Ecos de lo extraño: breve cartografía del “new weird”

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    China Mieville
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Ecos de lo extraño: breve cartografía del “new weird”

23 Agosto 2023

En el año 2002, el escritor británico M. John Harrison firmó el prólogo de El azogue, una novela corta de China Miéville. Fue en ese texto en el que, por primera vez, habló del “New Weird” (lo “nuevo raro”).

Harrison, que había formado parte de la revista New Worlds, fundada por Michael Moorcock (revista que contó con la firma de nombres estelares de la ciencia ficción y la fantasía de la segunda mitad del siglo XX como Brian W: Aldiss o J. G. Ballard, entre muchos otros), se enfrentó al desafío de describir una novela que cuenta con elementos clásicos de la ciencia ficción, pero que no puede catalogarse exactamente como tal. Una novela que coquetea con la fantasía, pero que no es exclusivamente fantástica. Es decir, una novela que hibrida experiencias literarias de diversos campos para componer un espacio literario inédito.

¿Qué es el new weird?

Un nuevo tipo de género, hijo de la fantasía, el realismo mágico, la ciencia ficción y el terror, con bifurcaciones y derivaciones infinitas que han constituido, a fin de cuentas, el último y más original movimiento literario del siglo en ciernes.

Las influencias del género pueden rastrearse tanto en el terror cósmico de Lovecraft (en especial en la revista de los años 20, Weird Tales), como en los mundos paranoicos de Philip Dick, los dilemas borgeanos, los relatos surrealistas de Ballard y las novelas enciclopédicas de Thomas Pynchon, así como en las historias breves publicadas en las revistas de papel de pulpa que fascinaron a Tarantino y lo movieron a realizar su canónico film: Pulp Fiction.

Uno de los aspectos más interesantes del new weird es que logra combinar elementos formales de fuerte tendencia avant garde con formatos absolutamente populares. Literatura experimental, neologismos, saltos temporales, tramas complejas, mixtura de recursos que provienen de géneros que, en principio, no deberían ser comunes pero que funden sus fronteras en este nuevo territorio (aún) sin mapas claros, que nos son presentadas en formatos masivos como series de Netflix o literatura de género ampliamente aceptada por el público (hablamos de series como 1899 y novelas como Los Últimos Días de Nueva París, obras populares y masivas que sin embargo, poseen giros narrativos y dinámicas fuertemente experimentales).

El escritor argentino Juan Mattio elige citar al crítico cultural Mark Fisher, que habla de “Modernismo Pulp” para sintetizar esta idea que podría traducirse como: tradición experimental e innovadora, formatos populares. En esta línea, resulta inevitable recomendar el club de lectura y talleres pulp “Ciudad Ausente”, conformado por Mattio y Marcelo Acevedo, entre otros, para quienes gusten profundizar en estos nuevos universos extraños.

Literatura experimental, neologismos, saltos temporales, tramas complejas, mixtura de recursos que provienen de géneros.

Crítica literaria, antologías e influencia en la literatura contemporánea

Mucha ha sido la producción literaria alrededor del new weird. El movimiento llevó a los escritores Ann y Jeff VanderMeer a publicar, en 2008, la primera antología enfocada en el género y al mencionado Mark Fisher a reflexionar acerca de los productos culturales caracterizados por él como “raros y espeluznantes” en un volumen que vio la luz en castellano gracias a la edición de la editorial española Alpha Decay (desde la banda The Fall, hasta el cine de David Lynch o Cristopher Nolan son visitados por Fisher, críticamente).

Latinoamérica, por su parte, ha encontrado mucho para decir dentro de la llamada nueva ficción extraña. En Argentina, la editorial Indómita Luz, en el año 2019, publicó una antología denominada “Paisajes experimentales”, en el marco de su colección “Arqueologías del futuro” (que reúne textos de ciencia ficción y género extraño) curada por Mattio, donde pueden encontrarse autores tan diversos e inclasificables como Ricardo Romero, Dolores Reyes, Kike Ferrari, Laura Ponce o Leo Oyola.

Al mismo tiempo, es de destacar la edición que Ayarmanot realizó de Buscando a Jake y otros relatos, de China Miéville (edición que incluye, sobre el final, la novela breve El Azogue). Imprescindible para poder entender mejor este movimiento, tanto como las publicaciones que Caja Negra editora realizó de Espacio Negativo, de B. R. Yeager, y Miles de Ojos, de Maximiliano Barrientos.

Casi correlativamente, la editorial Minotauro (pionera en la publicación de grandes clásicos de la ciencia ficción en los 60, 70 y 80) publicó en el año 2022 una antología denominada El tercer mundo detrás del sol, curada por el editor colombiano Rodrigo Bastidas Pérez, que se ocupó de reunir escritores de ciencia ficción de toda Latinoamérica. Allí pueden observarse textos que comprenden una natural inserción en la categoría new weird. Podemos pensar “Éxodo X”, del colombiano Luis Barragán, o en “La conquista mágica de América”, del chileno Jorge Baradit, en los cuales la magia chamánica o el terror corporal son abordados desde la forma de la ciencia ficción, pero ampliando sus horizontes hasta terrenos desconocidos para el género con una marcada identidad latina. Una inspiración literaria renovadora y novedosa para la región y el mundo en general.

Por otro lado, en Julio de 2023, llegó a la Argentina la primera edición de Mundo Weird, de la editorial española Holobionte (editorial conocida por sus publicaciones de libros de filosofía orientada a debates contemporáneos vinculados a la tecnología y el pensamiento posmoderno). El libro en cuestión es el volumen uno de una antología de nueva ficción extraña, en el que podemos encontrar a China Mieville, Gary J. Shipley, Maximiliano Barrientos, Cintia A. Matayoshi, Ana Llurba, y más.

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Tapa último bondi a finisterre

¿Existe la música new weird?

Hasta acá, nada que no pueda encontrarse buceando en internet. Derivas literarias: antologías, autores, recorrido cronológico por el surgimiento y ascenso de una tendencia literaria contemporánea, pero… ¿Qué tal si el new weird en vez de solo configurar una escena actual de escritores es el síntoma de nuestra época? ¿Qué tal si pensamos a nuestra cultura contemporánea como infectada por este virus de lo raro?

Partiendo de la concepción de Fisher, que no circunscribe el new weird a un movimiento exclusivamente literario (ya que, por ejemplo, comprende a The Fall, y a su cantante Mark E. Smith, como una banda y un escritor del género), podremos pensar algunos discos y canciones de rock nacional e internacional como parte de “lo nuevo raro”. Si de lo que se trata es de hablar de la obra de música new weird argentina definitiva, es imposible no pensar en el Último bondi a Finisterre, de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota. Por empezar, se ajusta punto por punto al concepto de Modernismo Pulp fisheriano. Se trata de una propuesta radicalmente experimental, encarnada por la banda más popular de nuestro país. Con una marcada influencia ciberpunk, el álbum presenta a alienígenas dictadores que blasfeman en televisión demagogias insufribles mientras propuestas contraculturales de los setentas devenidas en cerdos reyes, navegan en el menjunje de un rock pornográfico que vendió todos sus ideales (como se puede verificar en la crítica de sí mismo que realiza el Indio Solari en “Alien Duce”)

Hay lugar para alucinaciones consensuales que funcionan por medio de avatares digitales donde existen paradojas temporales en las que a pesar de que todos seamos gente del pasado, nadie quiere volver a ser como era antes (tal y como lo expresa la balada misteriosa y cibernética “Scaramanzia”) También tienen presencia imaginarios de desastre post-apocalípticos donde resuenan carcajadas macabras del pájaro loco en medio de sirenas policíacas, botellas rotas y abrazos de moluscos dignos de pesadillas de Lovecraft, en una ciudad del futuro denominada CyberBabel ("Esto es to-to-todo amigos!") Y a su vez, el terror llega de la mano de fiestas como trampas perversas de payasos desquiciados que son en realidad asesinos seriales, e híbridos mitad humano mitad máquina que fueron policías durante la dictadura y practican el ejercicio de la represión como un viejo vicio jamás olvidado (“Pogo” y “Drogocop”) Estos son solo algunos de los escenarios que despliega aquel colectivo que se desplaza al final de la tierra, que fue la anteúltima obra que la banda de La Plata lanzó, logrando una búsqueda extraña, fascinante.

Por su lado, luego de aquella travesía de samplers, futurismo y géneros raros, el guitarrista de Patricio Rey, Skay Beilinson, sacó su primer disco solista titulado: A través del mar de los sargazos. Al escucharlo, la sensación de estar navegando en una calavera antigua o de recorrer un puerto steampunk olvidado, es ineludiblemente cinematográfica. Las reminiscencias que el Mar de los Sargazos tiene en la literatura fantástica y de ciencia ficción abarcan nombres que van de Julio Verne hasta Horacio Quiroga o Julio Cortázar, lo que ayuda a inscribir a Solari y Beilinson en la tradición de lo nuevo raro rioplatense, sin duda.

La primera canción habla de una manifestación radioactiva que da origen a la aparición de Gengis Kan (remitiendonos a aquel caballero que surca el aire, en el cuento “Buscando a Jake”, de Miéville). Le sigue una kermesse oscura y siniestra, donde diferentes números hacen su aparición narrando un manicomio brutal transformado en una feria de exposiciones macabras en la que aparece un hilo de baba cayendo desde un cielo de plomo. Más tarde llega una breve reflexión sobre lo que queda de nuestro planeta luego de una aparente explosión apocalíptica que realiza un perro mutante. Y estos solo son algunos de los relatos, en forma de canciones, atravesadas por samplers, diversas ejecuciones de guitarra sublimes y orquestaciones a medio camino entre la música étnica de época y la programación digital (que se puede entender como la forma sónica de aquel desarrollo desigual y combinado del que hablaba la filosofía de Trotsky), que enriquecen notablemente esta obra.

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Tapa Mars Volta

Desparasitado en el comatorio, una pesadilla lisérgica rara

En el terreno internacional, el primer disco de Mars Volta, una banda que se encargó de maridar un género masivo como el post-hardcore con otros sofisticados y experimentales como el rock progresivo psicodélico, el krautrock o el afrobeat, no puede quedarse afuera del modernismo pulp que impulsa lo nuevo raro. Las canciones inclasificables y sus temáticas que van desde la ciencia ficción, el realismo mágico, el terror lisérgico y la ucronía hasta cosmogonías inconscientes de alucinaciones de ensueño, califican cómodamente dentro del new weird.

El disco nace con un cuento escrito en lengua pseudojoyceana (cargado de neologismos, relatos dentro de relatos y saltos temporales sin mucha lógica), donde se narran los avatares por los que transita una mente en pleno coma alucinatorio luego de inyectarse una mezcla de heroína con veneno para ratas. Es decir, canción por canción, el disco va contando, bajo el formato de una alocada historia de ciencia ficción y terror lisérgico, todos los capítulos que desata esta alucinación inconsciente. En ese contexto alucinatorio el héroe de la historia, Cerpin Taxt, navega en un barco placenta capullo llamado Ectopic Shapeshifting Penance-Propulsion: ESP), y conoce a, por ejemplo, un cirujano que tiene dos perros como manos, o, en otro tramo, lucha contra una dictadura totalitaria terrorífica y diversas manifestaciones monstruosas que querrán enfrentarlo, para luego relatar la forma salvaje en la que el personaje, una vez recuperado del coma, elije terminar con su vida arrojándose desde un puente

Una forma excelsa de celebrar la vida (y la muerte) de uno de los amigos de la banda, Julio Venegas (quien luego de haber estado en coma eligió quitarse la vida de esa manera). Venegas fue el responsable de inspirar (y ampliar) la búsqueda artística de la dupla Blixer Zavala – Rodríguez López, en su temprana adolescencia en El Paso, Texas. La historia del disco es, por lo tanto, un homenaje a esa relación que los unió en su juventud. Vemos en este réquiem maravilloso, una de las manifestaciones más elevadas del new weird musical que nació casi al mismo tiempo que El Azogue, la novela que terminó por titular al nuevo fenómeno de la cultura de masas que nos animamos a sentenciar que es el género de los nuevos géneros.