27 años de la muerte de Walter Bulacio
Por Nahuel Berguier*
Un nuevo aniversario de Bulacio. Walter fue "la remera" de los primeros 90' y todos los 19 de abril la movilización que nos congregaba a los secundarios.
En el 91' era muy chico, viví varias de esas jornadas hacia fines de los 90' con el centro de estudiantes de mí escuela secundaria. Me imagino esas primeras marchas, Mary la abuela de Walter peleando, junto a las madres y algunos organismos, en medio del silencio de una sociedad aturdida entre la post dictadura, la impunidad y la hiper. Los 24 de marzo aún no eran la masiva ceremonia ciudadana que comenzó a gestarse a partir del 20° aniversario.
Después estaban los trapos, el aguante pre cromañon, y los volantes y carteles de pintura negra desprolija de la última de las generaciones analógicas. Nadie tenía un mango; los pibes menos.
Ahora, en estos tiempos, varios años en la escuela Mugica de Retiro, y ya como docente, me tomé esta semana de abril para hablar de Bulacio. Los pibes de 14,15 años no saben de Walter, como tampoco saben de Los Redondos o del Indio Solari (posta). Sí saben de la violencia policial, de las vueltas en patrullero, del verdugueo y la estigmatización, de las carencias; igual que los pibes de aquel estadio Obras a comienzos de los 90'. Pero también en estos años los pibes supieron denunciar, los organismos estatales a los que ir, las agrupaciones de derechos humanos en las que apoyarse, la organización barrial o el centro comunitario al que acercarse para que les hagan el aguante. También vimos los juicios, los nietos, y hasta estudiamos la tipificación legal y la prohibición de las razzias, en el tardío fallo "Bulacio" del sistema interamericano. Hubo noción de muchos derechos, y exclusiones no resueltas también.
Hoy con un gobierno que fomenta la grieta social a base de violencia, con un sector de la sociedad que conforma un sentido común racista y excluyente ("gorra coronada" como dicen por ahí), y medios de comunicación que agitan el odio y la estigmatización de clase, sabemos también que estamos mucho mejor que hace veinticinco o treinta años. Hay prácticamente dos generaciones de pibes y pibas que crecieron después de aquellos primeros 90'. Con el movimiento de derechos humanos protagonizando la vida pública, con el resurgir de un montón de organizaciones intermedias que articulan el entramado social y la vida colectiva; con el Estado en la centralidad, como casa común a la cual abrazar o putear, pero ahí.
En aquellas marchas los 19 de abril se cantaba aquel grito de guerra: "Vengar a Walter". Era el agite contra la otredad Estatal de esos tiempos sin Nación. Tal vez sea esa la energía necesaria para darle vida a la pintada que hoy (veinticinco años después, con muchos nuevos horizontes construidos y por construir), aparece en los paredones del tren: "No regalemos la patria a estos chetos vende humo".
*Abogado en causas de violencia institucional