Recordar a Mario Benedetti en tiempos oscuros

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Recordar a Mario Benedetti en tiempos oscuros

14 Julio 2018

Por Pacho O´Donnell

El 3 de agosto a las 20 hs estrenaremos en el Centro Cultural de la Cooperación “A la izquierda del roble”, título de uno de los más bellos poemas de Mario Benedetti. El texto es mío y  participan la actriz María Fiorentino y también en escena los músicos Marcelo Balsells y Gerardo Vainicoff, dirigidos por Daniel Marcove. Con justificado pudor me animaré a hacer mi debut como “actor” a mis 76 años…

¿Cuál es la razón de la obra? El deseo de recordar, en tiempos difíciles,  al gran escritor uruguayo que supo interpretar y expresar las luchas de los pueblos latinoamericanos desangrados por el expolio capitalista. Mario entendió que era inmoral que la poesía se distrajera en plenilunios y mitologías y debía constituirse en un espacio de resistencia.

Ahí está por ejemplo su famoso “Un padre nuestro latinoamericano”:

Padre nuestro que estás en los cielos, 
con las golondrinas y con los misiles, 
quiero que vuelvas antes de que olvides 
cómo se llega al sur de Río Grande. 

Padre nuestro que estás en el exilio, 
casi nunca te acuerdas de los míos, 
de todos modos, dondequiera que estés, 
santificado sea tu nombre 
no quienes santifican en tu nombre 
cerrando un ojo para no ver las uñas sucias de la miseria. (…)

o “El sur también existe”

 (…) pero aquí abajo abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur también existe.

 

Algunos, con una ingenuidad demasiado parecida a la mala fe, le achacaron una visión pesimista de la vida, a lo que él respondía “yo no soy pesimista, soy un optimista bien informado”.

Su compromiso lo condenó al exilio. “De Uruguay tuve que irme porque estaban a punto de meterme preso y torturarme. De Buenos Aires porque la Triple A  me puso en una lista de condenados a muerte y nos dieron 48 horas para que nos fuéramos. Me fui a Perú y me metieron preso sin que yo hubiera hecho absolutamente nada político: aparecieron en casa, me llevaron al aeropuerto, me metieron en un avión y me deportaron a Argentina, donde estaba amenazado de muerte. Allí me ayudaron mis amigos. Mientras, la situación cambió en Perú, así que volví, pero a los dos días ya me estaban buscando. Entonces me ofrecieron asilo en Cuba, donde dirigí un departamento de literatura en La Casa de las Américas, por primera vez me gané la vida literariamente".

(…) lo curioso lo absurdo es que a pesar
de que aguardo mensajes y pregones
de todas las memorias y de todos
los puntos cardinales

lo raro lo increíble es que a pesar
de mi desamparada expectativa
no sé qué dice el viento del exilio.

 Fue durante sus años de destierro en Buenos Aires cuando tuve la suerte de conocerlo en Crisis, aquella heroica revista que dirigía Eduardo Galeano y cuyo dueño Fico Vogelio pagó con su desaparición y muerte. Me impresionó cómo un hombre tímido, que había aprendido a desconfiar, con una inalterable serenidad, aquella “bondad inexplicable” a la que se refirió Juan Gelman al enterarse de su muerte. 

También el amor fue un tema vertebral en su obra y a él debemos algunas de sus creaciones más memorables:

(…) Y por tu rostro sincero y tu paso vagabundo y tu llanto por el mundo, porque sos pueblo te quiero.
Y porque amor no es aureola, ni cándida moraleja y porque somos pareja que sabe que no está sola.
Te quiero en mi paraíso, es decir que en mi país la gente viva feliz aunque no tenga permiso.
Si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo y en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos (“ Te quiero”)

La musicalidad de su escritura y sobretodo la potencia de su mensaje hizo que no pocos compositores  de talento pusieran música a sus textos. Joan Manuel Serrat, Numa Moraes, Daniel Viglietti , Pablo Milanés. Canciones que fueron himnos de la conciencia  y el compromiso político que muchos pueblos cantaron. También Alberto Favero que lo hizo muy inspiradamente con “Por qué cantamos”, una elegía a la esperanza revolucionaria:

(…) cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos
cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota (…)

Es coherente que las funciones de “A la izquierda del roble”, sábados de agosto y septiembre, a las 20 hs. tengan lugar en la sala “Raúl González Tuñón”, aquel también poeta de izquierdas que afirmaba que “el poeta debe estar al servicio de los otros” y que fue capaz de escribir 

Subiré al cielo,
le pondré gatillo a la luna
y desde arriba fusilaré al mundo,
suavemente
para que esto cambie de una vez.

Recordar a Mario Benedetti en  tiempos de despiadada codicia neoliberal es honrar a quien nos enseñó la tarea del intelectual en tiempos oscuros.

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