"Winnie y Richard": el feminismo puesto en escena en un entorno isabelino

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    Winnie y Richard
    Foto: Pía González del Solar
ENTREVISTA

"Winnie y Richard": el feminismo puesto en escena en un entorno isabelino

10 Septiembre 2023

Gabriel Nicola es actor y psicoanalista, nació en Chacabuco, vive en Capital Federal, desde hace muchos años habita el teatro independiente. Su formación actoral no cesa, de ahí su reconocimiento por su trabajo. Está interpretando una obra llamada Winnie y Richard, de Guillermo Vidal, donde el feminismo es puesto en escena en el entorno Isabelino.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo llegaste a este nuevo proyecto y cuál fue tu motivación para asumirlo?

Gabriel Nicola: Ese trabajo del cuál te hablaba me abrió nuevas puertas. Y esta fue una, Winnie y Richard, uno de los tres proyectos en los cuales estoy metido, este año. Me convocó Celina González del Solar, que es nuestra directora, para trabajar un texto de Guillermo Vidal, que es un autor que tiene una trilogía de trabajos en torno a la intertextualidad con diferentes obras de Shakespeare. Junto a una gran actriz como es Uki Capellari. Con ella y Celina ya habíamos trabajado en Muñeca, de Discépolo, en 2009, 2010, en el teatro Del Borde. Fue reencontrarme, después de años, con vínculos transitados en otro momento. Con Uki también hicimos Antígona Furiosa, era una de las tres Antígonas.

Primero fue una lectura del texto, sobre julio del año pasado, y luego zambullirse en un álgido y trabajoso proceso que recién hoy puedo puntuar y resignificar la obra y el recorrido que hicimos. Un trabajo de ir descubriendo las capas y pliegues de la textualidad y los intentos de dar trazo al espacio escénico, no sin muchas dificultades. Un ir encontrándome con la motivación, con el deseo de actuación. Te diría que es uno de los temas de la obra, junto con el amor y la fuerte visibilización (no buscada por el autor) pero, como a veces sucede, lo inconsciente pulsa más allá de uno y habla. Creo que ese encuentro nos atravesó a todos en la ardua búsqueda que fueron el terreno fértil del territorio de los ensayos. Te diría que la motivación fue el deseo de volver a encontrarme con vínculos y lugares de otro tiempo, quizás eso fue la motivación de una causa que estaba ahí, a ser descubierta. Un encuentro no buscado, sucedió.

APU: Tu fuerza y determinación corporal en el teatro es fenomenal. ¿Cómo fue tu entrenamiento y el proceso que atravesaste para esta creación?

G.N.: Te diría que siempre, en mis trabajos (lo sepa o no), es a partir de poner el cuerpo en la escena que la cosa empieza a marchar, a trazarse, a armarse. En este caso, fue muy difícil ponerle el cuerpo real, imaginario y simbólico a este personaje, otra vez, no sin mi análisis para poner a jugar lo fantasmático, lo femenino, darle aire y rienda suelta al juego. Varios dolores de cintura y ciático en los intentos de caminar como una mujer. Fue un proceso álgido, nos costó ir entrando en la trama de los pliegues de textualidades que tiene la obra, ir dándole trazo y encuentro a partir de los ensayos y la puesta en acto del cuerpo de la actuación. Es un actor, Richard, que se confronta con un papel con el que se lució en su juventud y ahora se encuentra con el paso de los años en el espejo y no halla a esa Julieta, con sus terrores de volver a actuar y fracasar, sus fantasmas frente a la mirada del Otro.

Fue casi un año de trabajo. La semana del estreno, dos días antes y no sin una angustia tremenda de decir “no me va a salir”, me traje todos los vestuarios a casa. Suspendí todos los pacientes y desde la mañana a la noche me calcé una especie de camisón largo, que es la prenda que usa debajo de la ropa, los diferentes vestuarios (incluida la peluca) y estuve así todo un día, desayunado, cocinando, almorzando, mientras pasaba texto y ensayaba. Así fue el proceso, arduo, pero estamos supercontentos. Te diría que hasta estoy más delgado, no sin poner en la escena lo real del cuerpo que uno tiene para jugar lo femenino, que en el caso de Richard se vuelve torpe y divertido hasta que se va convenciendo y le aparece su deseo de Julieta, su convencimiento.

Un enorme placer de juego, este personaje, no sin la mirada amorosa y sostenida de la dirección, sobre todo en ciertos momentos de levedad de ser Nicola en los ensayos. Fue muy difícil, el proceso, pasamos por diferentes momentos, con la mirada de Celina sosteniendo el proyecto, y la de mi compañera en la escena, Uki Cappellari, que además de enorme actriz, es un placer ver la Winnie que logró. Nos hemos bancado y soportado en todos los sentidos, lo arduo del proceso. Y de todo el grupo, claro. El teatro es colectivo o no es nada, me refiero al laburo de la asistencia, que han sido varias: Blanca, Miriam y Pía, la actual, que es fenomenal. Y Jorgelina Herrera Pons que nos hizo el vestuario, la escenografía y luces, quien viste la obra en sí.

"Winnie y Richard es la historia de una pareja en donde se va hilvanando la historia de ellos con la de Romeo y Julieta".

APU: Ésta es una obra feminista sin el propósito consciente de serlo. Quisiera que la sitúes en el presente desde el pasado. ¿Cómo la ves?

G.N.: Efectivamente, no fue la idea del autor hablar del feminismo. Como te decía, lo inconsciente pulsa más allá del yo, o de lo buscado. Es una obra que habla de una pareja de actores en la Inglaterra de 1600, donde la mujer, por una cuestión de época, no podía actuar, estaba prohibido y los roles femeninos los interpretaban los hombres. La genialidad del autor está en poder ubicar y echar luz en las textualidades de Romeo y Julieta, la denuncia de un estado de cosas de la mujer de su tiempo que resuena en nuestro hoy, cierta luchas, el reclamo del lugar de la mujer, del sometimiento y a la vez del sostenimiento de la posición, a veces, un tanto imbécil del hombre.

Ese sostener al hombre y el agotamiento de las demandas a los mandatos de lo que debía ser una mujer para ellos y para una sociedad. Esto que se sitúa en los textos de Romeo y Julieta, allá por el 1600, resuena el tiempo actual, quizá de mayor visivilización de esa posición del lugar de la mujer. Winnie y Richard es la historia de una pareja en donde, a medida que avanza la trama, se va hilvanando la historia de ellos con la de Romeo y Julieta. Asistimos a la intimidad de su vínculo y de la construcción del cuerpo y ensayo en el carromato de Romeo y Julieta.

Es una pieza de cámara que habla de deseo, de actuación, el amor y que visibiliza el lugar de la mujer. No podían actuar en un escenario, pero sí que tenían actuar en lo social. Digamos que Winnie lleva adelante esa reivindicación de la mujer y pone en cuestionamiento la reducción a la que se ve sometida por la demanda social y epocal. Esto fue apareciendo en los pliegues del texto, en las capas de intertextualidades con Romeo y Julieta, en las relecturas desde los ensayos que fueron encontrando estos pliegues. Estamos tan contentos de encontrarnos en esta sala, porque queríamos un espacio de mucha intimidad.

APU: La magia de la comedia es, también, una acción política, poética de poder ponernos de pie en el presente construyendo una mirada de nosotros mismos. ¿Cómo atravesaste el género?

G.N.: La comedia es un modo de salvarnos, de reírnos y de pensarnos, de hacer pie y no empantanarnos. Sin dudas, es una acción política que intenta visibilizar, a través del humor, un mundo agotador de exigencias y reclamos de lo que espera el “deber ser” de una época. La cuestión de género me atraviesa, a todos, en estos tiempos. Quizás como analista hay ciertos interrogante a sostener ante lo infatuado del sentido imaginario que en lo semántico de la relación con las cosas (me refiero a la autopercepción en ciertas infancias) y a cómo, en ocasiones, no es lo suficientemente mediado por un tiempo de palabra para ubicar de qué estamos hablando. Sin dudas hay una cuestión epocal que habrá que pensar y reflexionar. Quizá en esto, la obra puede ayudar a pensar la cuestión de género valiéndose de otra que, en un tiempo, el papel femenino era hecho por hombres. En el caso de Richard se confronta con su deseo de actuación, con el paso del tiempo, con el temor de fracasar, y es su mujer quien los sostiene para encontrarse con su deseo de actuación, que no deja de ser también el de ella, de lo cual hay un momento que no vamos a contar pero que, en criollo seria, a Richard le cae alguna ficha, al fin, y puede escuchar y mirar a su mujer.

Ficha Técnica

Dramaturgia: Guillermo Vidal.
Dirección: Celina González del Solar.
Elenco: María Eugenia «Uki» Cappellari y Gabriel Nicola.

Voces: Silvina Echenique y Sacha Rovner. 
Diseño de escenografía, vestuario e iluminación: Jorgelina Herrero Pons.
Asistente de dirección: Pía González del Solar.
Diseño gráfico: Adrián Luongo.
Teatro: El Crisol (Malabia 611, CABA)
Funciones: Domingo a las 18 hs.