Tiempo de carnaval
Por Gabriela M. Canteros
Las provincias del norte de Argentina celebran el carnaval con un conjunto de representaciones artísticas de diferentes culturas: el Pim Pim de la cultura Ava Guaraní, la saya que marca la inexistencia de una frontera cultural con el hermano país de Bolivia, la batucada como una representación más cercana a las murgas del Río de la Plata y las comparsas modernas que son el signo de lo nuevo representando a la música de moda y a la juventud ávida por expresarse a través la danza y la cultura.
El Carnaval del Norte es una tradición milenaria. Las celebraciones se constituyen a partir de la colaboración de los representantes de cada grupo cultural que presenta su comparsa, Pim Pim, murga, carnavalito, máscara suelta, batucada u otros. Los nombres de las comparsas y grupos culturales hacen alusión a antiguos caciques, celebraciones o nombres de la música popular actual; el pasado y el presente confluyen así en una tradición que tiene como principal característica y eje ofrecer ofrendas a la Pachamama en un ritual cíclico que se repite año tras año.
Forman parte del programa anual desfiles de comparsas, bailes populares, shows artísticos con artistas locales y regionales. Los mismos integrantes trabajan incansablemente en la confección de sus trajes y también diseñan sus apliques: hombro a hombro cosen, tejen, bordan. Hijos, padres, nietos, abuelos, familias completas demuestran con sus bailes la fortaleza y destreza que poseen. Los participantes de las comparsas y pimpines se sienten convocados por la naturaleza y la Madre Tierra y así lo declaran en sus cantos y oraciones; en medio de las celebraciones también confluyen agradecimientos a Dios de parte de quienes profesan la fe católica, dando cuenta de la vigencia del sincretismo cultural y las huellas de la conquista de América y la colonización cultural.
Los habitantes de la región esperan con expectativa los días de fiesta popular: bailando al ritmo de los sikus, el erquencho, el charango, los bombos, las cajas y pingullo. Al desfile de comparsas y pimpines se suma cada noche la participación de los grupos locales de música tropical y folclórica. Para acompañar los rituales celebratorios se utilizan flautas, cajas, pinguillos y bombos; inciensos, bebidas espirituosas, comidas tradicionales; harina, talco, barro, pintura corporal, máscaras y vestimentas creadas especialmente para la ocasión celebratoria.
Durante los meses de enero, febrero y principios de marzo es tiempo de Ara Yevi (tiempo de diversión) y de Arete Guasú (la fiesta grande), celebraciones similares pero a la que cada localidad y familia le imprime su color, pero siempre con ofrendas colectivas a la Madre Tierra, la "Pachamama"; una conmemoración celebrativa que persiste en el tiempo y en la cultura de los pueblos originarios.