No se trata de buenos contra malos, por Ricardo Tasquer
Por Ricardo Tasquer | @ricardo_blogger
–"Espacio vital", ¡ese es un discurso nazi!
–¿Y la crisis de los misiles del '62, ah?
La caracterización de conflictos geopolíticos como un enfrentamiento entre Buenos de toda Bondad y Malos de toda Maldad no es sólo infantil sino que inhabilita la comprensión de fenómenos complejos. Sí, empezamos con un "es más complejo" porque cualquier otra definición es un ansiolítico para la catarata informativa que nos inunda todos los días.
No intentaremos abordar aquí las razones del ataque ruso a Ucrania ni hablaremos de ecuaciones energéticas europeas, la OTAN, líneas rojas o el ya fallido rol de EE.UU. como gendarme del mundo. Podemos arriesgar, sí, que los demócratas en el poder tienen una visión global mientras que con Trump los republicanos se entretenían con Corea del Norte y Latinoamérica mientras no podían evitar que China les comiera los talones como principal potencia. También que Rusia aplica, desde la disolución de la URSS, algo similar a la Doctrina Monroe, manteniendo un tutelaje sobre su "patio traser...", ok: su "jardín delantero".
–El mundo está cambiando...
–¡Todo el tiempo está cambiando, viejo!
Los aparatos de comunicación colaboran con la desinformación; las más de las veces porque es mucho más simple levantar argumentos predigeridos que confirmen los propios prejuicios y visiones ordenadas del mundo. No es tan difícil imponer interpretaciones occidentales, aún cuando esos mismos encadenamientos lógicos no se usaran cuando en Sudamérica voltearon gobiernos o encarcelaron líderes opositores al régimen que se pretendía instaurar o sostener. Solo así pueden entenderse algunos llamados a respetar la soberanía de los países cuando antes desestimaron que la salida de Dilma fuera un golpe o apoyaran uno hecho y derecho en Bolivia. Nuevamente, esa sola paradoja debería bastar para comprender que no hay buenos de un lado y malos del otro. En espejo, pueden leerse interpretaciones que parten de la falacia "siempre en contra de EE.UU.", en una reinterpretación del jauretchiano "...leo qué dice LA NACION e inmediatamente adopto la contraria", o citas a Galeano. ¿Por qué? Porque efectivamente, al ser más complejo se buscan atajos para predisponer al público en uno u otro sentido. Se trata de geopolítica. EE.UU. ya realizó "ataques preventivos". Hay un largo etc. desde que el mundo es mundo que nos debería llevar a la búsqueda de explicaciones más profundas.
Llaman la atención dos datos que, en la vorágine de interpretaciones, se soslayan. Pese a que en el pasado fue muy fácil decir "tienen armas de destrucción masiva, miren, miren" sin mostrar nada, ahora resulta complicado operar una demonización sobre Rusia y Putin. Aún medios pro occidentales debieron pormenorizar desde 1991 hasta la fecha, pasando por el referendum de Crimea y el porcentaje de población que se considera rusa en Donetsk y Lugansk. El otro dato es el ataque "preventivo" ruso, ya que la mayoría de analistas internacionales se inclina por describir el cerco que la OTAN está operando sobre la Federación Rusa, lo que geopoliticamente puede interpretarse como un intento por sacar a Rusia del tablero internacional y circunscribirla a un rol de potencia local en Eurasia.
Cualquiera sea la interpretación a la que, consciente o inconscientemente decidamos adscribir, el escenario implica a EE.UU., Rusia y Europa en una ecuación que tiene ingredientes locales, globales, energéticos e implicaciones múltiples a futuro. Por lo pronto, si bien la guerra es una tragedia, que EE.UU. y los países europeos hayan hablando de "apoyo" y no "defensa" de Ucrania es una noticia que alienta en el sentido de una más rápida que tardía finalización del conflicto. Y abona esto último a lo que sostiene Gabriel Merino en "Nuevo momento geopolítico mundial: la pandemia y la aceleración de las tendencias de transición histórico-espacial contemporánea" cuando habla de "un declive relativo del Occidente geopolítico y de Estados Unidos en particular. Asistimos a la configuración de un mundo multipolar y al mismo tiempo con rasgos bipolares (...) Crecientes contradicciones político estratégicas, donde predomina un patrón de conflicto entre las fuerzas y potencias dominantes del anterior orden unipolar contra las fuerzas y potencias emergentes que apuntan a un orden multipolar, presionando para redistribuir el poder y la riqueza mundial". Se refería al rol de China durante 2020 a caballo del desarrollo de la pandemia, pero puede ser leído también a la luz de la interpretación que Putin y Rusia hacen del momento para decidir la ofensiva. Pasa que es más complicado que en el argumento hollywoodense del Good Guy versus the Bad Guy.