La Reforma Universitaria y el presente macrista
Por Rubén Costiglia, desde México (*)
Las universidades son una parte importante de la organización social y política de un país. Reflejan las luchas y tensiones de la sociedad y algunas veces influyen decisivamente en la vida nacional. En este año se cumple el centenario de un proceso iniciado en la Universidad de Córdoba, Argentina, que influyó en Argentina y en otros países de Latinoamérica: la Reforma Universitaria de 1918.
La Universidad Nacional de Córdoba, la más antigua de Argentina y una de las más antiguas de América Latina, fue fundada por los jesuitas en 1613. En el año 1918 había tres universidades nacionales en el país: en Córdoba, en Buenos Aires y en La Plata, más dos universidades provinciales. Las universidades eran un espacio tradicionalmente controlado por la oligarquía terrateniente y el clero. En un país que estaba aumentando su población debido a la inmigración europea, las clases medias que empezaban a surgir pugnaban por su acceso a la universidad.
El movimiento de 1918 tuvo momentos de enfrentamiento violento con sectores católicos conservadores, e incluso el Ejército fue enviado a reprimir a los inconformes. Finalmente, si bien no logró todos sus objetivos, la autonomía universitaria y el cogobierno fueron sus logros más importantes. El ejemplo cundió y se extendió a otros países.Uno de ellos fue el Perú, donde incluso dio origen a la formación de un partido político, el APRA. En México no fue hasta 1929 que los postulados de la Reforma Universitaria fueron reconocidos por las autoridades, después de una huelga que fue violentamente reprimida. De entonces proviene la autonomía universitaria. Casi no hubo país de América Latina que no sintiera los vientos de renovación que planteó la Reforma Universitaria.
Ahora nuevas influencias afectan a las universidades del continente, que en algunos casos como el de Argentina, son objeto de ataque por sectores que representan al neoliberalismo salvaje. Intereses financieros transnacionales intentan manejar la educación como una mercancía, alejando a las mayorías de las universidades. Sin solidaridad, sin perseguir el bien común, sólo la egoísta “eficiencia” de la empresa privada contaría.
Como muestra, las recientes declaraciones de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, efectuadas durante un almuerzo del Rotary Club. Se quejó de que en la provincia hay muchas de universidades cuando, “se sabe”, “que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad”. La expresión de este pensamiento de corte fascista no sorprende ya que Vidal ha atacado sistemáticamente a la educación pública. Vidal vive en una base militar y es totalmente representativa de la política destructiva hacia el pueblo argentino de Mauricio Macri. El plan es cerrar instituciones educativas públicas. y tener universidades domesticadas y estudiantes sumisos, universidades para unos pocos, Está por ver si esta nueva Contrarreforma Universitaria tiene éxito.
(*) Rubén Costiglia es un ingeniero argentino. Reside en México, donde se desempeña como docente universitario y mantiene una columna de divulgación científica en el periódico Síntesis. El artículo que hoy comparte este AGENCIA fue publicado el último 7 de junio.