Ciclos literarios: lo que sucede en el Guazú Poesía tiene un "payé" muy grande
Guazú Poesía es un ciclo que coordinan y gestionan Estefanía Ceballos, Marina Coronel, Parru Casco (Edición y fotografía) y Carlos Kbal (realización audiovisual) y que este 14 de julio a las 19:00 hs celebrará una nueva edición en el escenario principal de la Feria del Libro de la Provincia de Corrientes. Los poetas invitados para esta edición aniversario son Carlos Battilana, Andi Nachón, Walter Lezcano y Silvana Sanabria.
Federal, itinerante, interprovincial y autogestivo, el ciclo sucede bimestralmente desde hace poco más de un año. Yendo y viniendo de Chaco a Corrientes y viceversa, protegido por un manto esotérico de amor, misterio y entusiasmo. Por él han pasado poetas del calibre de Anibal Costilla, Pamela Terlizzi Prina, Martín Pucheta, Alejandra Méndez Bujonok, Mariano Lobo, entre otros.
Teniendo en claro que lo principal de la poesía es la poesía, las poetas coordinadoras buscan romper los límites del binomio centralidad/periferia. Con respecto a ellas, Marina Coronel es una poeta chaqueña que publicó los libros Bocas que no saben (Aranga Ranga) Cartografías (En Danza), y Los espejos solo sirven para deformar (Elandamio Ediciones). Por su parte, Estefanía Ceballos publicó Desde la guarida -junto a Laura Yasán- (Punzantes ninfas) y El hueso de la noche (El surí porfiado).
Agencia Paco Urondo dialogó con estas poetas, gestoras y todoterreno que sostienen un ciclo bastante alejado del centro del país en el que suelen desarrollarse encuentros con pretensión federal. La amistad, la gestión, la federalización de la literatura, el contexto actual, son algunos de los temas que surgieron en la conversación.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo surge la posibilidad de hacer un ciclo de poesía en el norte del país? Entendiendo que es uno expresamente interprovincial y teniendo en cuenta que no hay demasiados antecedentes de esa dinámica en la actualidad.
Estefanía Ceballos: La necesidad surge, creo, de la misma carencia a la que hacés referencia. No hay, y no sé si hubo, un ciclo que permita un flujo de poetas de todo el país de forma periódica por estos litorales. Sólo la experiencia del Festival Mulita que, eventualmente, invita a poetas. Lamentablemente, no es un ciclo que salga todos los años. Tampoco es que nos dimos cuenta, desde el principio, del potencial que tenía un ciclo entre dos provincias tan cercanas y distintas a la vez.
La posibilidad de armar algo así es siempre una cuestión azarosa. Hace años Marina y yo sabemos de la existencia de la otra, pero no éramos cercanas. Post pandemia empezamos a encontrarnos en ciclos y eventos dentro y fuera de nuestras provincias, a tener afectos en común y así fue que decidimos hacer un ciclo juntas. Lo importante es la respuesta de los amigos, del público que acompaña tanto en Resistencia como en Corrientes.
Marina Coronel: Es importante para nuestra historia Pedro Santos De Luca, que organizaba un ciclo virtual en plena pandemia y generó una comunidad hermosa de poetas que se juntaban virtualmente en ese ciclo llamado Poesía Dominguera. Cuando se levantó la cuarentena, empezamos a juntarnos. Se tejió una red en la que muchos fueron importantes y, en este caso, particularmente, Juliana Chacón que organizaba el Ciclo Pato Negro en Chacabuco. Ese evento fue el origen de iniciar algo junto a Nia (Estefanía Ceballos).
APU: Es interesante pensar, además, esta cuestión del federalismo desde distintos puntos del país ¿Qué implica para el panorama actual (y para uds como poetas) que la centralidad, al menos por un rato, esté dispuesta para el público de sus pagos?
M.C.: Lo que queríamos hacer era romper con esa centralidad porteña y que, desde el margen, desde nuestra orilla, se conforme un espacio donde confluyan diferentes voces de todo el país… potentes, afines a nuestras búsquedas. Pero sobre todas las cosas, que genere en los demás ganas de venir. Y fue lo que pasó. Luego del primer Guazú (que lo hicimos estrictamente con poetas del litoral, con gente amiga que sabíamos se iba a copar en venir) comenzaron a preguntar escritores de lugares más lejanos cuándo sería el próximo y sí podían participar.
“No hay, y no sé si hubo, un ciclo que permita un flujo de poetas de todo el país de forma periódica por estos litorales”.
Fue una felicidad enorme ver cómo Chaco y Corrientes concentraban la mirada de gente que, o se dedicaba a la poesía o consumía poesía. Guazú terminó siendo, en sus sucesivas ediciones, un ciclo respetado y esperado.
E.C.: Esto de que la centralidad esté dispuesta por un rato hacia estas costas, no implica que el Guazú sea un "escenario" donde poetas de afuera vienen a leer a nuestras provincias, exclusivamente, y por lo tanto el ciclo esté desprovisto de actitud, digamos, vital entre los que participan. Desde el primer ciclo se pensó en un diálogo, que se transformó luego en puentes entre poetas de nuestras provincias y los que vinieron de afuera.
Pienso que el sentido federal del Guazú no es solamente traer la "centralidad" para acá, sino ponerla en una suerte de contrapunto, con lo que se está haciendo en nuestras provincias (y en provincias vecinas que suelen estar muy desconectadas del resto del país) y la centralidad definida generalmente por Buenos Aires/Rosario (eventualmente Córdoba). Sintetizo: no creo que el federalismo se trate de llevar el “centro” a las periferias (suponiendo que lo seamos), sino más bien romper los márgenes que definen centro/periferia.
APU: ¿Cómo funciona ese diálogo? ¿Cómo es el proceso de curaduría de un ciclo que busca romper los márgenes para posibilitar nuevas formas de relaciones culturales?
E.C.: Para quienes somos de estas orillas es bastante sencillo ver de forma panorámica a la poesía del país. Si bien en las aldeas de provincias también hay comportamientos endógenos, la falta de recursos, de espacios de difusión y promoción de la poesía, enseguida hace que uno comience a "echarle el ojo" a otros lugares para ver "qué más hay". Y generalmente, los primeros diálogos se dan con poetas cercanos geográficamente: Formosa, Entre Ríos, Norte de Santa Fe. Quienes estamos produciendo poesía en la "periferia" -y lo hicimos desde acá siempre- aprendimos a caminar ya de esa forma: mirándonos entre los que conformamos estas orillas, que por cierto son enormes.
Claro que en absoluto es la idea del Guazú sortear al centro, pero sí ponerlo en aquel contrapunto que te decía antes. Así que para cada edición pensamos mucho en incluir poetas que vengan desde distintas provincias de todo el país. En cada encuentro hay poetas de Corrientes y/o de Chaco, otros que vienen de la centralidad y otros que vienen de las demás provincias. Todavía traer a los amigos del sur nos queda complejo y costoso, pero es un objetivo del Guazú lograr que nos visiten en estas mixturas federales que armamos.
M.C.: Con respecto a la curaduría tratamos de ser minuciosas en la amplitud. ¿Qué significa ésto? Que dentro de ese amplio abanico de textualidades que circulan por el país, convoquemos aquellas voces que nos hayan interpelado de alguna manera. A veces con Nia nos sentamos a leernos una a la otra poemas de escritores que la otra no conoce tratando de encontrar esa sintonía que haga que un verso, una imagen, un sonido provoque placer, emoción. Buscamos que los textos nos con-muevan. ¿Por qué? Porque pretendemos que esos modos de escribir sean conocidos aquí, de este lado del mundo. Para que otres también los disfruten. Para que encuentren nuevos lectores, nuevos modos de leer.
¿Cuál es el horizonte de aquí a lo que viene, teniendo en cuenta el contexto que estamos atravesando en el que la cultura está siendo constantemente atacada por el Gobierno Nacional?
E.C.: La verdad es que no sabemos lo que vendrá en la vida del Guazú. El año pasado terminamos muy entusiasmadas luego de 5 ciclos consecutivos y un trabajo enorme en gestión y producción. El equipo Guazú Poesía está conformado por nosotras, por Carlos Kabal como realizador audiovisual y por Parru Casco en diseño y fotografía. Todo lo que se ve en las redes sociales es un trabajo detrás de escena inmenso. Por lo demás, costear los gastos del Guazú fue posible gracias a la ayuda institucional de nuestras provincias.
Pero el contexto económico de este año nos complicó muchísimo y (por qué no decirlo) nos desmoralizó muchas veces. Costear el gasto que significa 6 o 7 invitados de otras provincias por dos días en las nuestras incluyendo hospedaje, traslado y comida se volvió casi imposible.
M.C.: Estamos hablando de un Estado que se achicó a su mínima expresión y que puso de manifiesto (desde el minuto uno) que con la nueva gestión vinieron a dar una "batalla cultural" contra la cultura. Por otro lado, para la gestión independiente, acceder al sponsoreo del sector privado es muy difícil. El escenario que se presentó este año con la crisis económica, dificultó concretar nuestros objetivos tal y como los pensamos. Sin embargo, nos hizo buscar alternativas para gestionar, que incluye la ayuda de lo comunitario. Comprendemos que la salida es colectiva y por eso estamos reestructurando los planes, los plazos, etc. Eso mantuvo nuestro entusiasmo a salvo.
Finalmente, son fundamentales las muestras de cariño de la gente, de amigues, el apoyo de las redes afectivas que bancan el proyecto. Sin ir más lejos, hubo un evento artístico (realizado por otro grupo de personas) en beneficio del Guazú poesía. Nos impactó mucho y estamos enormemente agradecidas con las chicas. Tiene un poco que ver con la inercia del amor que entregamos al hacer las cosas. Nosotras nunca cobramos honorarios. Por el contrario, tuvimos que poner de nuestro bolsillo para resolver cuestiones que van surgiendo. Es como dice nuestro lema: encontrarnos sólo por la poesía. Lo que pasa con el Guazú tiene un payé muy grande.