones de un buchón
El diario “La Arena” rescató de los archivos periodísticos una nota publicada por el diario “La Razón” el 28 de agosto de 1976, a cinco meses de haberse producido el golpe de Estado por parte de las fuerzas armadas que institucionalizaron el terrorismo de Estado en la Argentina.
Aquel documento fue publicado por el entonces vespertino porteño que entre sus artículos incluyó una entrevista que el diario le hizo a Carlos Aragonés, cuya banca de diputado nacional había perdido precisamente por la irrupción de los militares en el poder político.
Aragonés mantenía su condición de dirigente del gremio de los mercantiles y en ese rol asistió a una reunión con el interventor militar en la CGT, coronel Juan Pita. Al término del encuentro, Aragonés formuló declaraciones cuyo contenido sirve para confirmar lo que por aquellos días se sospechaba sobre sus vínculos con el poder militar, sobre todo por la actuación que había tenido un año antes en los hechos ocurridos en la Facultad Tecnológica de General Pico. La parte sustancial de la nota reproducida por “La Arena” en torno del diálogo entre el periodista de “La Razón” y Aragonés no tiene desperdicios:
“A 32 años del golpe de Estado, “La Arena” recuperó del olvido una entrevista que el diario porteño “La Razón” le realizó a Aragonés el sábado 28 de agosto de 1976, al término de un plenario sindical que tuvo lugar en la CGT, en la Capital Federal. Para ese entonces, la central sindical estaba intervenida por el gobierno militar que había designado a su cargo al coronel Juan Pita.
-El vespertino presentó al ex diputado nacional como un veterano gremialista y ex dirigente peronista que representó a La Pampa en el plenario. “Hasta hace poco estuvo detenido y ahora recuperó su libertad”, narra la crónica de La Razón. Se le preguntó cuál era la impresión recogida, a lo que respondió: “Ha habido una total coincidencia con las autoridades militares que hicieron uso de la palabra”.
- La Razón: ¿Es decir, se va satisfecho?
- Aragonés: Por supuesto, muy satisfecho de haber escuchado a quienes están al frente de la CGT.
- La Razón: En la anterior se afirmó que el principal objetivo era la consolidación de un movimiento obrero unificado, en el que serían marginados los corruptos, los venales y los vinculados con la subversión. ¿Se reiteró eso?
- Aragonés: Exactamente, eso se ratificó y lo compartimos todos.
- La Razón: ¿Qué le parece entonces la apertura dialoguista de las autoridades de la CGT?
- Aragonés: Realmente magnífica. El gremialismo es una realidad y lo que necesitamos es gente así, para que podamos transmitirle a las bases esta nueva realidad.
- La Razón: Y dígame, ¿cómo se compatibiliza su condición de dirigente peronista y su entusiasmo en este esquema?
- Aragonés: En cada organización gremial los jueces son los afiliados. Ellos juzgan. Yo veo bien lo que están haciendo.
- La Razón: ¿Hay mucha infiltración izquierdista?
- Aragonés: La hay. Pero nosotros hemos sido en las organizaciones sindicales el dique de contención, antes y después del 24 de marzo.
- La Razón: ¿Expresaron otras inquietudes?
- Aragonés: Sí señor, así como hay malos dirigentes también hay sectores empresarios que creen que las leyes ya no hay que cumplirlas. Y no es así.
“Satisfecho de la ‘apertura dialoguista’, Aragonés anunció que en el futuro las autoridades viajarán a las capitales del interior del país para seguir con la actual línea emprendida”, concluye aquel artículo, publicado apenas cinco meses después del golpe militar”.
Mientras Aragonés formulaba estas declaraciones, la cacería humana se extendía por toda la geografía del país y los campos de concentración se iban abarrotando de hombres, mujeres y niños. Varios de ellos fueron confinados en aquellas mazmorras gracias a su generosa lengua”.
Nota del autor: Nadie que conozca a Carlos Verna podría sorprenderse por la increíble contradicción que acaba de demostrar al pedir la expulsión partidaria de Daniel Scioli por aparecer en una fotografía con Cristina Fernández de Kirchner mientras en otra foto, también reciente, se muestra eufórico junto a uno de los hombres estrechamente ligado al genocida Ramón Camps (foto, a su izquierda, el pampeano Aragonés) y autor de múltiples denuncias durante la dictadura contra hombres y mujeres, incluso de su propio partido, luego perseguidas, secuestradas y torturadas.
(*) Periodista y escritor, autor de El golpeador. Violencia de género, corrupción política e impunidad (2013), una investigación periodística sobre Juan Carlos Tierno, y La Pampa Nostra, una radiografía del poder político pampeano.