La familia argentina debe volver a ser el centro de las políticas públicas

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DEBATES

La familia argentina debe volver a ser el centro de las políticas públicas

06 Septiembre 2023

En los años de la década ganada  (entre los años 2003 - 2014) la tarea gubernamental de mantener bien servida la mesa de los argentinos era política sagrada. El precio de los alimentos era cuidado por el Gobierno Nacional de manera rigurosa y se hacia 24-7 desde la Secretaria de Comercio de la Nación; y es que no podía ser de otra manera ya que el peronismo desde siempre fue garante de derechos, sobre todo, de los más elementales como es el acceso a los alimentos. Además de ello, el presidente Néstor Kirchner tenía bien clara la política cambiaria, no por nada repetía siempre que podía, para propios y ajenos: “No jodan con el dólar”. Simple y sencillo. Pragmatismo Peronista que le dicen y que permitió que durante muchos años los argentinos no tuviéramos problemas con la inflación ni con los especuladores financieros.

En aquellos años, además, surgen nuevos derechos que hoy están vigentes como nunca y ni siquiera el anarcocapitalista de Javier Milei se atreve a cuestionar (al menos en público). Es en este sentido podemos mencionar la Asignación Universal por Hijo en materia de asignaciones familiares, el Programa PROGRESAR en cuanto al estudio de los jóvenes, el Programa PROCREAR en lo que se refiere a vivienda y problemática habitacional, las jubilaciones para amas de casas en materia previsional y la lista puede seguir pero no viene a los fines de este articulo.

Todo esto que mencionamos tiene una sola y acertada explicación y es que la política estaba pensada en función del individuo en tanto ciudadano argentino. La familia en cuanto grupo primario de la sociedad era el centro de las políticas públicas y las medidas de gobierno. El Estado actuó como garante de bienestar de los argentinos y las argentinas de manera sistémica, coordinado y planificado desde la acción doctrinaria del peronismo. Y que lamentablemente comienza una retirada lenta y silenciosa desde el día después de la muerte Kirchner, el 27 de Octubre de 2010.

Las excusas citadas desde la pandemia hasta la Guerra de Ucrania pasando por la sequia del campo y a herencia que nos legó Macri, no justifican de ninguna manera el momento que vive nuestro país. Simplemente hace faltar mirar a nuestro alrededor y ver que los países hermanos como Uruguay, Brasil, Paraguay y mucho menos Bolivia no están ni cerca de la situación que transitamos producto de los males anteriormente mencionados.

Y desde una perspectiva histórica, haciendo una revisión rápida podemos decir que tanto para Perón a mediados de siglo pasado como para Kirchner en la década ganada cada crisis habilitó una oportunidad. Frente a cada obstáculo se generó un camino alternativo. Ante la adversidad se tomaron decisiones que llevaron a terrenos de prosperidad. Y eso era posible porque estaba bien claro qué había que defender y sobre todo una doctrina que regía la razón a la hora de tomar decisiones. 

Con Alberto Fernández como Presidente de la Nación se perdió toda oportunidad de volver a Perón, de volver a Kirchner. Con Fernández en el gobierno creció y se consolidó la apatía y el enojo de los argentinos con la política y se allanó el camino para que hoy Javier Milei este a un paso del sillón de Rivadavia con su discurso anticasta.

Vemos en Massa a un Ministro de Economía que además, casi oficia de Presidente e intenta amortiguar la pérdida del poder adquisitivo del salario incasablemente, hay que destacarlo. Pero las últimas medidas cargadas de buena voluntad no alcanzan para frenar el enojo y la frustración de millones de argentinos. La última devaluación fue brutal para el bolsillo de las familias argentinas. Flaco favor le hacemos a nuestra gente y al Gobierno si no lo decimos.

El ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno explica incansablemente que "hay que bajar el precio de la comida para que tenga relación con lo que se gana por hora trabajando".  Es necesario hacer el intento de alinear mínimamente precios, jubilaciones y salarios. Esta ahí la punta del ovillo que nos puede abrir la puerta que nos lleve al triunfo en la próximas elecciones presidenciales. Porque como decía el General Perón (a la larga o la corta, entendámoslo) la fibra más sensible es el bolsillo.

El autor es ex candidato a Intendente de Principios y Valores en el partido de General San Martín.