Nereo Illanes: “Huyo del ‘selfie literature’ como si lo hiciera de la peste”

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    Nereo Illanes
    Foto: Silvina Gianibelli
REPORTAJE

Nereo Illanes: “Huyo del ‘selfie literature’ como si lo hiciera de la peste”

25 Febrero 2024

Nereo Illanes, es autor de poesía contemporánea y performer. Su nueva publicación, Muñeco, muestra su propio universo donde lo fantástico, lo real naturalista y lo cinematográfico hacen síntesis en una singular prosa poética.

Agencia Paco Urondo: ¿Cuándo nace tu primera poesía? ¿Cómo recordás ese momento?

Nereo Illanes: La primera poesía que recuerdo haber escrito fue entre la niñez y la adolescencia. Se llama “La Noche” y es un soneto en el cual Adán va nominando las cosas que ve en el cielo cuando se desata el crepúsculo y se produce el paso hacia la noche. Como si al nominar los astros, hiciera una nomenclatura de arquetipos platónicos, pero hay como un lapsus con la noche propiamente dicha, cuyo nombre surge tiempo después.

APU: Pareciera que ya se veía tu calidez performática, hay algo de eso en tu búsqueda…. Siempre participaste de recitales de poesías ¿Cómo ves el nuevo panorama de la poesía? 

N.I.: Yo creo que lo performático de mi búsqueda radica en el concepto wildeano de la poesía como modo de vida. Además, creo que hice propio eso que dijo Jean Genet, en cuanto al convencimiento de que la vida del escritor debe transformarse en poesía, y que la existencia de un poeta, propiamente dicha, en el fondo es secundaria, en tanto es una mera búsqueda de argumentos.

Creo haber conseguido uno que otro poema bien logrado durante toda la etapa en que sólo componía poemas. De un tiempo a esta parte, mudé todo el ritmo y toda mi poesía a la composición de prosa, primero a las crónicas que escribí durante largos años y desde hace algún tiempo, a ese territorio magnífico que constituye la ficción, pues hoy huyo del selfie literature como si lo hiciera de la peste.

El mundo padece un elevado exceso de autorreferencia, lo cual advierto en cuanto recital de poesía asisto de un tiempo a esta parte. Escucho unos poemas aburridísimos, banales, vivenciales y carentes de ritmo, sobre cosas tan triviales, que me llevan a recordar esa canción popular que dice "no te creas tan importante"…

APU: Viniste de La Rioja a Buenos Aires y lo hiciste propio ¿Qué encuentros forjaron tu búsqueda artística? 

N.I.: Siempre fui una persona esponjosa, en el sentido de absorber todo lo que me rodea. Algo en mí me hace comunicarme con todos los contextos y con todas las personas, incorporando toda ajenidad como si fueran vivencias propias, pues soy excesivamente sensible, diría que experto en cultural appropriation, aún cuando esté pasada de moda. 

En primer lugar, destaco la influencia de mis abuelos como fuente nutricia de inspiración literaria y, en segundo término, los libros que leí durante la infancia. Personalidades como Rafaella Carrà, Charly García, Boy George, Madonna. También cito a Gaultier. Una vez en Buenos Aires, todo mi bagaje cultural, a todas luces inmenso, cobró una dimensión inusitada en tanto, apenas llegar, me encontré con La Vogue en una discotheque y nos hicimos íntimos amigos, terminé hermanado.

“El mundo padece un elevado exceso de autorreferencia”.

APU: Baudelaire, Borges, Virgilio y La Vogue; uno escribe con los seres que nos habitan ¿Cómo definís tu universo? 

N.I.: Mi Universo está superpoblado por todos esos seres que me habitan. En mi búsqueda incansable de belleza, soy un compendio viviente de todas mis influencias, me siento poseído por espíritus que vivieron hasta milenios atrás, en otras épocas, y aún, por personas cuyo nombre ni siquiera conozco. Su obra y sus vivencias, son mis vivencias. 

En cuanto a la especificidad de mi Universo particular, si comenzara a enumerarlo, no podría acabar jamás (risas).

APU: En Muñeco se aprecia la fuerza de la prosa poética, los diálogos vitales ¿Se produce un giro en tu escritura a partir de este libro?

N.I.: Creo que el giro ya comenzó con Muñeco. Cuando lo escribí, yo estaba por publicar un libro de crónicas que iba a llamarse El mejor de los días. En ese tiempo, vi tanto vacío alrededor que sentí que tenía muchas cosas para decir, porque me negaba a aceptar que el mundo fuera así de espantoso, pero cuando estábamos por publicar el libro sentí una vergüenza tremenda de verme sobreexpuesto en todos esos textos en primera persona. Como si tuviera una epifanía, los personajes de Muñeco comenzaron a susurrarme en los oídos y salieron un cuento detrás de otro. Los escribía diariamente hasta la extenuación. Una vez terminado, junté el coraje para ir ante mi editor y decirle que había otro plan.

En cuanto a cómo continúa mi aventura literaria de ahora en más y en relación a ese giro al cual hacemos alusión, creo que de un modo u otro veo cierta tendencia que me conduce a profundizar cada día más en lo fantástico. Concretamente, en el terror. Creo que estoy haciendo una literatura que mi amigo Eloy Alazard bautizó como terror relacional o terror doméstico, lo cual a mí me encanta, pues como dijo Mariana Enríquez, el terror es lo que mejor sintetiza nuestra época, pues vivimos una época de terror que incluye hasta los problemas que como sociedad tenemos con el amor.

APU: Hay una búsqueda formal en la ironía, el tratamiento de las imágenes y en el especial cuidado al lector.

N.I.: Completamente de acuerdo. De chico aprendí, gracias a sir Oscar Wilde, que no hay libros buenos ni malos y que los libros no tienen moral, Simplemente, están bien o mal escritos. De hecho, la cancelación literaria me resulta abominable. Wilde decía que los escritores somos meros entertainers y creo que tiene razón, de allí que el lector me parece primordial. Más allá de que a mí, un texto pueda o no gustarme, tiene que cumplir su objetivo que es entretener a quien lo lee. Y si lo conmueve: ¡Milagro! Algo salió bien.

En lo que refiere a la ironía, a mí me resulta vital, pues, en definitiva, el arte existe (como dijo Banksy) para confortar a los desconsolados y para incomodar a los cómodos. En lo que a las imágenes concierne, las imágenes que ofrezco en mis escritos son fundamentalmente cinematográficas, yo quiero que el lector escuche la música y vea el film.