Disney: hacia producciones más representativas e inclusivas
Días atrás, se viralizaron una serie de videos donde aparecían niñas conmocionadas al ver que en el tráiler de la nueva versión live action de La Sirenita el personaje de Ariel estaría interpretado por una joven negra, al igual que ellas. Como suele suceder, el hecho generó repercusiones positivas y negativas sobre la decisión de Disney de modificar la etnia de la protagonista de la historia.
Esta nota busca reflexionar, no sobre el caso mencionado, sino tomarlo como puntapié para dar cuenta de la evolución de Disney, sobre todo en estos últimos diez años, respecto de un mayor nivel de inclusión y representación de grupos o sectores sociales por lo general invisibilizados en las grandes producciones infantiles. Además, su predisposición para derribar roles estereotipados que, de a poco, van perdiendo efecto en la sociedad.
Lo que mucha gente podría catalogar como “inclusión forzada”— cuando obligatoriamente se representa en los consumos culturales la diversidad social de la población—, en el caso de la multinacional del ratón es un ejemplo más de una compañía que día a día construye nuevas tramas y relatos en pos de la diversidad y de una mayor identificación del público para con sus personajes e historias. Tal es el caso de Encanto, película de dibujos animados de 2021 cuya narrativa tiene como protagonista a Mirabel Madrigal, una niña colombiana que descubre un secreto que podría cambiar el curso de su vida y el de su familia. Para su producción, no solamente fueron convocadas personas de dicho país para dar voz a los personajes, sino que el equipo de Disney pasó tiempo en ciudades de Colombia observando hábitos, costumbres, vestimenta y creencias de las familias, además de consultar con antropólogos. De esa manera, logró que niños y niñas de allí pudieran sentirse identificadas con lo que sucedía en las escenas, desde un almuerzo familiar hasta la ropa que llevaban quienes aparecían en pantalla y las coloridas calles que transitaban.
Otro ejemplo puede ser el de Lightyear, estrenada hace tan sólo tres meses, que también estuvo cargada de controversias debido a una escena en donde hay un beso entre dos mujeres, quienes además son las madres de un niño. La censura se dio en países de Medio Oriente y Asia Occidental, señalados por castigar la homosexualidad con prisión y en algunos de ellos incluso con pena de muerte. En catorce de ellos, entre los que se incluyen Arabia Saudita, Egipto, Indonesia y Qatar, su transmisión fue directamente prohibida.
A su vez, se podría hipotetizar que desde que Disney compró Fox hubieron modificaciones en Los Simpson. Por un lado, el hecho de que desde hace un año se decidió que ya no serán personas blancas quienes doblarán la voz de los personajes no blancos, como es el caso de Apu, el Dr. Hibbert o Carl Carlson, da cuenta de un cambio de perspectiva a favor de la igualdad de oportunidades a nivel laboral. Por otro lado, recientemente se incorporó en un episodio un personaje sordo llamado Monk, siendo la primera vez en 33 años en que la famosa serie muestra a alguien que habla con lengua de señas, siendo el actor en el que se basan también parte de la comunidad.
Por otro lado, dentro del universo cinematográfico de Marvel, se puede observar a más de un personaje con alguna discapacidad. Hawkeye (Jeremy Renner) en la serie homónima debe utilizar un aparato para poder oír a su alrededor debido a su hipoacusia. Luego, Maya Lopez (Alaqua Cox), más conocida como Echo, es una superheroína imposibilitada de oír, y la actriz que interpreta su papel es una persona con discapacidad motriz— además de ser sorda en la vida real posee una prótesis en la pierna—. Otra personaje que tampoco posee su sentido de la audición es Makkari (Lauren Ridloff), la luchadora más rápida del universo, cuya actriz también comparte su sordera fuera del set de filmación.
Si realizamos un racconto histórico acerca de las narrativas que tenían como protagonistas a las princesas de Disney en el período clásico de la compañía, desde Blancanieves en 1937 hasta Bella en 1991, veremos que sus personajes se definían por ser mujeres que aguardaban a que llegara un hombre para cambiarles la vida y ser felices por siempre. Con la aparición de Mulán se da un giro narrativo en donde empiezan a ser ellas quienes conducen las riendas de sus vidas sin necesidad de alguien que las socorra.
Disney también fue modificando los modos de representar lo que es considerado “normal” o “esperable” según convenciones acerca de, por ejemplo, los conceptos de “familia”, “mujer” y “hombre” y sus respectivos roles en la sociedad. Muestra de ello es la segunda parte de Los Increíbles, en cuya película es la madre quien debe salvar el mundo mientras papá se queda en la casa con sus hijos. Otro ejemplo se observa en Valiente, cuando la princesa Mérida se opone a la tradición que estipula que un hombre debe desposarla, siendo, además, la primera princesa sin interés por una vida amorosa.
El cambio de posición de Disney puede deberse a distintos motivos. Uno de ellos es el contexto social y cultural actual, con cada vez más personas que cuestionan los discursos que asignan roles arquetípicos en relación a la heterosexualidad, al lugar de las mujeres y a la preeminencia de personajes de tez blanca, entre otras, pidiendo más representación de las diversidades. Otra de las causas es la existencia del consejo de Diversidad, Equidad e Inclusión como departamento de Disney Latinoamérica, que trabaja brindando capacitaciones y en conjunto con los demás equipos para crear historias que transmitan mensajes con los que su audiencia pueda identificarse por más diferentes que sean.
Más allá de que hoy en día existe una clara tendencia hacia la inclusión y la diversidad, el hecho de que Disney, una empresa con tanta llegada al público joven, lo lleve a cabo es vital. En la infancia se construyen el sentido de pertenencia, estereotipos, la diferenciación entre lo éticamente correcto e incorrecto y otras cuestiones que van guiándonos por el extenso y sinuoso camino de la vida. Es allí en donde la identificación se hace presente para ir conformando nuestra identidad a partir de diferentes dimensiones que nos caracterizan como personas. Por lo tanto, el impacto que puede generar un contenido es mayor mientras más joven seas, siendo así más fácilmente aprehendido e incorporado.
Un paradigma constituye una visión acerca del mundo compartida por muchas personas, no es sencillo modificarlo. Sin embargo, es posible, comprendiendo que nada es inmutable si están las intenciones y recursos. Con sólo ver las caras de las niñas al ver a una Ariel de tez negra, el brillo de emoción en sus ojos, es posible observar lo feliz que se puede hacer a alguien incorporando personajes con sus mismos rasgos físicos, cualidades o capacidades, que por lo general no son reconocidas, y aquello que no se muestra pareciera que no existiera.