Juan Lázaro Rearte: “El macrismo y la pandemia generaron un daño en el tejido social de las prácticas artísticas”
Juan Lázaro Rearte es docente e investigador de Literaturas Europeas Modernas. Este poeta y narrador, fan de New Order e hincha de Argentinos Juniors, contestó preguntas sobre el quehacer de la escritura y sus preferencias.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué es lo que vuelve trascendente a un poeta?
Juan Lázaro Rearte: Si la obra de unx autorx es capaz de romper los límites del tiempo de su vida y de su cuerpo y se vuelve expresión de una época y de una comunidad, creo que su obra puede trascenderlx.
APU: ¿Qué le dirías a Verlaine?
J.L.R.: Le pediría que me contara sobre sus años de juventud en Paris, que me mostrara sus libros y las marcas que hacía sobre su escritura.
APU: Tu última mentira.
J.L.R.: Nunca miento.
APU: ¿No te queda la sensación de que la poesía se olvida?
J.L.R.: El olvido es la peor amenaza para la poesía, pero la metáfora y la melodía tejen continuamente la memoria y nos dan esperanza más allá de la letra impresa.
APU: ¿A qué poeta releés casi hasta el hartazgo?
J.L.R.: Percy Bysshe Shelley, siempre.
APU: ¿Cómo se lleva tu poesía con el insomnio, las noches, los vicios?
J.L.R.: Se lleva tan bien que no habría poesía sin nada de eso.
APU: ¿Qué tres poetas reeditarías?
J.L.R.: Alfonsina Storni, Esteban Echeverría y Aurora Venturini.
APU: ¿Cuál es tu opinión sobre los recitales de poesía?
J.L.R.: Son necesarios y hermosos cuando logramos que la palabra tenga latencia y espesor. Además, son la oportunidad de encontrarnos con colegas y amigxs, de escuchar modos de leer y de hacer pública una tarea que, a menudo, es solitaria.
APU: Nombrá tres poetas en lengua castellana y tres en otras lenguas que admires.
J.L.R.: Alejandra Pizarnik, Federico García Lorca, Juan Gelman. Percy Shelley, Georg Trakl y Emily Brontë.
APU: ¿Utilizás tu condición de poeta para ejercer la seducción?
J.L.R.: No, pero la poesía a veces nos lleva, felizmente, a un diálogo amoroso y desinteresado, un diálogo de los sentidos donde la seducción se presenta sin preguntar por los usos de la poesía.
APU: ¿Por qué no se escribe más en modo rimado?
J.L.R.: Es una modalidad, quizás, un poco alejada del pulso poético contemporáneo, pero siempre leeremos a lxs clásicxs. Por otro lado, la rima está presente en nuestra imaginación desde la infancia: en una cancha, en una marcha o cuando jugamos con el lenguaje, así que creo que nunca nos alejamos definitivamente de la rima.
APU: ¿Con qué tres poetas argentinxs compartirías una cena? ¿Y qué libro de otrx poeta argentinx le regalarías a cada unx?
J.L.R.: Me gustaría invitar a cenar a Echeverría, a Pizarnik y a Venturini. Al primero le regalaría un libro de Pizarnik, a Alejandra un libro de Venturini, y a Venturini un libro de Carlos Godoy.
APU: ¿Con qué poeta te irías una noche de gira?
J.L.R.: Con Byron me iría de gira sin descanso y sin boleto de regreso.
APU: ¿Qué opinas de la poesía argentina de la última década?
J.L.R.: Hay tantxs poetas interesantes que es difícil responder, en general. Por un lado, el macrismo y la pandemia generaron un daño en el tejido social de las prácticas artísticas, por lo que vivimos una recuperación de esas redes, especialmente en las prácticas de lxs más jóvenes. Eso es alentador y es notable la emergencia de nuevas generaciones. Por otro lado, la industria editorial viene dando una lucha desigual contra una lógica que contrasta con los tiempos de producción de la poesía. Es importante que la poesía mantenga su resistencia contra la lógica del mercado y contra una política y una estética de la virtualidad y creo que en nuestra poesía actual predomina una inquietud por indagar y explorar el lenguaje y la experiencia.
APU: ¿Realizás un trabajo poético constante o preferís la inspiración?
J.L.R.: Siempre estoy pensando en una forma y en el lenguaje poético, luego voy a la computadora o a mis cuadernos para escribir.
APU: ¿Qué opinás del slam de poesía?
J.L.R.: Nunca fui a un slam, pero creo que la idea de competencia que está detrás y el tiempo en juego se acercan a una escenificación de la poesía que puede ser interesante. La urgencia de la improvisación y el ingenio no me resultan particularmente atractivas, pero de todos modos, me gustaría ver uno.
APU: Poesía y vida, ¿no ocurre más eso de vivir poéticamente? ¿Se terminó vivir a lo Rimbaud?
J.L.R.: Creo que vivimos como podemos, con las herramientas con las que contamos y, a veces, tenemos la suerte de concurrir al espacio de la imaginación poética. El trabajo y los vínculos, el tiempo que organiza el día y que suele suprimir la idea del placer parece que nos alejaran de una vida libre como la que quizás pudo haber gozado alguien como Rimbaud, al menos en su biografía literaria, pero a su manera creo que aún esas figuras de la libertad se habrán enfrentado a las dificultades, a los sinsabores y al mismo tiempo a las pequeñas conquistas de lo cotidiano.
APU: Los libros, ¿se compran, se regalan, se prestan, se pierden, se devuelven, se venden, se roban?
J.L.R.: Se compran y se regalan y, con pesar, los perdemos, sólo para buscarlos. Es raro lo que la memoria hace con los libros perdidos. También puede prestarse un libro, aunque se me hace más difícil que robarlo.
APU: Así de arrebato, ¿qué final te viene a la memoria?
J.L.R.: De arrebato se me presenta el poético final de La muerte en Venecia, de Thomas Mann. Ahí, Aschenbach ve la suma de una belleza incomprensible antes de morir, Tadzio y el mar. Mann nos permite ver a través de los ojos del protagonista, una visión plena y totalizadora que se va desvaneciendo.
APU: ¿Cuándo comenzó tu gusto por la escritura?
J.L.R.: Muy tempranamente, era muy chico, quería escribir e intentaba hacerlo. Dibujaba y escribía proyectos de novelas, guiones de historietas, poesías. La ilusión de estar escribiendo era un estímulo y era en sí misma una compensación.
APU: ¿Tenés alguna rutina al escribir?
JLR: Sí, mi rutina es escuchar música. Música muy diferente, puede ser Wagner, Dua Lipa o Joy Division.
APU: ¿Tenés objetos fetiches que te sean vitales al momento de escribir?
J.L.R.: No, no tengo esa afinidad por un fetiche indispensable. Sí me gusta cumplir con mi rutina nocturna y musical.
APU: ¿Lenguaje inclusivo en la escritura sí o no?
J.L.R.: Depende el texto, yo diría que puede sucederle a la lengua literaria esa ampliación de sentido que es maravillosa en la realidad, pero que en un texto dependería de lo que el objeto demande.
APU: ¿Leés a tus contemporánexs o solo leés las contratapas?
J.L.R.: Sí, me encanta leer a mis contemporánexs.
APU: ¿Qué estás leyendo actualmente?
J.L.R.: Actualmente estoy leyendo varias cosas al mismo tiempo, un librito precioso de Osvaldo Bossi, Sin que me diera cuenta yo, y los cuentos de Winfred Sebald, de Vértigo.
APU: ¿Cuáles fueron los disparadores para la escritura de tu libro últimos 55 min de la mañana?
J.L.R.: Es un libro sobre el lenguaje poético y sobre la imposibilidad de la poesía. Creo que en sus 50 poemas hay como dos vertientes. Una que está en el orden de la tentativa, de una exploración del lenguaje y de una conquista del escenario en el que se descubren objetos disociados, alusivos y puestos de manera imprevista junto a un lenguaje también movido por la memoria y las evocaciones. La otra vertiente se desarrolla en la segunda parte, cuando la “lengua interior” que se menciona en varios textos logra formas propias, más o menos autónomas. En ese punto, quizás más panorámico, se descubre el escenario de la poesía, que sigue siendo un dinámico ámbito de deseo.
APU: En Fantasmas territoriales se profundiza esa segunda línea de trabajo sobre el espacio.
J.L.R.: Sí. En últimos 55 min de la mañana es el tiempo la clave unificante y en Fantasmas es el espacio que busca ampliarse en una naturaleza improbable. Es el recorrido que se describe desde “río lobo”, el primer poema, hasta “archipiélago”, el último. El libro, entonces, se monta sobre ese vagabundeo de la lengua poética en el que resuenan canciones, voces ajenas, el problema de la traducción, la desolación de la infancia, el amor como un fantasma que se reanima en los objetos y en la memoria y que se presenta de improviso, aun cuando las indagaciones van por otro lado.
APU: ¿Qué es lo próximo de Juan Rearte que se viene para disfrute de los lectores?
J.L.R.: Acabo de cerrar un nuevo libro de poesía, Como nubes. Es un proyecto con el que me encariñé y que espero que pronto salga a la mar. Creo que puede leerse una reevaluación de lecturas, en gran medida del romanticismo o de los romanticismos, aparece la perspectiva política, la proximidad del imaginario peronista. Quizás sea un juego con una iconografía musical, literaria y política. ¡Ojalá les guste!
*Este artículo contiene lenguaje inclusivo por decisión del entrevistador.