Antonia Macri: exposición en La Rural
Por Juan Manuel Ciucci
“El Presidente observó luego parte del desfile y bajó a la pista cuando pasaron los miembros de la Asociación Argentina de Actividades Ecuestres para Discapacitados y charlar con uno de ellos. Antonia lo acompañó y acarició a uno de los caballos que pertenecen a la Asociación”. Así cuenta la página oficial de Casa Rosada parte de la visita de Mauricio Macri a la inauguración de la 130° Exposición de La Rural, en el predio usurpado por la Sociedad Rural Argentina.
Una vez más, el Presidente exhibe a su hija menor de edad, en un intento por profundizar su imagen pública cercana a un ideal de familia construida desde los medios de comunicación. Algo que no es repudiado sino festejado, claro, especialmente por La Nación. La tribuna de doctrina hace rato que publica notas especiales con las acciones que Antonia desarrolla junto a sus padres.
“La hija del presidente Mauricio Macri y Juliana Awada, Antonia, asistió hoy a la ceremonia de apertura de la exposición La Rural, en el barrio porteño de Palermo. Su padre fue el primer mandatario en participar del evento en 15 años, luego del conflicto del sector agropecuario con el kirchnerismo. […]Después del discurso del jefe de Estado, Antonia aprovechó para bajar a la pista de exposición y pudo jugar con un animal”, nos cuenta La Nación.
“Ante el Presidente, su jinete hizo arrodillar al equino para que el mandatario en primer término, y luego su hija, disfrutaran del momento y recrearan el momento para los fotógrafos. Antonia Macri llegó a La Rural con su madre alrededor de las 10.30, y no paró de saludar y aplaudir a los caballitos, y de señalar a las vacas y toros de la exposición”.
Son esos momentos recreados para la cámara los que dejan al descubierto la violencia de la imagen, y las presiones sobre un recuerdo construido. Una niña que es exhibida para construir la imagen paternal de su padre. Resulta problemático por ser una menor de edad a la cual le imponen ese deber, ese rol de una infancia sana que acompaña, que le otorga humanidad al frío Presidente argentino. Estas son fotos oficiales, que publica la Casa Rosada:
La violencia está presente también en esas manos que la contienen, que la empujan hacia el acto para la cámara. Antonia nunca participa activamente, no es parte del disfrute que la acción indicaría: una niña jugando con un caballo. Está mediatizado ese accionar por su padre, y otro hombre allí presente: el cuidador. Ella entre ambos es sólo una suma, una imagen de sí, el decorado.
Existe otra mujer que acompaña, que adorna junto a ella a Maurizio. Es su madre, Juliana, adulta mayor que ha aceptado ese rol. Pero que instaura nuevamente a la primera dama como una figura de distinción, elegancia, sobriedad: el decorado perfecto. Son estas las mujeres que lo rodean, el lugar que les asigna la construcción ficcional de la imagen de Macri. Un cambio radical, claro está, el rol de la mujer que ahora impone la Casa Rosada.