Negro, ¿por qué sos peronista?
Por Saúl Nieva
Mi abuela de pedo sabía leer y tardaba, sin exagerar, veinte minutos en escribir una oración. Limpió casas de familias acomodadas toda su vida.
Mi viejo apenas terminó la primaria, pero es el chabón más autodidacta que conozco. Tuvo mil laburos y siempre soñó con poder estudiar.
Hoy tengo la posibilidad de ir a una universidad gratuita, por un decreto de 1949 del presidente Perón que mi abuela y mi viejo no pudieron aprovechar, pero a mí me llegó.
Cuando yo era chico, mi viejo tenía una carnicería, pero no llegaba a fin de mes. Entonces los domingos a la tarde tenía que ponerse a tapizar. Un domingo estaba mirando cómo trabajaba, con el martillo en una mano mientras aguantaba tachuelas entre los dientes. Le dije que me gustaría aprender. Él me miró, se escupió en la mano un montón de tachuelas llenas de saliva, y me dijo:
- ¿No tenés que estudiar vos?
- Quiero aprender - le dije.
Me acercó a la cara la mano llena de tachuelas. Y me dijo:
- ¿Esto querés hacer todos los domingos de tu vida? ¿Sabés lo que hubiera dado yo por poder estudiar? ¿Sabés lo que me voy a romper el orto para que puedas estudiar vos y no tener la boca llena de tachuelas?
Soy el hijo de un obrero, un pibe de una villa que aprendió lo que es lavarse el culo con agua caliente ya de grande. El primero en mi familia en terminar la secundaria. Imaginate si no soy el primero en pisar una universidad.
Y los que me conocen todavía me preguntan: "¿Negro, por qué sos peronista?"
Feliz día de la gratuidad universitaria.