Santiago del Estero: denuncian torturas y muerte de un joven en una comisaría
Por Nicolás Adet Larcher
Desde que comenzó la cuarentena, vecinos de los barrios populares de la ciudad capital de Santiago del Estero mantienen un reclamo constante por los distintos casos de violencia policial que padecen en el día a día. La Red de Organizaciones Contra la Violencia Institucional se había encargado de hacer un relevamiento con testimonios de vecinos y vecinas, que hablaban de efectivos de las fuerzas de seguridad que disparaban en los barrios, torturaban a los vecinos y los detenían de manera arbitraria. Esa misma red publicó en el día de ayer el comunicado “Comisaría Décima. Otra vez tortura, desaparición y muerte”, para denunciar que la policía había vuelto a matar.
No es la primera vez que la comisaría Décima tortura y mata a un detenido. El año pasado, cuatro policías fueron condenados a cadena perpetua por haber asesinado al albañil Ramón Vázquez, en el año 2013. En 2018, también hicieron lo mismo con el electricista Darío Pérez, de 40 años. Con la muerte de Pérez el primer reflejo fue remover la cúpula de la comisaría, pero no alcanzó.
La nueva víctima se llama Mauro Ezequiel Coronel, de 22 años, quien murió este martes en el hospital Regional de la ciudad. Según el informe forense, Mauro falleció a causa de un paro cardiorespiratorio motivado por una falla multiorgánica. Además, “tenía múltiples traumatismos que le produjeron hematomas y una infección generalizada. A simple vista se observa su cuerpo lleno de moretones en la cabeza, los brazos, el abdomen y las piernas. En otras palabras, lo asesinó a golpes la policía en la Seccional Décima, que ya lo había hostigado y torturado en otra oportunidad” señala el comunicado de la Red.
En la madrugada del 1 de mayo, a Mauro lo sacaron de su casa para detenerlo. Su madre apareció cuando la policía lo sacaba y lo subía al móvil. Según relata el comunicado de la Red, la madre de Mauro se acercó hasta la comisaría Décima para pedir información sobre su hijo y, desde el fondo, escuchó sus gritos.
En el juicio por la muerte de Vázquez se habló sobre el famoso “cuartito” de la Décima. Una habitación pequeña con una mesa, unas sillas dispersas, un colchón apoyado contra la pared y un equipo de música. En el cuartito torturaban a los detenidos. Era parte de la rutina poner el colchón para tapar la ventana que daba al patio y subir al máximo el volumen de la música con el equipo, para que no se escucharan los gritos de dolor.
La madre de Mauro “pudo acercarse lo suficiente para ver cómo lo torturaban: tenía una bolsa en la cabeza y lo golpeaban mientras gritaba” dice el comunicado de la Red. El uso de la bolsa en la cabeza forma parte de los testimonios de varias personas que pasaron por la Décima. Los gritos siguieron, hasta que llegó el silencio. Al día siguiente una vecina le comentó a la madre que Mauro estaba internado en una sala del hospital Regional, custodiado por dos policías, “desfigurado por los golpes” y vomitando sangre, “la doctora que lo atendía le dijo que tenía hematomas en las vías respiratorias”. El martes por la mañana falleció.