Brindis por el Bob
Por Víctor Casaus
Para recordar a Roberto Fernández Retamar en este fin de semana (por casualidad, habanero y bonaerense al mismo tiempo) traemos esta crónica que narra el operativo cariñoso y cómplice que nos reunió alrededor de Laidi, hija del poeta y de Adelaida de Juan, para homenajear los 85 años de este autor riguroso y prolífico, tierno y cultísimo que tuvimos la alegría de tener como profesor, como colega de oficio o como amigo sincero, “que no es lo mismo, pero es igual”, como diría otro poeta de este tiempo.
Más que repetir los textos que generalmente se producen ante la partida de un escritor, artista o figura pública, preferimos compartir el siguiente, que viene acompañado de la inteligencia, el humor y la pasión fraterna que pusimos en esa relación que ahora continúa. De otra manera. Pero continúa.
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El texto/carta/mensaje que sigue es parte de una conspiración amorosa. La organizó Laidi Fernández de Juan para reunir las felicitaciones de 85 amigos y amigas de su papá, Roberto Fernández Retamar. El cumple de Roberto fue hace dos días, el 9 de junio: como se ve, no clasifiqué a tiempo para esa entrega solicitada por Laidi. Supe por ella que sobrepasó su meta conspirativa y que tenía en sus manos (o en su computadora) 92 mensajes de felicitación para el poeta.
La idea de hacer una impresión urgente para entregar al cumpleañero se cumplió. Ahora ha surgido una propuesta editorial mayor, me dice Laidi: publicar esos mensajes y los que sigan llegando en un libro que testimonie más ampliamente el afecto, el cariño, la admiración que la obra y la vida de Roberto han despertado, a lo largo de estos años, en nosotros, sus lectores/ex-alumnos/amigos/colegas.
Por eso estoy escribiendo ahora, a destiempo, estas palabras impuntuales pero sinceras para felicitar a Roberto. Lleva el mismo título que pensé cuando Laidi me avisó de la conspiración hace varias semanas. Así quería recordar y compartir el nombre de guerra coloquial que Wichy Nogueras, Guillermo Rodríguez Rivera y otras gentes amigas de la década del 60 dábamos a Retamar en nuestras conversaciones. Aquel profesor de palabra fácil, simpatía abundante y sabiduría extensa e intensa era el Bob para nosotros.
Al desclasificar ese dato al calor de la conspiración urdida por Laidi, también quería recordar a los inventores o usuarios de ese apelativo bisílabo y amistoso: a Wichy, a GRR, a todos los caimaneros que utilizamos esa manera de llamar al poeta cumpleañero.
Y como parte de esta felicitación que también es homenaje a la amistad, quiero contar rápidamente que hace algunas semanas Guillermo publicó en el blog Segunda Cita que anima apasionada y generosamente nuestro hermano Silvio Rodríguez, una entrada o comentario donde sugería/proponía el acto de justicia intelectual que supondría el otorgamiento a Roberto Fernández Retamar de uno de los premios literarios internacionales importantes –creo que mencionaba concretamente el Cervantes. Varios comentarios más tarde, apoyé allí –sin pie forzado ni pretexto de cumpleaños– lo que decía Guillermo y, como sucede en ese espacio libertario de debate que es Segunda Cita, vari@s segundaciter@s –de diversos países– enviaron sus comentarios sobre el tema.
Allí conversamos/debatimos sobre las razones que podrían existir para que Roberto no haya recibido ese u otro de los premios similares a pesar de la amplia e intensa obra literaria que ha creado a lo largo de su vida, en los territorios de la poesía y el ensayo fundamentalmente. Muchos de l@s segundaciter@s coincidíamos en esta posible explicación relámpago: la posición del autor en/junto a/dentro de la Revolución Cubana no ha sido considerada precisamente como un mérito por los mecanismos de decisión de esos eventos internacionales.
Seguramente existirán momentos, hechos, coyunturas dentro de ese territorio de lealtad sostenida de Roberto, en los que algunos habrían/habríamos actuado de manera matizadamente distinta. Pero igualmente no me caben dudas de que la magnitud de la obra literaria creada, el legado de su trabajo intelectual a la cultura de nuestro país y del continente nuestro americano, debieron ser reconocidos con distinciones de la dimensión que mencionábamos.
Decidí incluir esta anécdota segundacitera desde que Laidi me convocó a la conspiración amorosa semanas atrás porque no es sólo una anécdota: es el modesto aporte caimanero y centropabliano que quiero hacer, en nombre seguramente de la gente amiga que coincide con estos criterios, a este homenaje cumpleañero a Roberto Fernández Retamar.
Es decir, al Bob. Brindis y abrazos.