“Fonotropo”: el universo onírico y sonoro que propone Sebastián Bianchini

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    Sebastián Bianchini
    Foto: Mariano Nieva
APU ENTREVISTAS

“Fonotropo”: el universo onírico y sonoro que propone Sebastián Bianchini

03 Diciembre 2023

Sebastián Bianchini es compositor y bajista de Árbol desde hace más de 25 años, banda que por estos días está celebrando el trigésimo aniversario de la salida de Guau! (1993), disco que los puso a jugar en las ligas mayores del rock argentino. Consultado por AGENCIA PACO URONDO, el músico hizo un repaso por la historia del grupo nacido en el oeste bonaerense a principios de los ’90 y de Fonotropo, su primer disco solista. “Esto que me dio ganas de hacer no encajaba del todo en Árbol, porque ya tiene su identidad construida, y Fonotropo no podría ser un disco de la banda, porque tiene un montón de cosas que son muy mías” expresó.

Agencia Paco Urondo: Llevás 25 años como músico y compositor de Árbol, banda que acaba de sacar disco nuevo.

Sebastián Bianchini: Hicimos el año pasado un disco que se llama Hongo, que estuvimos tocando. Ahora estamos haciendo una gira como festejo del 20 aniversario de Guau!, que fue nuestro álbum más exitoso en cuanto a números y ese tipo de cuestiones, y nos permitió acceder a mucha más gente.

APU: Mencionaste Guau!, un álbum que los catapultó como grupo y los instaló en la escena grande del rock argentino.

S.B.: Hubo un crecimiento bastante gradual, pero en ese momento fue como muy raro. Para los que son más de esta era y no vivieron todo el paso a la era digital, una cosa que nos pasó es que antes de que saliera el disco a la calle encontramos Guau! en una plaza, lo estaban vendiendo pirata. Se trataba de un demo que se había filtrado en un momento, que nos hizo pensar que había mucha gente a la que le interesaba la banda. Salió el álbum y fue una locura, nos llevó puestos, un poco, también. Hoy, con la experiencia del paso del tiempo, pienso que muchas cosas las hubiese encarado de otra manera, buscando la forma de poder disfrutar más y estar más a pleno.

APU: No debe haber sido fácil, siendo tan jóvenes, encontrarse con un crecimiento tan grande que, incluso, los llegó a depositar en el escenario de Obras Sanitarias.

S.B.: Ya había una estructura que requería convertirnos en algo más grande, una Sociedad de Responsabilidad Limitada, por ejemplo, ya no un grupo de amigos que toca sino que había 13 personas que trabajaban para la banda. Una responsabilidad para con ese grupo de gente. Debíamos administrar muy bien los ingresos, aprender a resolver dificultades y manejar bien los egos. Hicimos terapia de grupo durante muchos años con Fernando Ulloa, que era el analista de Les Luthiers. Aprendimos mucho con él, y nos ayudó en el momento en que nuestro compañero Eduardo Schmidt abandonó Árbol porque no estaba de acuerdo con muchas cosas que opinábamos el resto. Para nosotros fue duro, porque veníamos trabajando de una manera y, de golpe, uno de los miembros fundamentales decide irse en medio de todo ese crecimiento, esa efervescencia.

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APU: Guau! cierra con una versión muy particular de “Jijiji” ¿Cómo se les ocurrió hacer esta construcción coral del clásico de Los Redonditos de Ricota?

S.B.: Como casi todas las cosas que hacemos con Árbol, fue desde un lugar de juego, de lo lúdico. Lo hicimos en un show y hubo una reacción del público que estuvo buenísima. También sentíamos como provocadora e insolente esta idea de encarar un clásico rockero desde una forma que no tenía nada que ver con la versión original. Recuerdo que cuando fuimos a hablar por el permiso con Skay Beilinson y la Negra Poli, el guitarrista de Los Redondos nos dijo: “yo no tengo nada que ver con ese universo de lo coral, pero vayan para adelante. Está bueno, háganlo”. Y lo empezamos a incluir en todos nuestros conciertos.

Tiempo de Fonotropo

APU: En medio de la intensa actualidad de Árbol, hiciste un lugar para Fonotropo, tu primer disco solista ¿Cómo fue su gestación?

 S.B.: Pasó mucho tiempo, dudas e incertidumbres, hasta poder concluirlo. Ahora que existe este disco me siento muy contento, recibí devoluciones muy lindas. Había una cuestión que tenía que ver con el ego, con una lucha contra esa cosa de decir: “por qué tengo que mostrar en otro lado lo que no puedo en Árbol”. En el momento que dejamos de tocar con la banda en 2011, yo me había metido a laburar en sonidos para películas y obras de teatro. A su vez, comencé a investigar en todo lo que tiene que ver con el diseño sonoro, lejano a la música popular, y aprendí un montón. Trabajé en una peli dirigida por Anahí Berneri que se llama Por tu culpa, donde actúa Érica Rivas. Y me propuse como exigencia hacer toda la música incidental con descartes, esos elementos que no servían más y convertirlos en instrumentos. Si bien de eso no quedó casi nada en el filme, sí fue una gran experiencia que me nutrió para ponerme a trabajar en esto que terminó siendo mi primer disco solista. Que es producto también de la insistencia de varios amigos que sabían de esto y me convencieron de que lo publique

APU: En esto de hacer música a partir del reciclaje, alguna vez te vi en un set televisivo con una compañía bastante particular, unos muñequitos de un árbol de Navidad que te hacen de base rítmica.

S.B.: Son unos muñequitos que estaban colgados en el arbolito, con campanas, y tocaban las típicas canciones navideñas. Siempre tuve ganas de convertirlos para que tocaran los temas que yo quisiera. Después de probar con otros sistemas electrónicos, y con la ayuda de Jorge Crowe, alguien que sabe mucho del tema, armé un controlador para esto. Lo que hago es ponerle unas campanitas que están afinadas correctamente y los muñecos van tocándolas junto a unos instrumentos de percusión, funcionando como una banda de acompañamiento. Luego, tengo otro instrumento que se llama Tenori on, que quedó abandonado cuando surgió el i Pad. Un sintetizador con luces y botones, una matriz de muchos puntos que tiene distintas modos de funcionamiento que estoy investigando cómo controlar para usar los samplers y sonidos que elijo para trabajar. Elementos que van siendo abandonados por la cultura del consumo, sonidos que vamos dejando de escuchar como un organito, máquinas de escribir, las videocaseteras, el ruido del mecanismo del cassette, los módems Dial up, etc.

APU: ¿Cómo es el trabajo de identificar qué material va para Árbol y cuál a Fonotropo, teniendo en cuenta que sos el mismo compositor?

S.B.: No es algo que tuve que pensar demasiado. Esto que me dio ganas de hacer no encajaba del todo en Árbol, porque ya tiene su identidad construida. Fonotropo no podría ser un disco de la banda, porque tiene un montón de cosas que son muy mías. Después sí están las cosas que llevo a la banda, donde lo trabajábamos para darle ese color más “arbolero”. Elementos más rebuscados y complejos que están en mi ADN fueron quedando y son las canciones que formaron parte de mi disco solista. Mucho tiene que ver el stick, que es el instrumento principal del álbum, porque es difícil hacerlo encajar con otros sonidos. Una de las cosas que pasa en Fonotropo es que elijo que no haya guitarra, bajo y batería, esos tres elementos típicos del rock con los que estuve ligado toda mi vida. Una elección de no trabajar desde ese lugar, de investigar por otro lado.

"Busco hacer temas que se puedan tocar en un fogón"

APU: Te referiste al stick, ese instrumento de cuerdas de gran amplitud sonora asociado fuertemente al rock progresivo que, sin embargo, lo pusiste al servicio de la música popular.

S.B.: Mi intención es que no se pierda la canción. Me encanta King Crimson, toda esa música, pero yo busco hacer temas que se puedan tocar en un fogón, por más que se armen desde el stick, un instrumento que puede asustarte un poco. Tiene tantas cuerdas que no es lo mismo que salir con una guitarra. Por otra parte, las funciones son muy similares a las de un piano, y tiene esta cuestión particular del ataque al tocar sin pulsar la cuerda, simplemente apoyando los dedos. Al stick llegué a través de artistas como Ricky Sáenz Paz y Tony Levin, a quien cuando vino a Argentina lo fui a ver, en el 95, y me dije: “me tengo que comprar ese instrumento, ya mismo”. Aunque a mí, lo que me atraviesa es la canción popular que hace que no quiera perder lo emotivo que tiene la música. El primer stick que tuve antes de conseguirme el que tengo ahora, lo encontré en una casa de empeños estando de gira con Árbol, en el 2000. Le faltaban unas partes, estaba bastante chocado. El stick es un trabajo de un luthier que se llama Emmett Chapman, quien falleció el año pasado; siguen el legado sus hijos y su mujer, conformando una empresa familiar muy pequeña. Me contacté con él cuando compré el instrumento que lleva el número 292, buscó en su cuadernito todo anotado con lápiz, se fijó a quién pertenecía y me dijo: “esto fue de Chick Corea, que se lo pasó a su asistente” y después le había perdido el rastro. Tiene un registro de todos los músicos a quienes le hizo el instrumento y un constante feedback de qué cosas modificaron del instrumento en pos de la necesidad del músico. De ese primer instrumento que yo tuve, que era del ‘76 (el que tengo ahora es del 2011), cambiaron un montón de cuestiones técnicas que el tipo fue desarrollando con el ida y vuelta de los usuarios del instrumento.

APU: ¿Cuánto tiempo te llevó componer las 10 canciones que contiene Fonotropo?

S.B.: Es un período bastante largo, desde cuando dejamos de tocar con Árbol y entramos en un impasse. El tema con el que abre el disco, “Salta”, fue el primero que hice en ese momento. Tiene que ver con esa cuestión de animarse a intentar otra cosa dejando atrás lo que venía haciendo. A su vez, traté de respetar el orden de los temas de cómo los fui componiendo, buscando no perder el concepto. Es un álbum redondo, en ese sentido.

APU: Nahuel Briones es uno de los invitados en la placa, pone su voz en “Abrazo” ¿Qué pensaste que podía aportar a la canción y que mirada tenés sobre la música urbana?

S.B.: Dentro del mundo de la música urbana, hay cosas que me gustan mucho y otras no tanto. Lo desprejuiciado que son, por ejemplo. Quizás tenga que ver con una resistencia a tanta simpleza. Con respecto a Nahuel Briones, es un artista que descubrí en este último tiempo, me parece muy interesante lo que hace. Justo cuando estábamos grabando con Juanito el Cantor, que fue el productor del disco, me sugirió que en ese tema participe Nahuel. Lo llamamos, aceptó y me parece que funcionó súper bien.

APU: ¿Y de la colaboración de Leo Maslíah, que nos podés decir?

S.B: Leo Maslíah (quien es un referente para mí) participó en “Cigarrillos”. Un honor enorme de poder tenerlo cantando conmigo, un músico que me enseñó un montón a través de su obra, esa cuestión del absurdo, ese juego de palabras que suele usar. Me doy cuenta que hay mucho de eso en mi música, también.

APU: ¿Estás pensando en presentar en algún momento en vivo Fonotropo?

S.B.: Tengo la intención de hacer un concierto/instalación sonora en algún espacio que no sea una sala de conciertos, sino que se pueda generar una escucha desde otro lugar, que tenga estos elementos que estoy desarrollando vinculados con las luces y el audio, un trabajo con micrófonos magnéticos, cosas que estoy investigando y que tengo frenado para cuando tenga el tiempo disponible. Lo que estoy haciendo con este proyecto solista es encararlo desde el disfrute personal. Cuando puedo lo hago, cuando tengo energía para encararlo, me mando y presentaré todo este universo onírico.