Mauricio Kartun: “El teatro es de una fragilidad de cristal, hay que encontrar cómo seguir o hundirse”

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Mauricio Kartun: “El teatro es de una fragilidad de cristal, hay que encontrar cómo seguir o hundirse”

11 Abril 2021

Por Silvina Gianibelli |​ Ilustración: Matías de Brasi

Caín, Abel y la versión conurbana del mito. Eso es Terrenal.

Caín productor morronero. Abel vagabundo, vendedor de carnada viva en una banquina del asfalto que va al Tigris. Hermanos a los bifes compartiendo un terreno, su edén berreta, partido al medio, al que nunca podrán volver morada común. La dialéctica imperecedera entre el sedentario y el nómade. Y Tatita, siempre ausente, que regresa al fin ese domingo melancólico. Esta trascendental obra de Mauricio Kartun en la que actúan Claudio Da Passano, Tony Lestingi y Claudio Martinez Bel, puede verse los sábados a las 20:00 hs en Caras y Caretas (Sarmiento 2037, CABA) y las entradas se puede adquirir a través de Alternativa.

AGENCIA PACO URONDO: Después de haber estado un año en contacto total con la naturaleza, desde la orilla atlántica ¿cómo vivís la vuelta hacia la ciudad, nada más y nada menos que con Terrenal?

Mauricio Kartun: Bueno, tampoco es que me retiré al bucolismo pastoril, fue un año de plantitas pero sobretodo de series, te diría. El rebusque humano de adaptación es su sello en la naturaleza. Nos amoldamos. No está demasiado placentero ahora lo urbano, digamos, todo se complica, pero reponer Terrenal me da tanto gusto que lo demás pasa al fondo.

APU: ¿En qué sentido considerás que Terrenal nos convoca, hoy, en su modo de contener un relato, de darnos luz?

M.K.: Los mitos tienen una rara supervivencia, son como los virus: a nuevas condiciones adquieren nuevas formas porque su sentido es justamente la permanencia. En su versión pandemia tal vez se potencie mucho ese pensamiento abelista de apartarse de la producción compulsiva, del hacer frenético, y dedicarse a estar. Y a ser.

APU: En un mundo que espera la solución de la pandemia, supongo que la obra se transforma más mítica: todos somos Caínes y Abeles…

M.K.: Justamente. En situaciones límites todo arquetipo se potencia. El vecino que siempre ayuda puede volverse pegajoso, y el que siempre ostenta música fuerte se vuelve un torturador.

(Foto: Camila Alonso)

APU: Una nueva interpretación de Tatita, tiende un manto de expectativas amorosas; ¿cómo viviste esta presencia escénica de Claudio Da Passano?

M.K.: Dapa es un actor de gama riquísima. Pero en este caso aprovecha además un atributo único: conoce el espectáculo desde adentro de muchas temporadas haciendo otro de los personajes, el de Abel. Puede jugar en el nuevo rol como ningún otro actor podría hacerlo, porta el adn familiar del espectáculo. Estamos disfrutando muchísimo los ensayos porque en cada uno encuentra nuevas resonancias de viejos parlamentos, aparecen montones de juegos nuevos. Y los otros dos actores potencian aún más su talento. Va a ser una nueva versión muy renovada.

APU: Mientras el mundo nos tiene entretenidos con el derrotismo, Terrenal camina hacia lo que todos esperamos: ¡volver al teatro!

M.K.: Hay algo razonable en el andar nómada: marchás cuando hay luz y cuando oscurece acampás. Aprovechamos ahora que clareó un cacho y avanzamos. Y si luego volvemos a parar nadie te quita lo recorrido. Lo importante es mantenerse en marcha.

APU: Sos el Pugliese del teatro, siempre con el equipo en cooperativa. Podríamos decir que es tu propio edén criollo… ¿cómo viven la vuelta grupalmente?

M.K.: Si Terrenal llegó a su octava temporada no ha sido nomás porque el público la demande. Hay una mística interna que la sostiene. Y una mítica, la del propio relato que uno se arma en cada laburo, la del desafío estético y porque no la del de intentar esto como modo de vida en un campo tan poco dado a dejar un mango como el del circuito independiente. Creo mucho en hacer ese aguante. Y todo el equipo, claro, eso es lo importante, porque de ese equipo depende absolutamente todo. El teatro es de una fragilidad de cristal. Un actor se fastidia y se va. O le ofrecen un trabajo mejor. O como nos sucedió, lo más horroroso, lo más trágico, nuestra fragilidad física: un actor se enferma, un actor se muere. Y hay que encontrar como seguir o hundirse.

Leí alguna vez por ahí que el origen de la palabra equipar es subir a un barco todo lo necesario para una larga travesía. Un equipo es eso: un acopio de soluciones posibles que funcionan como un organismo.

APU: Siempre, atento al oído poético del espectador y en contacto frecuente en las redes con ellos; ¿qué te conmueve especialmente de este tiempo en lo que te manifiestan?

M.K.: La relación entre el dramaturgo y el público fue desde siempre y hasta hace pocos años un intercambio implícito. Y anónimo en parte porque los aplausos, las risas los abucheos no tenían nombre. Pero las redes sociales crearon una especie de platea virtual expuesta. Le prende la luz a la sala, te los presenta, te permite escucharlos, identificarlos. Y a veces, claro, te condena a hacerlo. Lo que nos conmueve (como equipo justamente), es comprobar allí la reincidencia de ese público, el espectador que vuelve tres o cuatro veces a ver el espectáculo. Y te obliga, claro, a mantener muy viva cada función, no permite achancharse. Del teatro achanchado no facturás ni chorizo.

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FICHA TÉCNICA-ARTÍSTICA

Autoría: Mauricio Kartun

Actúan: Claudio Da Passano, Tony Lestingi, Claudio Martinez Bel

Vestuario: Gabriela A. Fernández

Escenografía: Gabriela A. Fernández

Iluminación: Leandra Rodríguez

Diseño sonoro: Eliana Liuni

Fotografía: Patricio Vegezzi

Asistencia de escenografía: Maria Laura Voskian

Asistencia de dirección: Alan Darling

Dirección: Mauricio Kartun