Museos: la no extinción
Por Gabriela Margarita Canteros
En estos días se han pronunciado distintos actores culturales sobre la situación de los Museos, espacios históricamente desplazados, criticados (muchas veces con justa razón a causa de su conservadurismo); sin embargo el rol social que ocupan en la cultura y en la educación de todos los niveles, inclusive de las más altas casas de estudios, es irremplazable.
Ningún espacio cultural, ni siquiera la escuela, está preparado para formar experiencias similares a los de los museos, donde el patrimonio es una de las claves. El otro es el personal y capital humano que exige un altísimo nivel de capacitación generada tanto por la formación universitaria como el aprendizaje del día a día. Ninguna institución recibe masivamente personas de los más diversos sectores sociales en su agenda diaria, ni siquiera el fútbol.
Extrañamente, siempre terminan perjudicando al personal de los museos esas declaraciones de personajes que ocuparon lugares de poder, como lo es Américo Castilla, exfuncionario del macrismo.
¿Por qué alguien que tuvo la oportunidad de modificar, el cargo y el dinero para crear nuevas condiciones, ahora desde afuera intenta dar supuestas recetas sobre los museos? Tan fuera de sitio como el Pro en general. Dictando fórmulas que él mismo no supo gestionar y menospreciando siempre el rol de los trabajadores y trabajadoras de museos. Quizás este señor no sepa que somos artistas, profesores, arqueólogos, bibliotecólogos, historiadores, restauradores, museólogos entre otras especialidades en la que están formados los trabajadores y trabajadoras de Museos, todo sumado en aquellas personas que tienen 30 años de experiencia en las prácticas museísticas.
Muchas recetas de laboratorios son buenas en la medida que se pongan en práctica y den resultados. Si este exfuncionario tuviera la humildad que tiene el presidente Fernández, dejaría el trabajo de los museos a los trabajadores/as de Museos, como Alberto deja el trabajo del laboratorio Malbrán a los trabajadores/as del Malbrán, escuchando atentamente las recomendaciones de los aquellos que tienen la experticia, el conocimiento y la experiencia de la práctica, junto con éxitos y fracasos acumulados.
Castilla dice que los museos son rancios, que necesitan el aporte de artistas e historiadores y otros profesionales, como si los trabajadores de museos no fueran profesionales. También habla de que no debe depender del Estado, ni del privado. ¿Entonces de quién? ¿De las ONG que él gestiona? Es un discurso cerrado que se disfraza de progre, que no ampara la visión de los/as trabajadores/as y ni siquiera los respeta como recurso.
En una pretendida discusión de altura sólo deja ver sus intereses personales, manifiestos tras años de gestión a su beneficio.
El discurso de Castilla es peligroso para la continuidad de los museos y su personal, tuvo el poder para modificar lo rancio que critica y no estuvo a la altura, claramente es un exfuncionario al cual el Estado le queda grande, como a tantos macristas, por que no entienden la función social y colectiva de los museos.
Mientras un número importante de trabajadores/as alrededor del mundo precarizado repasan en sus casas los conceptos sobre la historia del arte, dan visitas guiadas online, están considerando dinámicas de readaptación a los museos en contexto de pospandemia, otro grupo más perverso está pensando a este recurso profesional como un gasto público: eso es el capitalismo y sus formas de destrucción de la cultura.
Nota de Castilla, exdirector nacional de Patrimonio Cultural para Ñ, revista cultural de Clarín: https://www.clarin.com/revista-enie/arte/museos-ano-extincion-_0_SoW8FzkQ1.html