El rol de las universidades del conurbano
Por Javier Mujica Rios
Históricamente, el progresismo liberal ha ejercido la hegemonía en la conducción del sistema educativo universitario, con el pretexto de expresar los principios de la reforma de 1918. Con posterioridad a esa fecha, los hechos reflejan que la tan mentada autonomía no se refería a la dependencia de la Iglesia Católica o al poder de clase, sino al poder político de turno. Es por ello que las nuevas Universidades del conurbano bonaerense, que emergieron en los últimos trece años, representan un desafío a los moldes tradicionales de las grandes universidades preexistentes, y resignifican los principios fundamentales de gratuidad y laicidad (pilares de la Reforma de 1918), al tiempo que le agregan inclusión y equidad, en territorios donde el aumento poblacional, la demanda educativa y la escasez de Instituciones, se fusionaron para dar vida a estas nuevas casas de estudios del bicentenario.
El elitismo que caracterizó a la educación superior hasta fines del siglo XX, dejó lugar a un nuevo paradigma del sistema universitario argentino. La estratégica distribución geográfica de las nuevas universidades bonaerenses, acerca la educación superior a un estrato social habitualmente relegado: las clases más humildes. Ubicadas en Moreno, Merlo, Florencio Varela, José C. Paz y Avellaneda, La Matanza, Tres de Febrero, las nuevas Instituciones reciben a cientos de estudiantes que son, en casi el 80 por ciento , primera generación en sus familias en acceder a ésa instancia de conocimiento.
Los defensores de este nuevo modelo sostienen que es positivo dar posibilidades de educación superior a quiénes no tenían acceso a ella; por otra parte, los críticos argumentan que la apertura de las nuevas universidades es un regalo político para los intendentes o dirigentes partidarios. Al mismo tiempo, también hay posiciones encontradas en conceptos fundamentales, tales como gratuidad versus arancelamiento, equidad versus elitismo o masificación frente a calidad.
El proceso de masificación de la educación superior en América Latina se produce en el marco de la expansión educativa, de la democratización social y de los cambios que experimentaron los estudiantes en cuanto a género, urbanización, reestructura demográfica y transformación productiva. Según el Dr. Claudio Rama (Director de la Universidad de la Empresa, Uruguay, profesor e investigador universitario), la masificación es una tendencia mundial que también tiene repercusión en Latinoamérica. Reconoce algunas de las particularidades de los nuevos tipos de estudiantes cuya inserción universitaria deriva de la expansión de la cobertura, que es mucho más que un fenómeno educativo, ya que revela una enorme transformación de la estructura política y social de la región. La masificación se complejiza aún más gracias a los reclamos de acceso a la educación superior proveniente de sectores tradicionalmente excluidos, que ahora plantean nuevas demandas.
Inclusión y equidad de acceso a la educación superior son acontecimientos recientes en el ámbito internacional en general, y latinoamericano en particular, y su desarrollo ha estado marcado por el reconocimiento de las diferencias de carácter socioeconómico, de género y, especialmente, por las necesidades de personas discapacitadas. No se trata solamente de facilitar la accesibilidad motriz, sino también de implementar programas de financiamiento que hacen que los sectores más desfavorecidos se vean beneficiados con becas, créditos estudiantiles, servicios de salud y alimentación, actividades culturales, apoyo y acompañamiento académico entre otros, tendientes a mantener su permanencia y buen desempeño en sus estudios.
En el caso de las nuevas universidades, no se puede hablar de equidad e inclusión sin mencionar también la territorialidad. La idea era, justamente, facilitar el acceso a la educación superior a gran cantidad de personas residentes en el primer y segundo cordón del conurbano sur de Buenos Aires, en su gran mayoría pertenecientes a clases sociales humildes. Avellaneda, Florencio Varela, Moreno, Merlo y José C. Paz fueron los puntos estratégicos elegidos, debido a la carencia de universidades en la región y la densidad de la población.
La Universidad cumple un importante rol en la construcción y desarrollo social humano, por lo cual el Estado debe establecer políticas que promuevan, regulen y financien la educación superior.
Tal como están planteadas las relaciones de poder, sólo el Estado está en condiciones de coordinar adecuadamente el uso de los recursos, y de priorizar y financiar áreas no rentables en lo inmediato, para lo cual es indispensable el compromiso de los miembros de la comunidad académica por involucrarse en la dirección de las universidades.
* El autor es egresado de la universidad de Avellaneda