Buenos Aires Rojo Sangre: el cine como fenómeno inmersivo y de resistencia

Nietzsche escribe en su libro El nacimiento de la Tragedia que “el arte es la capacidad de metamorfosearse una/uno mismo” y se puede aplicar este concepto a la sensación que se experimentó en el  evento de apertura de la 24 Edición del Festival Internacional de Cine de Terror, Fantástico y Bizarro BARS (Festival Buenos Aires Rojo Sangre) que se llevó a cabo el pasado 22 de noviembre, en el Cementerio Británico de Chacarita, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, volviendo al cine un fenómeno inmersivo y teatral, como algunos pioneros del arte del celuloide también lo hicieron. Tal es el caso de René Clair, que aromatizaba los pequeños cines en donde se proyectaban los filmes.

En la entrada del Cementerio Británico se armó una explanada en donde había una pantalla y sillas que estaban iluminadas por una puesta en tonos fucsias y azules, dando una sensación de ensueño. Alrededor del decorado cinematográfico se podía ver las tumbas y bóvedas reales que se expandían y generaban una sombra entre las copas de unos árboles similares a las que aparecen en los cuadros de Edvard Munch o Egon Schiele.

Con un clima primaveral y acunados por una luna llena en un modo ritual y entre sombras y reflejos de siluetas, un grupo muy grande de amantes del cine y la narrativa audiovisual (sobre todo del genero de horror, terror, suspenso y policial, entre los que se encontraban directoras y directores, guionistas, docentes, integrantes del INCAA, actrices y actores) disfrutamos de una película muy particular, muy bien elegida por la organización del Festival ya que conversaba con la espacialidad real:.

Ese film no es otro que The Wicker Man (en España y Argentina conocida como El hombre de mimbre), de 1973, el mismo año que se estrenó El Exorcista, con guión de Anthony Shaffer, basada en la novela Ritual de David Pinner y dirigida por Robin Hardy. En la película trabaja el mítico Christopher Lee y la actriz sueca Britt Marie Ekland, muy conocida por haber sido la esposa de Peter Sellers y la novia de Rob Stewart.

Antes de desarrollar algunos aspectos de la película es pertinente aclarar, a grandes rasgos, las diferencias entre los géneros de terror, suspenso, el policial y el padre de todos ellos, que es el horror. El horror y el terror son profundamente políticos y cualquier situación de la vida cotidiana puede, de pronto, cambiar de código y convertirse en un suceso de terror.

En la historia de la humanidad, sobre todo a partir de la modernidad, siempre que hubo circunstancias sociopolíticas que generaron incertidumbre e inquietud, el terror se alzó como un modo de mostrar algo que está deformado, que es monstruoso y que genera un peligro para la simple humanidad. Por eso, en este momento del mundo y del país tan particular, en donde se están moviendo y volviendo paradigmas fascistas que se pensaron superados, este festival y la elección de esta película para su inicio es más que apropiado y bienvenido para poder pensar.

Cabe destacar que el horror como género es el más antiguo y el que está enraizado con más fuerza en el imaginario arquetípico vinculado al miedo. Ligado a conceptos como lo tétrico, lo macabro, y a espacios como los castillos, las catacumbas, tumbas, sarcófagos, sótanos, entre otros lugares. Cabe destacar que el horror es lo que ya está y se descubre; en general es la curiosidad o la búsqueda de algún objeto o ser que lleva a los personajes a encontrarse con un cuadro de horror: momias, esqueletos, seres embalsamados como el caso del rostro cadavérico de la madre de Norman Bates en Psicosis, descubierto en el sótano de la casa.

El horror se devela mucho tiempo después de ocurrido el hecho atroz y, en general, es intuido y buscado por los personajes. Se vislumbra de que algo más hay enterrado, oculto, tapado, escondido; en este sentido se conecta con el concepto freudiano de lo siniestro: aquello que debería permanecer oculto y no salir a la luz. 

En general, al descubrir el horror se genera inquietud, temor, miedo y más aún pánico. El terror gótico contiene muchos elementos del horror. Ahora bien, el terror genera aún más inquietud. Porque el terror como género está definido como lo que se transforma, lo que cambia de código, de forma y muestra la evidencia de ese cambio.

Por ejemplo, el caso del personaje Drácula y de la figura del vampiro en general: se convierte y se transforma cuando necesita satisfacer su necesidad de sangre que, a su vez, remite a su necesidad de tener sexo e infectar y expandir su estirpe y dominio. Es decir, el terror está íntimamente vinculado a la figura del monstruo. 
En el caso de The Wicker man, nos encontramos con estas características desarrolladas anteriormente. 
El filme tiene un argumento en torno al sargento de policía Neil Howie, quien recibe una carta anónima solicitando su presencia en Summerisle, una remota isla ubicada en el archipiélago de las Hébridas, que se caracteriza por su abundante producción de frutas. El caso que debe resolver dice tener relación con la desaparición de una niña llamada Rowan Morrison, quien llevaba algunos meses desaparecida en la isla.
Howie, un devoto y célibe cristiano, llega a la isla y se escandaliza al descubrir que sus habitantes rinden culto a antiguos dioses paganos de origen celta. El policía ve a parejas copulando al aire libre, niños que aprenden en la escuela la importancia fálica del árbol de mayo y particulares técnicas medicinales. Además, tiene dificultades al momento de interrogar a los isleños, quienes dicen no conocer a Rowan y cuya propia madre señala que no existe. 
Al entrar a una posada, Howie nota una serie de fotografías que registran un festival de la cosecha celebrado cada año. Al notar que la fotografía del año anterior no está, el posadero le dice que se rompió. Tras descubrir una tumba con el nombre de Rowan Morrison, se reúne con el líder de la isla, Lord Summerisle, para obtener un permiso de exhumación.
Summerisle le cuenta al policía cómo su abuelo llegó a la isla y desarrolló nuevas variedades de frutas que se adaptaban mejor al clima de la isla. En esta película de terror moderno, pero rural, con elementos sobrenaturales, melodrámaticos y bucólicos, el sistema hegemónico represivo queda desarticulado ya que el oficial de policía entra en una comunidad que tiene otros códigos, otros parámetros. ¿Tal vez para pensar que el autoritarismo y lo represivo hay algo que no comprende y al cual no puede acceder, que es a la metáfora? Quizás hay que pensar a la metáfora como forma de resistencia.