Conflicto entre China y Taiwán: la isla de la discordia
Taiwán es por estas horas, quizás, el lugar mas observado del planeta. La tensión que se generó en la primer semana de agosto fue uno de los momentos de mayor incertidumbre de la disputa entre los EEUU y China desde la guerra comercial que iniciara Trump allá por el año 2018. La visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a la isla antiguamente conocida como Formosa, despertó la ira del gobierno de Xi Xinping.
Desde el año 1979, EEUU sostiene la política de “Una Sola China” acordada con el gobierno de Pekín. China considera a la isla como una provincia rebelde y EEUU lo acepta no reconociendo las intenciones de Taipéi de declarar su independencia. China entiende a esta cuestión como un asunto de política interna, y considera que la visita de la tercera en la línea de sucesión del gobierno estadounidense es una fuerte provocación. Una visita de una funcionaria tan relevante de la política norteamericana es entendida como un aval al gobierno de Taiwán en la búsqueda de su independencia.
Pero vamos a viajar al pasado para encontrar las raíces del conflicto y poner en contexto la actual problemática que tiene en vilo a gran parte del mundo por la posibilidad de una guerra entre las dos primeras potencias mundiales. El Partido Comunista Chino, liderado por Mao Zedong y el Kuomintang, los nacionalistas chinos, comandado por Chiang Kai-shek, se disputaban la hegemonía por el poder en China durante los primeras décadas del siglo XX. Esta disputa devino en una guerra civil con el correr de los años. La guerra entre estos bandos se desarrolló en dos etapas, primero entre 1927 y 1937, pero ante la invasión japonesa decidieron unir fuerzas. La segunda etapa se dio al finalizar la Segunda Guerra con la derrota japonesa, entre 1946 y 1949. El PCCh reconoció al Kuomintang como el gobierno legítimo de China, el cual debía integrar a los partidos políticos y llamar a elecciones democráticas, cosa que jamás hizo y que terminó con la finalización de la tregua entre los dos bandos, reanudándose la guerra civil.
Un detalle no menor se hace necesario para dilucidar si Taiwán forma o no parte de la China continental, la trama histórica de la disputa regional con Japón. En el año 1624 una expedición holandesa invadió y ocupó la zona sur de Taiwán, luego, en 1662 el General Chenggong encabezó una expedición y expulsó a los holandeses. La dinastía Qing la convirtió en una prefectura bajo la jurisdicción de la provincia de Fujian, y en 1885 elevaron su condición a provincia, la numero 20 de la RPC. Años mas tarde, en 1894, el imperio japonés lanzo una invasión sobre China, la cual se convirtió en la primera guerra sino japonesa, esta finalizó al año siguiente con la victoria nipona. En marzo de aquel mismo año se firmó el tratado de Shimonoseki, entre los dos países, por el cual Japón se hacía con el control de las islas de Taiwán, Pescadores y Liaodong. Lo importante de todo esto, Japón, al hacerse con el control de estas islas por medio de un tratado de cesión, reconoce la anterior soberanía china sobre estos territorios.
Pero esto no termina aquí, en el año 1941, China le declara formalmente la guerra al imperio japonés y proclama que todos los tratados, convenciones, acuerdos y tratados derivados de las relaciones entre los dos países, quedaban sin efecto, con lo cual Taiwán y el resto de los territorios volvían a manos chinas. Luego de esto y con la derrota del eje en la Segunda Guerra Mundial, se firmaron varios tratados. El primero fue la declaración del Cairo, firmada por el Reino Unido, China y EEUU, en el cual se determina que todos los territorios chinos, ocupados ilegalmente por Japón, incluyendo a Taiwán, serían devueltos a China. Mas adelante, en la declaración de Postdam, firmada por los mismos actores y la suma de la URSS, se afirma que: “Los términos de la declaración del Cairo deben ser llevados a cabo”. Y en septiembre del 45 Japón firmó la rendición, en la cual promete cumplir con las obligaciones contraídas en la proclamación de Postdam.
En 1949 la victoria es del PCCh de Mao, y cambia la denominación del país, que pasa de llamarse República de China a República Popular China, y se declara heredera y continuadora de la República China. Es así que la nueva República pasa a dominar todo el territorio chino recuperado de la invasión del Imperio japonés, incluida la isla de Taiwán. Los derrotados del Kuomintang se refugian en la isla y constituyen un gobierno independiente del de la nueva república y se autodenominan como el verdadero gobierno de toda la China, la continental y la insular. Este gobierno es el que va a ser oficialmente reconocido en la Asamblea General de las Naciones Unidas y en el Consejo de Seguridad del mismo organismo. Pero esto solo será hasta el año 1971, cuando Taiwán será expulsada de la ONU y el reconocimiento pasara al poder de Beijing.
La Asamblea General emitió una resolución a este efecto, la 2756, en ella decía que se reconocía al gobierno de la Republica Popular China como "el único representante legitimo de China ante las Naciones Unidas” y decidió “expulsar inmediatamente a los representantes de Chiang Kai-shek”. Esto dio paso a que al año siguiente se realizara la histórica reunión entre el presidente republicano Richard Nixon y el presidente Mao Zedong, estrategia pergeñada por aquel entonces Secretario de Estado de los EEUU Henry Kissinger, quien vio en la ruptura de las relaciones entre China y la URSS en 1969, una oportunidad de oro para contrarrestar la influencia de los soviéticos en Asia y debilitarlos en el marco de la Guerra Fría. Una decisión que tendría profundas consecuencias geopolíticas en el futuro.
¿Pero cuál es la importancia estratégica de la isla? Mas allá de la discusión historia sobre la pertenencia, hay una cuestión que hace a la disputa estratégica entre los EEUU y China.
Ya en 1979 y luego de la muerte de Mao Zedong, EEUU y China reanudarían las relaciones diplomáticas, aunque entre el acercamiento de sus dos presidentes y esta ultima fecha se firmaron dos comunicados conjuntos, en 1972 y 1978, y la sanción por parte de los EEUU de la Taiwán Relations Act en el año 1979 durante el gobierno de Jimmy Carter. Mas tarde, durante el gobierno de Ronald Reagan se firmaría un tercer comunicado en 1982.
Como se ve, las relaciones entre EEUU, China y Taiwán pasaron a formar una política que cruza tanto a administraciones demócratas como republicanas. También en 1982 se sancionarían las llamadas “Six Assurances” o “Seis Garantías”, documentos unilaterales que EEUU aprobó como forma de aclaración al Tercer Comunicado de 1982. Estas fueron propuestas por el Kuomintang y el presidente Reagan las aceptó. Si bien estas garantías no son documentos formales, en el año 2016 el Congreso de los EEUU las confirmó al aprobar dos resoluciones, aunque no vinculantes, reafirmando el carácter de política de Estado de las “Six Assurances”.
Básicamente, en los “Tres Comunicados” se encuentran las discusiones entre EEUU y China sobre la política de “Una Sola China”, el reconocimiento formal de EEUU sobre que “todos los chinos a ambos lados del Estrecho de Taiwán sostienen que solo hay una China”, el fin de las relaciones diplomáticas formales de los gobiernos estadounidenses con la isla, la reafirmación de los comunicados previos, el reconocimiento sobre que la cuestión Taiwán es un asunto de política interna y lo que generó la preocupación del gobierno taiwanés, la no resolución sobre si los EEUU les iban a seguir vendiendo armas a la isla luego de la normalización de las relaciones sino estadounidenses. Las posteriores garantías aclararon aquel panorama dejando en claro que seguirían las ventas de armas.
No es la primera vez que se produce una crisis en la región, la disputa entre la RPC y Taiwán tuvo varios encuentros. En el año 1954 la primera, la segunda en 1959 y la tercera en 1995. En la primera los nacionalistas del Kuomintang intentaron invadir el continente desplegando soldados en dos islas cercanas al territorio chino. El gobierno de Pekín respondió con bombardeos de artillería y acabo con la intentona. El segundo fue el intento, esta vez de las fuerzas de la RPC, bombardearon las islas de Kinmen y Matsu para echar a las nacionalistas y recuperar Taiwán, pero en este caso intervino EEUU reabasteciendo al ejercito de Taipei, e incluso llego a considerar la posibilidad del uso de armas atómicas para impedir la reunificación china. Al principio de toda esta disputa EEUU había decidido no participar, pero luego de la guerra de Corea, en donde China y la URSS participaron, decidió que la mejor manera de detener y contener el expansionismo comunista en la región era sostener al gobierno de los nacionalistas de Chiang Kai-shek.
La tercera crisis se produjo cuando, como dijimos, las relaciones entre las dos potencias ya se habían restablecido, en 1995. En aquel año, estaban a punto de realizarse las primeras elecciones democráticas en la isla, y el principal candidato, Lee Teng-hui visitó EEUU, y quien estaba a favor de la independencia de Taiwán. El gobierno chino decidió lanzar misiles a las aguas circundantes, en protesta de aquella visita, pero EEUU envió varios portaviones y buques a la zona del estrecho para hacer retroceder a Pekín. Días antes de las elecciones, el gobierno chino decidió volver a lanzar varios misiles sobre las aguas taiwanesas, como una forma de amenaza ante los bríos independentistas, pero Lee obtendría una victoria contundente en las elecciones presidenciales con un 54%.
Pero el antecedente más cercano a lo que fue esta visita de la presidenta de la Cámara de Representantes fue la que en 1997 realizara él, en aquel momento también presidente del mismo cuerpo, Newt Gringrich, pero el marco era totalmente diferente, y aunque esa escala igualmente molestó al gobierno chino, tuvo el marco de una gira por Asia, en la que también visitaría Pekín y Tokio.
Es más, el itinerario del viaje fue conversado y consensuado por los dos países, Gingrich permaneció tres días en la capital china, reuniéndose con el presidente de aquel momento, Jiang Zemin, y luego viajaría a Japón, para terminar aterrizando en Taiwán como ultima escala. esta era la forma de remarcar que se trataba de una gira regional y no una forma de desafiar la “Política de Una Sola China”.
Por todo esto Washington mantiene lo que entiende como una “ambigüedad estratégica”, si bien reconoce al gobierno de Pekín como el único gobierno de toda la China y a Taiwán como parte indivisible de su territorio, a la vez que no reconoce la posibilidad de que la isla proclame su independencia, protege a la isla de cualquier intento de ser retomada por medios violentos o militares y aboga por una resolución pacifica del conflicto. Con esto, EEUU se aseguró mantener buenas relaciones diplomáticas con los dos, aunque con Taiwán de manera informal o semi formal. La diferencia con la actualidad es que China tiene un poder económico mucho mayor al del siglo pasado y ha desarrollado un musculo militar mas poderoso y avanzado, que le permiten tener una política mas asertiva hacia sus vecinos de la isla. Por lo tanto, la anterior ambigüedad estadounidense se va resquebrajando, convirtiéndose cada vez mas en una “claridad estratégica” al servicio de la contención china.
Desde el 2016 podemos encontrar varias conductas y políticas que confirman que los EEUU están mas abocados a demostrar que la “política de una sola China” es mas un espejismo que una realidad. En aquel año, Donald Trump, todavía candidato a la presidencia tuvo un llamado telefónico con el presidente taiwanés, en el 2018 el congreso sancionó la Taiwán Travel Act, una ley que impulsa los viajes de los congresistas norteamericanos a la isla y las reuniones bilaterales a nivel de gabinetes, al año siguiente se aprueba la Taipéi Act, cuya sanción busca reforzar los lazos diplomáticos de los EEUU con la isla y a alentar a otros países y organizaciones a seguir el mismo camino. A esto sele sumó el pedido del Sec. de Estado, Anthony Blinken, para apoyar la participación de Taiwán en la ONU y otros organismos internacionales como la OMS.
En 1992 hubo una especie de acercamiento entre la isla y el continente, cuando luego de varios meses de reuniones entre funcionarios de las dos partes llegaron a lo que se conoce como “Consenso del 92”. Consenso que se desarrollo de manera verbal, por lo cual no quedaron registros o documentos escritos que lo avalen, y que de acuerdo a quien gobierne Taiwán ha sido reconocido por momentos.
Para China, sin embargo, es parte de su estrategia de acercamiento a la isla desde aquel entonces. En este acuerdo las partes habrían manifestado que “ambos lados del Estrecho de Taiwán se adhieren al principio de una sola China y hacen esfuerzos para la reunificación de la patria”. Pero los dos primeros presidentes de Taiwán, Lee Teng-hui, (como ya vimos), del Kuomintang, y Chen Shui-bian, del Partido Democrático Progresista (PDM), nunca lo reconocieron. El cambio se dio a partir del 2008 con la llegada de Ma Jing-joeu, quien retomó el acuerdo, pero en el 2016 se produjo un nuevo cambio de gobierno, asumió Tsang Ing-wen, del PDM, que desconoció el acuerdo.
¿Pero cuál es la importancia estratégica de la isla? Mas allá de la discusión historia sobre la pertenencia, hay una cuestión que hace a la disputa estratégica entre los EEUU y China. La posición geográfica, frente a las costas chinas y a poco mas de 130 Km, representa un enclave marítimo desde donde contener la salida a aguas azules de la marina de guerra china hacia el Indo Pacifico. Taiwán es la mas importante de una cadena de islas, la “primer cadena de islas” como es conocida. Este “portaviones” insumergible, como la llamó el General Douglas McArthur, es una base de operaciones aliada a los EEUU, que, aunque mucho menor en capacidad militar, representa una amenaza cierta para la hegemonía que Pekín quiere establecer en la zona.
Esto le permite a los EEUU que China no se haga de facto con todo el Mar Meridional de la China, al que reclama, lo cual le impediría mantener la zona del Estrecho como un mar abierto y navegable, tanto a los estadounidenses como a sus aliados regionales. Por el estrecho de Taiwán transita casi el 88% del comercio mundial de grandes cargueros y casi el 50% de portacontenedores, por lo tanto, cualquier interrupción sería muy disruptiva para la economía global.
Controlar Taiwán le daría la oportunidad al gobierno chino de presionar a Corea del Sur y a Japón de cortar sus lazos militares con Washington, ambos países son base operativa para sus misiones navales en la zona y también tienen tropas permanentes estacionadas en bases militares. Al ser zona de paso, tanto Corea del Sur como Japón están expuestos a la militarización y cierre del estrecho a través de bloqueos que afecten a sus economías. Pero por ahora, China ha elegido realizar maniobras alrededor de seis puntos de la isla, aunque algunos han especulado que eran ejercicios de simulación de una invasión parecieron ser mas cercanos a la representación de un bloqueo. También lanzaron misiles y realizaron vuelos en la zona de reconocimiento aéreo de la isla, como forma de intimidación y castigo por la visita de Pelosi.
El escenario de una invasión inminente por la decisión de la presidenta de la Cámara de Representantes de visitar Taiwán parece, por ahora, demasiado aventurado. Otro factor muy relevante como para impedir que esto ocurra es la posición de la isla como una potencia de primer orden en la fabricación de semiconductores. Las fabricas de chips taiwanesas representan el 64% de la producción mundial, y no solo eso, sino que tiene la tecnología mas avanzada en estos minúsculos insumos vitales para la electrónica civil y militar. China solo tiene el 8% de la producción total, por lo que depende largamente de las importaciones de chips de las fabricas taiwanesas. Por eso China trabaja a toda maquina desde hace un par de años para mejorar sus capacidades de fabricación de chips, tanto en cantidad como en calidad, y así no depender de países como Taiwán y Corea de Sur para su abastecimiento.
China tomo medidas mas allá de los ejercicios militares alrededor de la isla, impuso sanciones económicas a algunas exportaciones de productos taiwaneses y suspendió la cooperación con EEUU en áreas que hacían a la competencia entre las dos potencias un poco menos radical debido al mutuo interés. Las áreas suspendidas son, en primera medida, la cancelación de las llamadas entre los lideres de los teatros de operaciones militares de los EEUU y China, la cancelación de charlas para la coordinación de las políticas de Defensa y las reuniones sobre acuerdos consultivos marítimo militares. Todo esto en materia de defensa, pero también en otras áreas como la cooperación en la repatriación de inmigrantes, en asistencia legal sobre asuntos militares, en cooperación en contra de crímenes transnacionales y contra narcóticos y las charlas sobre cambio climático. También impuso sanciones sobre Nancy Pelosi y sus familiares cercanos, los cuales tendrán prohibida la entrada a China.
La suspensión en materia de defensa entre los dos países representa un grave problema para la seguridad regional y global, ya que la coordinación entre las fuerzas tenia como objetivo alejar el peligro de cualquier tipo de choque (y escalada sin control) al momento en el que se llevaran a cabo ejercicios militares en la zona del Estrecho de Taiwán y el Mar Meridional de la China. A fin de año se realizara una nueva cumbre del G20, en ella se espera la asistencia de los dos mandatarios, Joe Biden y Xi Xinping, en lo que podría ser la oportunidad para una reunión bilateral y el comienzo de una desescalada de las tensiones desatadas por la visita de Pelosi a la isla.