Mercosur: el macrismo promueve un tratado de libre comercio con la Unión Europea
Por Juan Manuel Ciucci
“Es fundamental poder mostrar al mundo que ambos bloques confirman su deseo de integración. Las oportunidades son múltiples”, indicó la Canciller consultada por los avances que pueden darse para un acuerdo comercial entre el bloque regional y la UE durante la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del G-20 que se realiza en Bonn, Alemania.
“Tenemos la oportunidad de estrechar aún más nuestro comercio y de sellar un acuerdo del siglo XXI que reafirme nuestros vínculos históricos”, agregó. En ese marco, Malcorra mantuvo días atrás un encuentro con su par de Alemania, Sigmar Gabriel.
En momentos en que las principales potencias comienzan a proteger sus economías con políticas proteccionistas, los discursos de “libre comercio” funcionan justamente para asegurar a los países centrales mercados aptos para absorber su producción. Quizás sea en este sentido que Malcorra intente recuperar “nuestros vínculos históricos”: retornar a las políticas de vasallaje que por tantos años nos fueron impuestas.
Entre el 10 y el 14 de octubre de 2016, se realizó en Bruselas una ronda de negociaciones completa entre el MERCOSUR y la Unión Europea, la primera desde 2012. Los negociadores analizaron el conjunto de los textos y reglas en negociación, intercambiaron puntos de vista sobre cómo progresar en los temas de acceso a mercado, y se comprometieron a realizar “todos los esfuerzos necesarios” para avanzar. Una nueva ronda de negociaciones se realizará en nuestro país, la fecha elegida es marzo de este año, en Buenos Aires.
Tras los “golpes blandos” en Paraguay y Brasil, el triunfo de Cambiemos en Argentina, y la suspensión e intento de expulsión de Venezuela, el Mercosur se presenta como un frente neoliberal ideal para aceptar este tipo de acuerdos económicos que vulneran la soberanía nacional. Es de esperar que la reacción de diversos sectores que sufrirán directamente el impacto de estas políticas económicas pueda poner en la discusión pública con más fuerza el tema. Hoy, ante la caída (no confirmada aun, como todo lo dicho por Trump) de la amenaza del TTP, parece que no logran dimensionarse los problemas que puede acarrearle a la región la promulgación de este tipo de acuerdos con la Unión Europea. Ya desde el rechazo al ALCA en 2005 se temía a esta reacción europea, que ante la incierta política de los EEUU, intenta recuperar terreno en América.