Carolina “Anílorac” Bakos: “Inazulina no es purista del género gótico, es fiel a la vibración que tiene a la hora de componer”

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    Inazulina
    Foto: Mariano Nieva
APU ENTREVISTAS

Carolina “Anílorac” Bakos: “Inazulina no es purista del género gótico, es fiel a la vibración que tiene a la hora de componer”

07 Julio 2024

AGENCIA PACO URONDO conversó con Carolina “Anílorac” Bakos, cantante, compositora, guitarrista y fundadora de Inazulina, sobre la historia y la actualidad de una banda que ha hecho pie en el metal argentino cruzándolo con el rock gótico y el sinfónico.

Agencia Paco Urondo: Hay un gran preparativo musical, pero también visual y hasta mágico cada vez que Inazulina se sube a un escenario ¿cómo es la historia de esta banda?

Carolina Bakos: Debo decir que empezamos este ferviente 2024 en pleno proceso de composición de lo que va a ser nuestro quinto álbum de estudio. A lo largo de todo el año vamos a ir sacando canción tras canción. En el año 2008 comenzamos con el primer álbum, Indestructible sixtar; le siguieron Fuerte dracónica en el 2012, en el 2016 Glowing dark y en el 2020 Diamantina Venus. Así que para cumplir con el ritual de sacar un disco cada 4 años, estamos a full con eso. El componente visual y mágico es una de las características en Inazulina. De hecho, filmamos el sexto videoclip de la banda.

APU: Hay un concepto que vos acuñás y es el de video lírica artístico, donde cada canción tiene vida propia, no se elige un corte, tienen importancia para la banda de la primera hasta la última.

C.B.: Eso se impuso en el 2020, de puertas para adentro. Anteriormente, Inazulina tuvo en el año 2012 su primer videoclip. Diferencio videoclip de video lírica artístico porque el primero es como una producción full, ahí se eligió el corte “Seductive Pain”. El segundo fue “Myself Victim” en el año 2013, después hicimos “No cure” en 2016, en 2017 “Vamper child”, y en el 2019 “It´s enaugh”.

En el 2020, al tener tanto tiempo disponible (por decirlo de alguna manera), al lanzar la primera canción del cuarto álbum de estudio llamada “Lux voice”, empezó una seguidilla en donde me autofilmé en cada una de las canciones que conformaron el álbum y trabajé a distancia con editores de vídeo. Así, mes tras mes, fueron saliendo las 12 canciones de Diamantina Venus. Fue fulminante, porque no sólo laburaba a distancia con la mezcla y el mastering, sino también con el video lírica artístico. La mayoría de las canciones de Inazulina son en inglés, hay algunas en alemán, frases en latín y ya con la cantidad de LP que tenemos podemos decir que podemos generar un álbum en castellano, juntando las canciones que hay en los distintos trabajos.

Este nuevo va a ser más corto, va a tener aproximadamente entre 8 y 9 canciones. La filmación que hicimos del primer tema fue videoclip, como esta canción es la que le da el nombre al álbum es como que fuimos por todo. Veremos cuánto tiempo nos queda a lo largo del año para ver si el resto puede tener su video lírica artístico, donde se busca generar como una minipelícula.

Inazulina es una banda de metal gótico que a lo largo de los distintos álbumes tuvo distintos músicos y formaciones. En el primer álbum era un formato trío, minimalista en el sentido de la ejecución, sonidos muy aletargados, como una esencia muy saturnina. En Fuerte dracónica, con formato quinteto que es lo que yo siempre quise, empezó a imponerse más la lead guitar, a aumentar la musicalidad, cambiaron los músicos. Hay un sentido evolutivo ascendente en el sonido de la banda y para mí, Diamantina Venus es un claro ejemplo del sonido base al que yo estoy apuntando para este álbum actual que está más dentro de un gothic metal con aristas industriales, porque tiene cuestiones electrónicas y tiene esa fuerza más potentes con el manejo de doble bombo.

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APU: Si te llevo hacia atrás, a esa niña de 5 años que empezó a tocar el piano ¿Qué fue pasando, que capas le fuiste sumando para constituirte en la artista que sos?

C.B.: Capas es una palabra clave a la hora de la mezcla en una canción en Inazulina, porque yo compongo muy piramidalmente. Como dijiste, a los 5 años empecé con el piano que es el instrumento que más amo a la hora de sentarme a tocar. Con la guitarra empecé porque quise tener una línea de base fuerte, un instrumento potente, pero las composiciones en un 80% las realizo desde el teclado. El piano, como instrumento análogo, es para mí un sarcófago vivo que revela todos los secretos, desde lo más oscuro a lo más luminoso, por eso tengo un enamoramiento con él.

La guitarra es un instrumento al que le dedico muchísimas horas, me es funcional, pero es mucho más difícil de ejecutar de lo que fue el piano y el teclado. Con esas coloraturas en las que empecé a navegar hacia un lado y hacia el otro, capa tras capa, de esa manera compongo. Es una composición muy espontánea, muy subconsciente, no hay un direccionamiento inicial sino más bien librado a un azar sonoro, o también de recapitulación de material que se generaron en momentos aleatorios de mi vida.

El hard rock, el mundo gótico y el mundo dark fueron conformando una alquimia en mí, donde lo primero que busco es ser yo. Anílorac, que es mi nombre artístico en la banda, es la revelación de lo que a mí me posee. Inazulina no es purista del género gótico; sí es fiel a la vibración que tiene a la hora de componer con esa línea marcada a lo largo de todos estos álbumes, lo que más busco no es levantar patrones propios del purismo del género, sino la espontaneidad que la banda en su presente puede brindar.

APU: Cada integrante del grupo tiene su alter ego, su nombre fantasioso que suma a toda esa melange de cosas que trae la banda como propuesta.

C.B.: Eso, para mí, fue una de las condiciones iniciales, más allá de la categorización como músico, ejecutor e intérprete. El nombre de fantasía que es el real en Inazulina, es como una clave porque sitúa a cada ser que pasó por la banda y que conforman el presente, en una potenciación de él mismo traspasando ese velo. Lo mismo pasa con el vestuario, con todo ese apetito hermoso e incesante, muy propio del mundo gótico. Toca esas aristas de lo que es el placer y el dolor. Eso me sedujo enormemente de las bandas góticas y del movimiento.

Se conjugan esas potencias de lo oculto, lo secreto, lo romántico, sensual, provocativo, con todo lo que pertenece más a la rama del metal en su poder, en su expresión más visceral. Por eso decimos que es una confluencia dentro de lo frágil y de lo poderoso en donde Inazulina va jugando para conciliar en ese factor que es la magia. Es una palabra que se usa ya para todo, pero que para mí tiene un sentido muy profundo.

Me encuentro buscando entre líneas las distintas cuestiones y dimensiones de todo lo que puedo percibir o experimentar en esta vida que poseo y también en la muerte que tendré. Me genera fascinación poder percibir más allá de lo percibible, y no estoy hablando de cuestiones paranormales que no son muy de mi apetito. Juego mucho con las contradicciones, es algo que siempre me fascinó porque contradiciendo es como que puedo pararme en el otro lado y hacer la contrapostura, tener un cuadro más completo.

“Siempre la muerte fue muy atractiva, porque considero que es la otra cara de la vida”.

APU: Pensaba en la muerte como ese misterio al que tanto le tememos y sin embargo eso que es inevitable tiene un costado romántico ¿Qué te provoca, puntualmente, a la hora de componer?

C.B.: Mis padres nacieron en Budapest, Hungría. El año pasado tuve la oportunidad de viajar a Europa por primera vez. Conocí un poco de España, otro poco de Italia, de Inglaterra y estuve en Eslovenia. Te puedo asegurar que Eslovenia conquistó mi corazón. Ahí sentí que empezó a confluir todo el tema de lo sanguíneo y lo genético que siempre supe a la hora de componer. Lo vampírico, que es uno de los clichés góticos. A mí siempre me sedujo desde el misterio y no tanto desde el lado más morboso.

Siempre la muerte fue muy atractiva, porque considero que es la otra cara de la vida. No es algo a temer o a lo que escaparle o evitar. Me parece un misterio enorme, al margen del dolor que uno siente cuando un ser querido muere. Hay un proceso de reconstrucción personal dentro del dolor, porque tiene que continuar. Y en ese rearmado es otra persona o al menos yo. Empiezan a manifestarse un montón de simbologías o cuestiones que dentro de lo invisible, uno las toma como símbolos vívidos que son absolutamente reales. Esa es una de las claves para poder, quizás, soportar ese dolor que uno tiene al enfrentar la muerte del otro o pequeñas muertes internas que va sintiendo en su vida.

APU: Siguiendo con la composición ¿Vas por la letra primero, las melodías, o según como vaya saliendo?

C.B.: Siguiendo por la composición, donde el factor muerte también está presente en muchísimas de las canciones porque, finalmente, calculo que es la enamorada de la vida, se alimenta de ella. Es el juego del todo a nada y de todas las contraposiciones en donde son unas adictas a las otras. Por eso el nombre de Inazulina, que lo podemos dividir en tres: In, ina son las dos columnas de adicción al existir, vida y muerte. Zul es la palabra luz, invertida.

Todo lo que está invertido como provocando lo opuesto a lo que está derecho. Depende donde uno se para, será negativo o a la inversa. Si uno las visualiza del lado nutritivo se convierten en algo finalmente positivo. Lo mismo considero de la muerte, donde pueda absorber todo lo que ella me pueda entregar terminará siendo vida.

A la hora de componer no tengo un método fijo, aunque me gusta fijar ciertas cuestiones como el tema de la eternidad. Tengo en mi brazo un símbolo que se llama la lucha por la eternidad, me lo hice con un alambre a la vela cuando tenía 19 años y murió mi abuela. Yo necesito sentir que nada va a terminar, que va a ir cambiando y todo eso, pero siempre va perdurar en el buen sentido de la palabra.

El viento, lo aéreo, todo lo mercurial, el mar, todo lo que es la naturaleza, todos esos componentes fuera de lo humano, me resultan de mucha inspiración porque es como que me sacan la carga humana y puedo adentrarme. A veces, la ciudad de noche me resulta muy atractiva, me fascina manejar de noche y las luces de la ciudad. Soy adicta. Por eso en Inazulina, los instrumentos empezaron a estar rodeados de leds y generamos una propuesta visual para cada canción, hemos tenido hasta en nuestro vestuario filamentos lumínicos.

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APU: Sé que viajaron no sólo por el interior, sino también por Chile y Uruguay ¿Qué recordás de esas experiencias y cómo es la escena gótica dark en esos lugares?

C.B.: En Uruguay fuimos invitados por Ficción, que tiene muchísima trayectoria dentro de lo que es el gothic metal. En Chile fue otra cuestión, un evento llamado Kiñé Rakiduam que estaba generado por los mapuches en defensa de sus derechos, eventos multiculturales con bandas de distintos géneros. Fueron experiencias maravillosas. Tomarse un avión para llegar a Chile y tocar en el Gimnasio Olímpico de Temuco, una gloria. Lo que pasó con Ficción, que una banda dentro del género, de Uruguay, te invite, fue realmente alucinante. En el Teatro Zitarrosa, tocamos.

Después, estuvimos en un montón de provincias y ciudades del interior. En Bariloche, Córdoba, Santa Fe, Mar del Plata, Neuquén. Hemos estado en un montón de motoencuentros, nos fusionamos con bandas de rock, de heavy metal. Inazulina tiene para brindar diferentes proyecciones. Es algo que me cuestionaron muchas veces, ser una banda de metal gótico y tocar dentro de marcos que no lo eran. Es muy jugado para nosotros exponernos a ese público y la verdad que siempre estuvo alucinante.

Con la cantidad de temas que tenemos con sus diferentes colores, podemos armar perfectamente distintos set list como para una fiesta electrónica, una fiesta gótica, una heavy, para algo oscuro. Esa versatilidad que presentamos desde lo que puede ser la vestimenta, las visuales y el setting, en sí mismo es lo que nos da esos distintos lugares, en distintas oportunidades, con distinto público.