Jorgelina Avigliano: saxofonista todo terreno
Entrevistada por Agencia Paco Urondo, la saxofonista Jorgelina Avigliano repasó sus comienzos con el instrumento y la prueba de fuego que significó integrar, junto a grandes músicos, el programa de cable NET, conducido por el periodista Germán Paoloski. También conversó sobre su vínculo artístico con el inolvidable Willy Crook y de cómo llegó a formar parte de La Kermesse, junto a los ex integrantes de Los Redonditos de Ricota. “No era fanática de Los Redondos, aunque siempre me pareció que los temas estaban buenísimos, pero nunca fui una mina seguidora. Empecé a conocerlos y a darme cuenta de lo hermoso que es, tocando con Sergio, Semilla, Tito Fargo y el resto de los chicos. Ahora, soy ricotera a morir”, concluyó.
Agencia Paco Urondo: Muchos te conocimos a través de NET, el programa televisivo que hace unos años iba por las noches en la señal de cable Fox Sports, cuando alternabas con la también saxofonista Tamara Kreimer.
Jorgelina Avigliano: Claro, entré como suplente de Tamara Kreimer, siempre que ella no podía, iba. Y bueno, se armó algo lindo, ahí, con los músicos, con Fabián “Zorrito” Von Quintiero, y con Germán Paoloski, que es un divino. Siempre me abrió las puertas con la mejor. Nunca es tarde fue un programa que estaba muy bueno, porque pasaban muchos artistas, músicos, actrices y actores muy piolas. Hemos tocado al lado de músicos increíbles. Recuerdo cuando hicimos el tema de Pappo, “Rock and Roll y Fiebre”, con el periodista Tití Fernández que estuvo buenísimo, no me olvido más.
APU: ¿Te costó mucho poder disfrutar de la televisión, por el grado de exigencia y exposición que tiene el formato?
J.A.: Costó, por eso empecé tímida y pidiendo permiso. Fue muy importante el marco, lo que iba pasando alrededor, tanto con los músicos, el productor y también con Germán, el conductor. O sea, cómo se va generando el clima para que una se sienta cómoda. Nunca me hicieron sentir la suplente. Se laburaba en equipo y me fui relajando, tomando seguridad. El hecho de ir con cierta regularidad, colgarme el caño y salir a tocar, hacía que no me quedara otra que curtirme. Eso me hizo muy bien, escénicamente, ir al frente; la banda era un camión que iba para adelante y para mí fue un empuje muy copado.
APU: ¿Podemos afirmar que Karina Zew fue muy importante para que te inicies con el saxofón? ¿Y Willy Crook, tu gran referente?
J.A.: Si totalmente, a Karina la amo porque fue mi musa. Gracias a ella, empecé con el saxo. Por verla tocar este instrumento tan lindo fue que arranqué a estudiarlo. Me fascinaba, la escuchaba y le decía a mi papá: “No quiero fiesta de 15, comprame un saxofón” (risas). Y como bien decís, Willy para mí, fue un referente muy grande. Toqué varias veces con él pudiendo, por suerte, entablar un vínculo. En un momento, tuvo un programa llamado “El Yo – Quien Club”, por FM Radio Nacional Rock y me entrevistó. La verdad fue todo un honor, porque Crook siempre fue capo. Lo podés ver en los discos que hizo, el legado que dejó y la cabeza musical de alto vuelo que tenía.
APU: ¿Cómo fue tu formación musical?
J.A.: Me recibí en el 2008 como instrumentista en el área de Jazz, en la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA). Título terciario muy lindo, que me costó 8 años lograr. Es una carrera larga, intensa, tiene bastantes materias. Pero eso me dio herramientas para poder defenderme. Leer partituras, si tengo que estar en una sección de caños en donde hay que leerlas, lo hago. Ahora, ahí mismo, estoy haciendo el profesorado de música.
APU: Si te pregunto por influencias y gustos ¿A que saxofonistas mencionarías?
J.A.: Hoy por hoy, son los saxofonistas de funky smooth, que es un palo medio melódico, con un sonido de saxofón, casi como si fuera una voz. Me atrae el lenguaje expresivo que puede tener el saxo. Me gustan mucho Eric Darius, Dave Koz, Gerald Albright, Maceo Parker, un montón de saxofonistas funk que me encanta tocar. Por eso me compré el pedal, y tengo una boquilla que tiene ese estilo, ese sonido.
APU:¿ Cómo podrías describir las características en la familia de los saxofones?
J.A.: Tenemos soprano, alto, tenor y barítono, así como te los nombré van del más agudo al más grave. Respecto a las llaves y a las notas, es todo lo mismo. Lo único que cambia es el registro y la afinación respecto al piano y la guitarra. Mentalmente, es un quilombo ser saxofonista, porque tenés que estar todo el tiempo moviendo las notas, pero es lo que me gusta. El ideal para empezar a estudiar es el alto. Es el que tiene un registro intermedio, ni muy grave ni muy agudo.
APU: ¿Nunca se te dio por dar clases con el instrumento?
J.A.: Clases particulares no, siento que no es lo mío. Estoy en escuelas como maestra de música, pero estoy más en la movida de eventos, tocando saxo con pistas en casamientos y cumpleaños. Está buenísimo, porque ahí encontré una veta propia, donde toco de todo un poco, sola, ayudada por un micrófono inalámbrico que me permite moverme entre la gente. Y la verdad, salen cosas muy copadas, interpreto temas de Coldplay, Sting, Lenny Kravitz, Nathy Peluso y Fito Páez.
APU: Por estos días te vemos muy seguido en la Kermesse redonda, tocando al lado de Sergio Dawi, como si fuera una continuación de lo compartido y aprendido con Willy.
J.A.: Tuve la fortuna de haberlo conocido a Sergio Dawi, saxofonista de Los Redondos (hoy Kermesse), y ahí se continua todo lo que aprendí con Willy, es una extensión, me sigo cultivando con Sergio, un capo nivel dios del saxo y de la música. Un tipo muy creativo, y quien para mí fue como un disparador para hacer música desde otro lado, buscando cosas distintas. Me abrió un mundo, también, eso me dio mucha seguridad. Cómo moverme en el escenario, la forma de tocar. La verdad que tengo suerte, debo decirlo. Por eso, trato de ser como una esponja de todos estos grandes que se cruzan en mi camino. Manejándome con mucho respeto y cuidado.
APU: ¿Cómo llegás a ser invitada casi permanente de Los Decoradores? ¿Disfrutabas desde siempre la música de Los Redonditos de Ricota?
J.A.: A La Kermesse estaría llegando por el espíritu de Willy Crook, porque ya no estaba más. Un año después de su muerte, me llamó Sergio Dawi y me propuso tocar con Los Decoradores y yo no lo podía creer. Empecé igual que en la tele, fue un proceso y ahora estoy retranqui, lo disfruto. Cada show es una fiesta musical, humana. Y en el público, que hay como un ritual que veo y me encanta. No era fanática de Los Redondos, aunque siempre me pareció que los temas estaban buenísimos, pero nunca fui una mina seguidora. Empecé a conocerlos y a darme cuenta de lo hermoso que es, tocando con Sergio, Semilla, Tito Fargo y el resto de los chicos. Ahora, soy ricotera a morir (risas).