Miguel Cantilo: “Estamos todos inmersos en la distopía de este sistema, tratando de zafar”
El músico Miguel Cantilo, pionero del rock argentino, conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre su notable trayectoria, desde sus comienzos con el dúo Pedro y Pablo hasta la actualidad.
Agencia Paco Urondo: ¿El gran triunfo que tuvieron ustedes, los pioneros, fue traducir y hablar en nuestro idioma esas canciones que venían de afuera, creando todo un movimiento como es el rock argentino?
Miguel Cantilo: Algo así, reproducir un poco lo que nos apasionaba escuchar en otros idiomas y hacer nuestra versión local. En respuesta a la música popular en castellano que había en ese momento, que era muy mediocre, canciones muy poco inspiradas, pegadizas en su mayoría, no había un mensaje poético. De hecho, se cantaban más los boleros, tangos y folklore que la canción popular, estaba degradada y solamente había ídolos que tenían canciones comerciales y que eran muy famosos, pero eran tres o cuatro, el resto era de muy mala calidad.
Empezó a aparecer gente como Lito Nebbia, como Los Shakers. Lito fue el primero en mover un repertorio diferente, nosotros lo que hicimos fue sumarnos a esa movida y aportar lo nuestro.
APU ¿Cómo te cruzás en el camino de la vida con Jorge Durietz?
M.C.: Éramos vecinos. Ahí existía mucha modalidad de barrio. Había uno que tocaba la batería, lo llamabas; otro que tenía una grabador y arreglabas para ir a grabar a la casa. Se movía todo en un contexto muy barrial y Durietz vivía a cuatro o cinco cuadras de mi casa. Empecé a frecuentar la suya, a cantar juntos, y en un momento nos eligieron para representar a la música en castellano. Ya teníamos cierto repertorio, hacíamos covers de los Beatles, pero después de hacerlo un año descubrimos que podíamos tocar nuestras propias canciones. Seguíamos aplicando un poco el formato de los Beatles, de dos, tres voces y así se formó Pedro y Pablo. La cosa amistosa de barrio, pasó a profesionalizarse.
APU: Con Jorge eran muy jóvenes, había un contexto en ebullición permanente pero también de lucha armada y la izquierda miraba con recelo al rock ¿Cómo vivían ustedes toda esa situación?
M.C.: Era muy seductor todo lo que venía de la movida que iniciaron los Beatles, Rolling Stones y todos la gama enorme de grupos ingleses y americanos que enriquecieron el cancionero. La postura ideológica no nos afectaba porque representaba la actitud de gente un poco mayor que nosotros, que estaba más politizada, más atenta a la movida política, ideológica. Nosotros estábamos muy enchufados en desarrollar un oficio que era cantar y componer. Sabíamos que había una mirada, a veces, despreciativa de lo que hacíamos, pero no nos importaba porque estábamos muy enchufados en mejorar el nivel, no dejábamos de ser principiantes. Las objeciones tanto del lado político como del lado de lo convencional realmente no nos afectaban.
APU: Un cuestionamiento fuerte fue el famoso Festival de la Solidaridad Latinoamericana que se hizo por los soldados de Malvinas, donde estuvo todo el rock argentino en ese escenario, ¿Cómo tomaron la recepción de la propuesta y qué te parece que pasó allí, mirándolo a la distancia?
M.C.: Son tanto los festivales que he participado de esta naturaleza que no tengo una individualización clara de lo que pasó. Lo que sí me acuerdo es que hubo una solidaridad general con el tema Malvinas, muchos grupos diferentes que tocaban unas pocas canciones, pero la verdad es que no tengo ningún recuerdo particular de algo que haya sido diferente a otros.
APU: Hace poco se cumplieron 50 años de Conesa, un disco clave en la historia del rock argentino ¿Qué te pasa hoy cuando interpretás esas canciones, qué sucede en el cuerpo?
M.C.: Como cantante, lo que seduce es que eran canciones, en su momento, que fueron novedosas y sonaban bien, estaban bien tocadas. Rememorarlas es ponerme en ese punto, interpretar algo que me gusta. Creo que a uno se le divide un poco el oficio entre el intérprete y el autor, me identifico en esos casos más con el intérprete. Tomo la canción como si ni siquiera fuese mía, la interpreto lo mejor que puedo y trato de dar las notas que he dado en ese momento, de crear el clima que se creaba. Cuando compuse esas canciones no tuve en cuenta que podía llegar a estar cantándolas 50 años después.
Es un halago que la gente me las pida y la pueda cantar, pero desde otro punto de vista es una pena tener que seguir cantando los mismos temas, la misma temática, sin encontrar soluciones para las mayorías, para el pueblo, para los mismos seguidores de la canción, porque la problemática que plantea se mantiene vigente ya que los problemas no han sido solucionados.
"Tenemos que enfrentarnos a esa realidad, no se la puede evadir disimulando o negándola".
APU: Despertar, este nuevo disco que estás mostrando, hace de puente con algunos de esos tópicos, en insistir sobre el amor, cuidarnos, estar atentos a la postverdad que instalan los medios de comunicación, seguís recogiendo la piel sensible para hacerla canción.
M.C.: Creo que no es solo despertar a cierta gente que puede estar sintonizada con lo que hago sino despertarnos todos, inclusive quién lo propone. Despertarnos de esa actitud de presionarnos a seguir por la forma de vida que se nos propone en esta sociedad caníbal donde el ser humano es objeto de esclavización laboral, de interminables deudas impagables y de sufrimiento para llegar a fin de mes. Estamos todos inmersos en un sueño provocado hábilmente por los diseñadores del sistema que no son ninguna entidad abstracta, sino pequeños grupos de altísimo nivel económico, menos cantidad de personas de las que suponemos que están manejando la economía mundial y conduciendo a la esclavización de las multitudes para la generación de sus finalidades comerciales.
Estamos todos inmersos en la distopía de este sistema, tratando de zafar. No me considero un hombre despierto sino uno que intenta despertar y despertar a los demás de una pesadilla. Es lo que trato de exponer detalladamente en el álbum. La única manera es tomar conciencia.
APU: A lo largo de tu vida habrás tenido diferentes momentos, pero ¿Sentís que hay escape a eso que nos quieren imponer?
M.C.: No es exactamente precisa la palabra escape. Lo que hay es un enfrentamiento, tenemos que enfrentarnos a esa realidad, no se la puede evadir disimulando o negándola, con distracciones. Es un enfrentamiento entre el individuo y el sistema. El individuo acepta ser manejado, controlado por el capital y ser un objeto de consumo desaforado y de las tecnologías de entretenimiento, o se niega y corre los riesgos que implican enfrentarlo. Cuál es la finalidad de que yo esté acá, cómo puedo hacer para vivir esta vida de una manera que no sea sufriendo sino sintiendo estímulo por lo que hago. Tiene que haber un compromiso con lo que realmente sabe que le hace bien y le gusta porque si no, terminamos en contradicciones que nos llevan a adicciones, enfermedades, a la infelicidad.
APU: Despertar es el disco trigésimo segundo de tu cosecha personal, 14 canciones grabadas en Buenos Aires y España que no dejan de ser un canto colectivo porque hay muchos invitados, como Hilda Lizarazu, León Gieco y Javier Malossetti ¿Cómo fue la convocatoria a estos grandes artistas y amigos tuyos?
M.C.: Son colegas a los que admiro por su trayectoria. Este disco lo produje con un músico argentino que vive en España, que se llama Mariano Díaz. A medida que íbamos avanzando en la composición y la producción del álbum, se nos iba ocurriendo tener invitados que realzaran, fortalecieran el resultado final. Empezamos a barajar nombres, algunos los conocía el productor, otros el técnico de grabación, Pablo de la Losa, que manejaba la parte de técnica la parte de grabación desde los Estados Unidos. Todo esto fue hecho así: los invitados se sumaban desde la Argentina, nosotros estábamos en España, utilizamos mucho las ventajas que nos proporcionan las tecnologías para aprovechar la invitación de estos monstruos que muy generosamente se sumaron, aportaron lo suyo y creo que le dieron diversidad.
APU: Le has dado prioridad al formato físico del disco.
M.C.: El álbum en sí, el soporte físico como suele decírsele al compacto, ya está en las disquerías en general. Hay material subido a las plataformas digitales, no el disco completo, le hemos dado preponderancia a la salida del físico porque somos fieles al compacto que ha sido dejado de lado con el tiempo. La gente, muchas veces, no tiene reproductor para escucharlo, pero nosotros creemos que es un digno sucesor del vinilo y entonces fabricamos cada vez que hacemos un disco, una tirada de compactos. La casa donde voy a firmar los contratos es una disquería que tiene la particularidad de rastrear ediciones históricas, discos inconseguibles. He publicado este mismo año, a través de esa disquería, una grabación que hice hace 20 años con Cubero Díaz y el Mono Insaurralde. Ese tipo de capturas las hace esta disquería, RGS.
APU: Vienen presentando Despertar con shows donde combinan estas canciones nuevas con los clásicos de Pedro y Pablo, de Punch.
M.C. En una gira que hicimos durante septiembre, octubre, vimos que la gente disfruta mucho de esa combinación de escuchar canciones de años atrás, volver a sentir lo que sentía, y descubrir temas nuevos, la intensidad con que estamos interpretándolos, ir poniéndole toda la misma fuerza que le ponemos a los temas viejos.
APU: Me acordé de tu regreso con Cantillo y Punch con esa propuesta más new wave que fue difícil, al comienzo, para el público que estaba acostumbrado a aquel Miguel Cantilo más progresivo.
M.C.: Reaccionó muy mal porque creyó que se los estaba traicionando, que yo me había vendido a la música comercial, pensó lo peor. Entonces hubo que convencerlo a través de varias actuaciones de que la música que traíamos era muy digna, que canciones como “A donde quiera que voy” tenían mucho valor. De hecho, tuvimos el apoyo de la radio que las pasó mucho tiempo y gracias a eso pudimos llevar adelante la propuesta de Punch, pero tuvimos mucha adversidad con el público por ese prejuicio que tienen, a veces los públicos, de creer que un artista está haciendo algo que no es de su apetencia. Cuando en realidad no tiene la paciencia de esperar y escuchar. Nos pasó en alguna ocasión con “La marcha de la bronca”, al principio, porque la gente no conocía el contenido y la rechazaba porque ni siquiera la escuchaba atentamente.