Alfredo Luna: “Los personajes de Libertad Demitrópulos me estaban dictando lo que tenía que escribir”
El poeta Alfredo Luna fue entrevistado por Lidia Rocha y Gerardo Curiá en Moebius en la radio, programa que ambos llevan adelante en Arinfo y de cuyo reportaje se nutre esta nota que comparten con los lectores de AGENCIA PACO URONDO donde conversan sobre oficio de sombra, el nuevo poemario del catamarqueño en el que realiza una especie de reescritura de los personajes que cobran vida en las novelas de Libertad Demitrópulos.
Agencia Paco Urondo: oficio de sombra nació de la lectura de cinco novelas de Libertad Demitrópulos que le dan nombre a los capítulos y a cuyos personajes has elegido dar voz en primera persona, mientras que la sexta parte está inspirada en visitas hechas por San Salvador de Jujuy.
Alfredo Luna: En 2017, cuando me enteré de que la Maestría en Escritura Creativa de la UNTREF me había otorgado la Beca de Residencia en Escritura en Jujuy “Libertad Demitrópulos”, había leído con fervor Libro de las congojas, con la certeza de que fue escrito por una poeta. Fui entonces a la librería Hernández, donde tengo un amigo, Alejandro Claudio Russo, que siempre me consiguió los materiales que necesitaba para la Maestría. Le compré las seis novelas que publicó Libertad. Leí desde septiembre hasta febrero. Antes de irme, pasé para saludarlo y agradecerle. Y le dije: “Intuyo que voy a leer con un libro de poemas”. Me contestó: “Si es así, yo te publico el libro”. Lo trabajé durante cinco años, se lo llevé y aquí está.
Agencia Paco Urondo: Debe haber sido un verdadero un desafío trabajar con los personajes de la obra de Libertad desde la poesía, a partir de los personajes, casi todos femeninos, por cuya voz te dejaste atravesar.
A.L.: Es que las novelas de Libertad Demitrópulos están atravesadas por la poesía. No puedo sentirme ajeno a eso. Y, cuando uno lee poesía, crea, porque se nutre de las lecturas, de la poesía, de la voz de otro. Uno repite lo que ha dicho otro, pero a su propia manera. Y por eso a mí me inspiraban poemas cada una de las novelas. Los personajes me estaban dictando algo, y yo no hice nada más que dejar resbalar por la página eso que estaba oyendo.
APU: Por ejemplo, Rosario Valera, es uno de los personajes que te atravesaron.
A.L.: De la primera novela, Los comensales, que es de 1967, Libertad actualiza la voz apagada de los pueblos, de las mujeres. No está denunciando las injusticias, está mostrándolas. Mostrando la realidad del Noroeste argentino, con esos giros propios del habla de ese lugar. Un decir que yo escondí para hacerme entender en Buenos Aires, cuando recién vine, pero sin avergonzarme, porque es mío, porque eso está grabado en mi sangre. Reencontrarme con esas voces para mí ha sido una fiesta. Empecé a acordarme de cosas de mi infancia. La relectura es una interpretación lírica, donde hay muchas cosas mías también.
Debo decir que, en ningún momento en las novelas de Libertad, hay esa carga de erotismo violento. Eso tiene que ver con fantasías mías. Es una interpretación libre. Mi interés, en principio, es agradecer a Libertad todo lo que ha dejado (porque uno siente gratitud cuando lee hermosamente, cuando lee hermosos textos) y rendirle homenaje. También tenía una intención subterránea de que se lea más. Sus libros han sido escasos durante largo tiempo. Ahora aparecen ediciones con más frecuencia, y eso hace que me ponga contento. Su primer libro es un hermoso libro de poesía, que ahora va a ser reeditado por Ediciones del Camino. Voy a escribir el prólogo de esa reedición.
APU: Durante muchos años fue dejada de lado.
A.L.: Ella era una militante peronista. El canon de la época, de los años ´70, nos obligaba a leer otro tipo de literatura: Silvina Bullrich, Marta Lynch o Beatriz Guido, esas escritoras que no eran peronistas. Libertad Demitrópulos ha sido muy bien leída, ha sido ignorada a propósito. Río de las Congojas, aun cuando hable de la fundación de Santa Fe, también está hablando de los cadáveres que se encontraron en el borde del Río de la Plata. Asalto al álbum familiar está hablando del golpe de Estado del ´55, pero también de los años ´70. Un piano en Bahía Desolación lo hace sobre el tráfico de mujeres que realizado en la Patagonia. Quienes la han leído sabían qué estaba leyendo y por eso mismo, de una manera quizás sutil, la proscribieron. Hasta que Ricardo Piglia la puso en vigencia y, además, ganó el premio Boris Vian en 1997. Los miembros del jurado también la habían leído muy bien, pero en el mejor sentido.
APU: ¿Cómo fue la experiencia de hablar en primera persona, con tu voz, desde los personajes de Libertad Demitrópulos?
A.L.: Tengo entendido que esos personajes me estaban dictando lo que tenía que escribir. Sigue pareciéndome un libro raro, porque surge a partir de otras voces que he escuchado o que he fantaseado. Es un libro que es mío, pero lo siento raro, es más, lo desconozco. Nunca había escrito a partir de lecturas. Los poemas no vienen de mi propia experiencia. Tal vez sean unas máscaras que me permiten soltar la mano, soltar la voz con esta carga erótica que tienen los personajes. Me llama la atención porque yo no había hablado de sexo tan abiertamente en ningún libro.
APU: ¿Y vigilia hereje?
A.L.: Vigilia hereje tiene que ver con un atreverse con algo que es caro para media humanidad, que es Jesucristo, quien para mí representaba al hombre imposible, donde depositar y de donde recibir amor carnal.
"Libertad Demitrópulos ha sido muy bien leída, ha sido ignorada a propósito".
APU: ¿Por qué esos personajes y no otros?
A.L.: Son los que me hablaban más fuerte, las mujeres especialmente. Y, a veces, incorporé algunos porque se hacía necesario el contrapunto, de tan distintos que son. Por ejemplo, Nancy y Gin Whisky en Un piano en Bahía Desolación; Manuel Pardo y Eliana (que no tiene apellido porque viene de un libro anterior de Libertad). En Sabotaje en el álbum familiar, Manuel Pardo es un luchador, un guerrillero, un dirigente gremial, alguien que está al lado del otro, allí donde el otro existe. Para Gin Whisky, en cambio, sólo existe él y su deseo. Rosario Valera y Valentín Riquelme Torán de Los comensales son igualmente románticos. El tema es que vivían en una sociedad que no les permitía ese amor tan grande, están separados por una diferencia de clase social. Ella era hija de una lavandera y él, de un dirigente político con doble apellido. En Río de las Congojas hay un personaje llamado Blas, que no habla, habla la mujer en su lugar, Isabel Descalzo. Libertad Demitrópulos nos cuenta en La flor de Hierro lo que se imagina un perro. En un poema, que no incluí en este libro, hablo como si yo fuera un perro. Soy otro perro que sigue imaginando, pero en forma poética.
APU: Me impresiona la familiaridad que tenés con la obra de Libertad, les has dedicado mucho tiempo.
A.L.: Por lo menos leí quince veces cada novela, durante cinco años de trabajo. Durante la beca todo el tiempo. Me levantaba a las cinco y media, hacía lo esencial y me sentaba a leer hasta las tres de la tarde, cuando tenía hambre. Después salía y, de esas salidas, elegí lugares; por eso la última parte de oficio de sombra se llama “casa dormida”, porque iba a los cementerios. Paseaba por la ciudad de Jujuy, miraba desde un puente correr el agua del río que atraviesa la ciudad, el Xibi Xibi. En algún momento sentí que me había caído. También recorrí las bibliotecas, de donde surgió una serie que forma parte de “casa dormida” y se llama “jardín de lenguas”
APU: ¿Tenés algunos libros esperando su publicación?
A.L.: Escribía oficio de sombra mientras leía los libros de Libertad, pero me aparecían versos que sabía que eran para otro libro. Un día descubrí que iba a llamarse cartas al silencio, con el que sigo trabajando.
Alfredo Luna (San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina, 1953) es magister en Escritura Creativa por la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Le fue conferida la Beca “Libertad Demitrópulos” de Residencia en Escritura, otorgada por la Universidad Nacional de Jujuy (2018). Sus últimos poemarios publicados son: oficio de sombra (Ediciones del camino, 2023), testigo infiel (Ediciones En Danza, Buenos Aires, 2015) y daños personales (Ediciones Letras y Bibliotecas Córdoba. Córdoba 2019). Coordina el Ciclo de Poesía La noche del sol, en la Ciudad de Buenos Aires.
la mañana pintaba este aroma
ancho era el rumor de las sombras
que movieron la tierra cuando yo te quería
ancho el tiempo extendió su fatal portento
cuando fuimos los comensales de un pan de lava
y tristeza
nos queda la edad de los cuerpos aterrados.
(De “Los comensales”, Parte II Valentín Riquelme Torán. Un desierto líquido.)
en el alma brota lo que ha sido
con la misma paciencia de una fiera
tozuda en el rencor
igual que a una reliquia
guardé a tu muertecita
también escondí estas mordeduras del miedo
en el fango de la noche
sueño que floto en el delirio.
(De “Río de las congojas”. Parte II Isabel Descalzo. Un tormento que resiste.)
I Nancy aquella música perturbadora
el mundo se abre en atropellos
oh noche
amazona de los terribles goces
los golosos del deseo
agitan el agua fugitiva de sus muslos
y puedo este altísimo asco
pero desnudo mi coraje.
(De “Un piano en Bahía Desolación”. Parte I Nancy. Aquella música perturbadora.)
aquí todo es equilibrio
van conmigo
el olor harapiento
de todas las impurezas del mundo
las penurias del goce
las derrotas del agua luminosa
los fracasos del aire ciego que falta
hay un silencio duro en mis latidos
la esperanza es fuego ronco
dolor que suena
y baile de humo fúnebre
doblegado sobre mi cadáver toso
mirando al Xibi Xibi
cuando la tarde se extingue
a brazadas el agua besa las piedras
sin decirles nada
unidos por extrañas ligaduras
ángeles de fuego y pájaros tristísimos
se alojan dentro de la noche
un relente contumaz viene cayendo
y sube por las zarzas
oigo esas ternuras.
liturgia de los pálpitos
en la oscuridad las palabras
salen a buscar una nueva escritura
dispersan semillas asustadas
para abrir otros mundos
cuando la música duerme
los poetas como centinelas y huéspedes
esperan siempre delante
de las puertas blancas del insomnio.
(De “casa dormida”, última sección de “oficio de sombra”)