Alejandro Villa: “Duna es una banda de barrio, no un producto armado”
Alejandro Villa es músico, compositor y vocalista de Duna, entrevistado por AGENCIA PACO URONDO hizo un recorrido por la historia de un grupo, que a pesar de la edad precoz de sus integrantes, irrumpió en la escena rockera de los ´80 dominada por el sonido y la estética dark; además contó sobre la decisión que tuvieron que tomar de cambiar la denominación de la banda por Abejorros, debido al demoledor éxito comercial que había alcanzado el Duna, nuevo modelo de vehículo lanzado al mercado por la marca internacional Fiat. “Tuvimos que dejar el nombre por culpa del auto de mierda ese que sacó la empresa italiana bautizado Duna. Teníamos mucha bronca, nos estaba yendo bien, veníamos envalentonados y subidos a la soberbia que da la juventud. Tuvimos que patear el tablero y comenzar de nuevo como Abejorros. Debo decir, ahora a la distancia, que me parece una locura haber cambiado la identidad”.
Agencia Paco Urondo: Contanos sobre los inicios de Duna.
Alejandro Villa: Duna empieza en el ‘86, año del recambio del quinquenio anterior en el rock argentino, donde estaba Sumo, Los Abuelos de la Nada y Soda Stéreo, entre otros. Nosotros aparecemos en una escena mucho más dark (oscura), con una música para nada festiva y alegre. Obviamente que todas esas bandas que te mencioné, incluyendo a Charly García, fueron parte de nuestras influencias. Todos ellos ya habían abierto un camino hacia una nueva dirección que nosotros seguimos. Particularmente, creo que el artista más inspirador fue Charly, sobre todo cuando editó Clics modernos (1983), un disco fundacional para todo lo que vino después.
Con Duna empezamos a recorrer el circuito de pubs que había en la época, tocando todos los fines de semana para intentar, con el tiempo, lograr algo que no era para nada fácil: poder grabar. Que apareciera una compañía discográfica, te hiciera un contrato y quisiera registrar tus canciones. Algo que finalmente pudimos lograr gracias a DG, la productora de Daniel Grinbank, porque pudimos juntar siete mil dólares.
APU: En los primeros años de Duna todo se dio de manera muy veloz, grabando el disco debut en 1987 y con la posibilidad de salir del país a tocar siendo muy jóvenes.
A.V: Éramos muy chicos, con decirte que cuando fuimos a tocar a Chile y Perú, nuestro bajista no pudo salir del país porque era menor de edad y no tenía la autorización de los padres (risas). Por entonces, yo vivía solo en una casa que también era la sala de ensayo, un lugar en construcción. En el living guardábamos los equipos y las luces que usábamos en muchos lugares donde tocábamos, porque estos espacios no contaban con buen sonido e iluminación. Por eso, si pensamos en Duna, estamos hablando de una banda de rock formada en un barrio, no de un producto armado con los engranajes andando para que todo salga perfecto. Nos llamaron para tocar y fuimos, no teníamos ni idea de visas o cómo había que hacer para salir o entrar al país.
APU: La banda pertenece, junto a Don Cornelio y la Zona, Fricción y La Sobrecarga entre otros, a esa camada que soltó, a finales de los ’80, esa oscuridad sobre Buenos Aires como un augurio de la etapa complicada que se venía para la Argentina.
A.V.: Con nuestro segundo disco, Un grito más (1989), se ve reflejado mucho el cambio, habíamos perdido la frescura porque estábamos más grandes. Nos costó mucho sacarlo. Épocas donde nos juntábamos mucho con Divididos, que acababa de editar ese mismo año 40 dibujos ahí en el piso, su placa debut. Recuerdo que muchas de nuestras conversaciones con los chicos eran sobre la escasez de vinilos. Tal era la crisis que los discos se fabricaban de 100 gramos cuando el peso normal era de 200, lo que hacía que se perdiera mucha calidad sonora. Por otra parte, si bien ya habíamos recuperado la democracia y dejado atrás el bajón de la dictadura, empezaron a aparecer otros problemas para el país.
APU: Hay unas muy buenas anécdotas que tienen que ver con Sumo y con The Bolshoi, grupo que telonearon en Obras en 1987.
A.V.: Cuando tocamos con los británicos, Luca Prodan dijo: “The Bolshoi, abominable; a mí me gusta Duna”. Nosotros no lo podíamos creer. Después fuimos, en 1988, con Sumo en el mismo micro al Festival Chateau Rock, en Córdoba. Recuerdo que estábamos nosotros cuatro en un rincón, muy apichonados viajando con el grupo que admirábamos profundamente y que íbamos a ver todos los fines de semana. En un momento del viaje, nos piden que hagamos una canción que a ellos les gustaba y les dije que no, porque nos daba vergüenza ¡Para qué! Roberto Petinatto nos miró y se puso a gritar: “A estos pibes les da vergüenza cantar sus propios temas”. Nos comimos una cargada que duró todo el viaje (risas). Pero más allá de la anécdota, fue muy fuerte ese show que dio Sumo porque había mucha tristeza en los músicos ya que Luca hacía poco había fallecido y tuvieron que actuar sin él
“Cuando tocamos con los británicos, Luca Prodan dijo: ‘The Bolshoi, abominable; a mí me gusta Duna’”.
Cambio Duna por Abejorros
APU: Ya siendo Abejorros ¿Es cierto que al principio no estaban muy convencidos de abrir los shows de Paul Mc Cartney en el estadio de River Plate, en 1993?
A.V.: Porque me pareció que era cualquiera, nosotros al lado de Mc Cartney no existíamos. Llevábamos cinco años de carrera, nos iba bien, pero nos sentíamos todavía pichones. Me acuerdo que el encargado de la productora que nos propuso ser parte del evento me dijo: “¿Vos sos boludo?”. Y la verdad que sí. Al final, tocamos y fue maravilloso. Después, les abrimos sus conciertos a Los Piojos y a Roxette. Cuando en el 2014 volvemos con el nombre de Duna, nos llamó un agente de otra productora para ser soporte del show de Ringo Starr. Siempre tuvimos suerte, pudimos compartir escenario con dos Beatles.
APU: Comienzan a llamarse Abejorros en 1992 debido a que la marca internacional de vehículos Fiat, lanzó al mercado un modelo de automóvil llamado justamente Duna, me imagino el fastidio.
A.V: Tuvimos que dejar el nombre por culpa del auto de mierda ese que sacó la empresa italiana bautizado Duna, que para el ’92 explotó en el país con publicidad por todos lados. Teníamos mucha bronca, nos estaba yendo bien, veníamos envalentonados y subidos a la soberbia que da la juventud. Dentro de esa inconsciencia que nos hacía sentir eternos y donde nada malo nos podía pasar, tuvimos que patear el tablero y comenzar de nuevo como Abejorros. Si bien funcionó bajo esta nueva identidad, lo hizo hasta el 2001 que tuvimos algunas complicaciones internas. Debo decir, ahora a la distancia, que me parece una locura haber cambiado la denominación.
APU: Esos problemas internos que describís, hicieron que empezaran los cambios en la formación, recuperen el nombre original de la banda y puedan seguir escribiendo la historia de Duna.
A.V.: Problemas bravos. Raúl Arbelbide tuvo que volver a Trenque Lauquen; ahora felizmente está de nuevo con nosotros. Tuvimos el placer de contar en su momento con Fernando Nalé en el bajo, hasta que los compromisos que tiene con la banda del Indio Solari, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, lo alejaron de Duna. Sin exagerar, Fernando, para nosotros, fue un puntal y significaba lo que Pedro Aznar para Serú Girán. Por suerte, nos dejó a su alumno Mauricio Lamónica, que es muy bueno. Por eso esta nueva etapa nos tiene muy entusiasmados.
APU: Este nuevo momento trajo también la reedición masterizada en cd de los dos primeros álbumes del grupo.
A.V. El primer disco, que no tiene la tapa original, está reeditado, remasterizado en Nueva York y lo vendemos en los shows. Suena bárbaro y también se puede conseguir en el puesto 37 de la Feria de Plaza Italia, en CABA. No me quiero olvidar de Claroscuro (2015), nuestro álbum en vivo, que incluye el material que compusimos bajo el nombre de Duna y Abejorros.
APU: Contanos acerca de las canciones nuevas que van apareciendo ¿Cómo es el proceso de composición?
A.V.: Más allá de Duna, no paré en ningún momento de componer. Trabajé para mucha gente, incluyendo una ex Bandana. Para mí, componer es hacer la canción con la guitarra y después, ya completa, se la mando a los chicos. Por eso, siempre compartimos los derechos de autor, porque acepto todas las cosas buenas que aportan mis compañeros. Personalmente, me siento muy bien y con mucha energía a pesar de los años. Ahora estamos terminando de grabar un par de temas que vamos a ir subiendo de a poco a las plataformas, como se acostumbra a hacer ahora, hasta tener un nuevo disco completo.