Tweety González: “Buenos Aires es una de las cinco ciudades con más música en el planeta”

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    Tweety González
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APU ENTREVISTAS

Tweety González: “Buenos Aires es una de las cinco ciudades con más música en el planeta”

17 Marzo 2024

Tweety González, músico y productor, conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre su larga trayectoria, los pro y contras de la tecnología y de su más reciente álbum.

Agencia Paco Urondo: Sos un productor que ha trabajado con muchos artistas ¿Cómo ha sido y cómo ves el rol del productor, hoy?

Tweety González: Es muy distinto a cuando empecé porque la tecnología cambió, para empezar. Hace que más gente se pueda llamar productor. Ahí tenemos que empezar a separar la paja del trigo, hay productores y productores. Hay tipos de música que son muy específicos, otros más genéricos, y lo que está muy de moda es el productor de música urbana. Que se puede hacer con un Home Studio, con una compu, una placa y un micrófono. Es como la insignia de esa camada de esa generación de productores. Vengo de la época precomputadoras y sufrí la transformación, en 40 años de carrera vi todo, la mitad la hice sin compu y la otra mitad con, tengo como comparar.

APU: ¿Fue difícil ese paso o se dio de manera natural?

T.G.: Fue muy paulatino, no fue rápido. Hoy tenés 15 años, prendés la compu y es un paraíso. Cuando empezaron las computadoras era mucho más rudimentario, todo, más elemental. Te estoy hablando a fines de los 90, principios de los 2000, ahí se empezó a dejar de usar cinta para usar las computadoras. Aunque yo usé el digital desde que existe la palabra, de los ´80 con el midi, los samplers. Para mí fue un eslabón más de una cosa que empezó antes, no es una cosa nueva.

APU: Tu primer trabajo fue con Celeste Carballo.

T.G.: Fue mi primer trabajo en el rock argentino, en el año 83, con una banda superlinda que estaba Lito Epumer, Lucio Mazaria y Paul Dourge. Un año intenso. Eso fue cuando Celeste estaba haciendo Me vuelvo cada día más loca, que fue el disco donde la pegó, cuando apareció, que hicimos una Obras. Al año siguiente empecé a tocar con Moro Satragni y Oscar Moro, que era el baterista de Serú Girán. Como superfan que vio todos los conciertos de Serú, era un flash estar tocando con él. Toqué nueve meses y después empecé a hacerlo con Fito hasta el 89, que empiezo a tocar con Soda.

APU: ¿Un Soda que, al principio, no te cerraba, con el sonido y con la música?

T.G.: A mí me empieza a cerrar Soda a partir de Ruido Blanco, cuando escucho el disco en vivo, digo “acá ya hay una cosa más seria”. Me había quedado la imagen del primer disco que era una banda de ska y yo estaba en otro canal, con el jazz rock, ellos con la new wave, nada que ver.

APU: ¿Con ese oído de productor o como fan, que fue lo que no te movilizó?

T.G.: Nunca escucho como productor. Eso es cuando te sentás trabajar.

APU: Podés separar eso.

T.G.: Lo tengo superseparado. Sigo siendo fan, comprando un montón de música, tratando de descubrir artistas nuevos todo el tiempo. Hoy, que la música es más barata que nunca, me parece raro cuando me encuentro con gente de 20 años que no conoce nada. Que yo le tengo que decir las cosas nuevas que hay, no ellos a mí.

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APU: Sos como un curador, porque además tenés tu propio canal, tu plataforma donde vas mostrando música que, a tu juicio, merece ser escuchada.

T.G.: Tengo mi sello, Twitin Records, y por otro lado tengo, por ejemplo, una playlist en Spotify que se llama Música Argentina, esa que nos gusta mostrar. Cada dos semanas lo voy actualizando y hay música que me gusta de artistas que tienen menos de 35 años y canciones que tienen menos de tres años. Estoy bastante actualizado de todas las cosas nuevas que hay, más que lo normal, es la parte divertida, a mí me gusta eso. 

APU: ¿Es música nacional, solamente?

T.G.: Solamente música nacional, hay más de 24 horas. Buceo y las subo.

APU: ¿Podemos decir que el rock argentino goza de buena salud a aquellos puristas que dicen que no tiene más nada que decir?

T.G.: Los puristas que se pongan a buscar y a escuchar esta playlist que tiene más de 500 canciones. Aunque te gusten 50, te tape la boca.

APU: Tenemos todo al alcance de la mano, pero pareciera que es contraproducente, a la hora de buscar la novedad.

T.G.: Creo es vagancia y no saber ni por dónde empezar. Yo, por ejemplo, tengo una suscripción paga de YouTube y sigo a 900 canales de música. No me va a tirar un video que no me guste, siempre me tira cosas buenas porque está alimentado por 900 cosas que me gustan.

APU: Volvemos un poco para atrás y te pregunto por Fito ¿Qué recuerdos tenés de aquella época?

T.G.: Es un pedazo bastante activo de tu vida. Veintipico, los dos la misma edad, con gustos musicales que en algunos puntos coincidían y en otros no. Fue una experiencia muy linda y un honor verlo a él crear cosas que hoy son clásicos de la música argentina. Estar presente en esos momentos, para mí, es más valioso que un Grammy.

APU: Y fuiste parte de ese disco que es parte aguas de la historia del rock nacional, El amor después del amor, y también has intervenido en la nueva versión ¿Cómo fue meterte de vuelta con ese material?

T.G.: Para mí fue superdifícil, me tocó un tema como “Pétalo de sal”, que era uno de los más acústicos y en el que yo prácticamente no había hecho nada, porque estaba la canción así, muy pelada, y con Spinetta ahí cantando, en una parte. La verdad, creo que dijeron “el más difícil, para Tweetty”. Pasé por todos los estados. El primero, de un poco de pánico, de la hoja en blanco y no saber cómo empezar. Después, se me fueron ocurriendo cosas y tomó velocidad. Cuando a Fito le gustó lo primero que le mostré, ahí ya tomamos velocidad.

“La tecnología hace que más gente se pueda llamar productor”.

APU: Sos un músico de rock, sos del palo, pero no tenés ningún problema para meterte con otros géneros.

T.G.: Es trabajo y de todo aprendés algo. A veces aprendo más de una producción de un género que no consumo (porque tengo que estudiar y meterme un poquito en ese nicho) que con cosas que están en una zona de confort. Está bueno salir de esas zonas, cada tanto.

APU: Es que ustedes siguen aprendiendo, siguen buscando eso que los conmueve, la novedad para seguir enriqueciendo su trabajo.

T.G.: A la vez, se pone cada vez más difícil, porque el paladar se te pone cada vez más negro y nada te hace nada. Sufro, por ejemplo, cuando tengo que grabar guitarristas. Porque trabajé muchísimo con Cerati. Después de jugar con Messi, los demás son malos, con el debido respeto de los demás, pero es mucha, la diferencia.

APU: ¿Cerati es el uno del rock en habla hispana?

T.G.: Sin dudarlo, como Gardel es el uno en el tango. Gustavo es más grande fuera de Argentina que dentro y te explico por qué. En Latinoamérica no hay una contrapartida, en Argentina sí, tenés al Indio. Viste cómo es Argentina: Boca, River; K, antiK; peronista, antiperonista. Es una moneda, tiene las dos caras. No hay otros Cerati en Latinoamérica, no hay ni quien corra de cerca.

APU: ¿Cómo ves el nivel, si se puede generalizar, de los espectáculos en Argentina?

T.G.: Camino Latinoamérica bastante y puedo comparar con otros países y nos llevamos puesto el continente, de pé a pá, en calidad, en variedad y (ahí me sale lo porteño) Buenos Aires ni te puedo explicar. Tiene una cantidad de música, para mí es una de las cinco ciudades con más música del planeta. No nos damos cuenta porque lo naturalizamos.

APU: Vas a ver de todo, a artistas locales, a los internacionales que vienen.

T.G.: Internacionales muy poco, con los dedos de la mano, me tiene que gustar mucho porque le escapó al estadio, también. No me gusta el show de estadio. Es incómodo, para mí, es un curro.

APU: Con respecto a eso, hablamos de Soda y me acordé que se presentó en la 9 de Julio ante 250.000 personas y uno se preguntó a partir de ahí, qué, porque tal vez se termina perdiendo el hecho artístico mismo; hoy vas a un estadio y es más pantalla que otra cosa.

T.G.: Es un evento social, y si es un Festival, es un evento gastronómico y después musical. La música termina siendo un pretexto, una excusa para venderte otra cosa. A mí me corre la incomodidad, no quiero pagar una fortuna para ver un show parado, a 50 metros, por una pantalla. Y que si el viento sopla un poquito se va a escuchar más o menos, y mejor que no llueva. Mirá todas las variables que tengo que tener en cuenta. La verdad que prefiero ir los martes al teatro y ver a Verdinelli que es el mejor baterista de Argentina, tocando a un metro mío. Para mí, tendría que costar cien lucas verlo a un metro, y verlo en un estadio tendría que salir 2500 pesos.

APU: ¿Y con las plataformas, que te pasa con la música de streaming?

T.G.: Está bueno, son documentos, es como ver televisión, una forma de transmisión. Me crié viendo a tipos que se tocaban todo, que le veías la gota de sudor de la jeta. Veías cuando sufría y cuando se estaba aburriendo, cuando quería terminar y cuando quería seguir tocando, te dabas cuenta de todo. En un estadio es como ver televisión desde la esquina.

APU: ¿No te jugó en contra para no ver, capaz que nunca más, a Soda, a Charly, a Fito mismo?

T.G.: Los artistas que me interesan no tocan en estadios, entonces no tengo ningún problema con eso. A Charly lo vi de cerca, vi al del siglo 20, que es el que vale para mí. Toqué con Fito, era amigo de Luis, no tengo ninguna deuda con eso

APU: Usted señanemeló es una banda que vas a ver o que te gusta mucho.

T.G.: Trabajé con ellos, somos muy amigos.

“No me gusta el show de estadio, es incómodo, un curro”.

APU: En Twitin Club tenés un tema instrumental que le hace honor a tu querido Jazz & Pop.

T.G.: Tenía que sacar el tema, no se me ocurría ningún nombre y era instrumental, tenía mucho jazz rock. Lo entré a repetir y Jazzypop era como cantado. Aparte escrito medio mal, la palabra toda junta. Porque en realidad, el boliche se llama Jazz & Pop, pero todos lo decíamos Jazzypop. Me cerraba mucho.

APU: Son 10 tracks los que tiene el disco, cinco que son nuevos y cinco un poquito más antiguos ¿Cómo las ensamblaste?

T.G.: Se cortó un poco en el medio, el plan del disco, porque me mudé de estudio. Yo estaba en El pie, se vendió, y tuvimos que salir a buscar otro lugar. Eso me cortó un poco el mambo. El disco se llama Twitin club porque tiene muchos jugadores, el equipo. Está nuestro Messi, que es Lisandro Aristimuño, tenemos una revelación que es Maia Tarsic, que es una chica que viene de las letras, no cantaba y la hice cantar. Empezamos a hacer un montón de temas y quedan buenísimos. Después, está Jimena Álvarez Chela que es una veterana de las teclas, que conozco hace mucho y se prendió en un par de temas. Tuten Mapu que es un cordobés y es el comodín del disco, en casi todos los temas hace algo. Bateristas como Sergio Verdinelli, que para mí es un number one y tuve el honor de hacerlo debutar en una banda con los Kuryaki cuando tenía 17 años, así que ya hace como 30 años que nos conocemos. Verlo tocar y grabar con él, es tocar el cielo con las manos.

APU: Hay dos artistas de música urbana ¿Los encontraste buceando en las redes?

T.G.: A los chicos los encontré en la Jamms de Santiago Vázquez, estamos hablando de Kofke 117, de Neuquén, y Rayo aka Big Buda, de Villa Fiorito. Son raperos de verdad, no son pibitos que se hacen, estos transpiran rap. Todas las letras son supercrudas, de lo que les pasa a ellos en el barrio. Yo escucho hip hop desde que existe el género, así que para mí era una cosa muy natural, no fue una cosa forzada.

APU: ¿Te gusta lo que está pasando con la música urbana argentina?

T.G.: Como en todo género, hay exponentes que te gustan más y otros menos. Lo que hace Wos está buenísimo, lo que hace Ca7riel ni hablar. Hay otros que te pueden gustar o no, pero bueno, se hicieron un mundo, una escena y yo respeto eso.

APU: Va a ser muy difícil poder tocar el disco en vivo porque tenés un montón de invitados y hay muchos que están girando por el mundo.

T.G.: Es muy difícil y lo pudimos hacer una sola vez, el año pasado. Fue un dolor de cabeza, de logística, de ensayos y de estrés. La verdad que no estaba pensado como para tocarlo en vivo. Ahora, con el tiempo, voy a estoy armándome un disco ya pensado en el vivo y con una formación bien chiquitita. Me gusta tocar en vivo, pero no por la gente sino por la adrenalina de uno mismo, de estar ahí y que no hay vuelta atrás, no hay stop como en el estudio, que es todo más lento.