Dossier Fractura: Fuerte como la muerte es el amor
Por Mariana Vacs
¿Cómo entrar al pueblo donde se nació, donde se fue feliz como un meteoro ardiente? Diana Bellessi lo hace desde el Parque Villarino, se acerca y mira entre los árboles y ve el corazón del pueblo cruzado por el frío y los acordes oscuros de The Cure y no hay nada más que el verde y la soledad de perderse en su bosque.
Diana Bellessi regresa a su pueblo de los llanos, y ve en “el borde oscuro del misterio/que se desata en Zavalla sin saber por dónde/ o por qué, el milagro de las caras fantasmales. Frente a la luna que crece al oeste y las estrellas/ se mueven en el cielo como un pasmo: el de tus ojos sobre mí”, y son los ojos de Tyto Alba pero también los ojos de un pueblo que la ve regresar, aunque la bienvenida a casa también puede ser un tropezón contra el suelo o por donde puede ver a través de un sí dicho por su hermana la alegría antigua de su madre por el fin del Invierno.
Entonces nos dice “no ceso de manotear algo, arreándolo al poema, aunque mucho no quiere, no me deja o no tengo aquel oficio de antes” y el titirití canta lejos de la partitura el verso en su idioma propio, y la poeta abandona el poema para verlo, como si eso no fuera en sí mismo el poema, como si esas no fueran las notas de su concierto.
Ese retorno es el verano en el pueblo donde puede perderse, abandonar el poema viendo nadar sapitos, tan lleno de vida todo, dice, en el chato paisaje del llano y no cesa de reír. Es el verano que pasa en el camión por esa calle polvorienta como una fragata azul subiendo por el polvo, alado bergantín o el run run de las torcazas en la siesta. El pueblo se revela como una fotografía en un tren carguero que lo surca de este a oeste, en las lechuzas de campanario, o los horneros, “llena de felicidad aquí en el pueblo/ de Zavalla adonde he venido por banderas/ que desconozco y reconozco en vos, pajarito”… Diana Bellessi se detiene en cada palmo del pueblo, en su barrio, en su jardín, en el canto de los gallos de su vecina Belkys, sueña con matos de flores por donde vengan santos… en este predio verde y liso que de a ratos se desordena con herbáceas y enredaderas para hacerla feliz y eso es lo que irradian estos primeros poemas, felicidad, como el cuik cuik del bichito hablando con su tía y la poesía atrás.
Pero también el pueblo son los recuerdos y con ellos sus muertos y el cementerio de Zavalla, tan suave y tan gentil con sus crisantemos blancos para mamá y papá o esa mujer con una coronita de flores o el joven Fonseca de quien aventura será su vecino y con esta afirmación también se permite nombrar su propio final.
Las palabras llegan al sur de Santa Fe y hacen de Zavalla un lugar del corazón para vivir el final, dice, en este mundo tan hecho de pasado que me asusta y me alegra como el nombre de Zavalla para toda la eternidad. Así como el nombre de Belkys, hilo conductor de este poemario, vecina y pueblo, porque más fuerte que la muerte es el amor, el amor a su pueblo y su infancia.
Mariana Vacs nació en Rosario, Argentina. Gestora Cultural. Publicó Infimo Infinito (Ed. Tantalia, Buenos Aires, 2006); Espina de Maguey (Editorial El Mono Armado, Buenos Aires, 2012); Nadie muere en su sueño fue editado en México (Ed. Diablura, 2016) y en Puerto Rico (Ed. Trabalis, 2017). La antología personal Palabras Gitanas fue publicada en 2017 por Editorial La Chifurnia de El Salvador. En 2018 fue traducida al francés por Remy Durand y Ada Mondès y se publicó la plaquette Nadie muere en su sueño, edición bilingüe en Editorial Encres Vives, Francia. La Editorial Corazón de Mango de Colombia publicó en 2018 una antología personal junto a la poeta Marta Cwielong, con el título Dos poetas de Argentina. Su obra más reciente es La misma noche (CR Ediciones, Rosario, 2019) obtuvo el Primer premio Concurso de Poesía CR Ediciones y Club Universitario
Contacto: maruvacs@hotmail.com