Camila Juárez: “Malvinas fue un momento muy fuerte y de mucho consenso entre guerra, arte y dictadura”

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Camila Juárez: “Malvinas fue un momento muy fuerte y de mucho consenso entre guerra, arte y dictadura”

15 Septiembre 2024

La investigadora, docente, doctora en Historia Camila Juárez conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre Escuchar Malvinas, libro en el cual aporta un artículo y que fue compilado por Esteban Buch y Abel Gilbert.

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo llegás a formar parte del equipo de escritores que conforman Escuchar Malvinas?

Camila Juárez: Trabajé y trabajo con Esteban Buch, que es historiador, musicólogo argentino radicado en Francia, muy renombrado, que ha estudiado muchísimo la relación entre la música, el sonido, y la política. Tiene un montón de libros, desde uno dedicado al Himno Nacional Argentino, pasando por la vanguardia hasta uno sobre la Novena Sinfonía de Beethoven como canto político; o Música, Dictadura y Resistencia, referido a la venida de la orquesta francesa en época del proceso.

En el 2018 hubo un congreso dedicado al estudio de la guerra de Malvinas desde los Derechos Humanos, la Dictadura y desde las artes, también. Ahí trabajamos sobre este artículo que habla sobre la música, el sonido en los días de guerra, de abril a junio. Qué pasó en esos días con la memoria colectiva y esta guerra. La música, el sonido, los jingles, un montón de situaciones sonoras que fuimos advirtiendo a partir de los diarios, la fuente más fuerte que teníamos.

APU: Cuando uno recorre las páginas del libro está la resonancia en los excombatientes del sonido de las bombas, de las balas, el ulular de las sirenas describiendo la crudeza de una guerra.

C.J.: Totalmente. Por ejemplo, la canción de Charly García “No bombardeen Buenos Aires” que fue escrita con posterioridad, pero en relación con este conflicto, está dando cuenta desde la letra y también desde la música de esta sonoridad, de las tensiones atravesadas en esos días de guerra.

Tensiones porque hubo mucho festival en solidaridad con los soldados, pero también en relación a la guerra. Entusiástamente solidarias con la guerra y con lo que se llamó el Fondo Patriótico. Participaron muchos artistas de todos los géneros musicales, pero también de la televisión, al igual que en el programa 24 horas por Malvinas.

Una de las hipótesis que manejamos es la de cultura de guerra, un momento específico en el cual la sociedad civil y las Fuerzas Armadas se unieron por esta causa, con todas las contradicciones que esto trae aparejado.

APU: Y la encrucijada en la que se vio nuestro rock, al prohibirse la música en inglés, permitiendo que la música en castellano inunde los medios de comunicación a la vez que tuvieron que tomar posesión y posición en el Festival de la Solidaridad.

C.J.: Ellos van por la paz, porque en general el rock, tradicionalmente, siempre fue pacifista o antiguerra, también en este contexto tan especial que nos marcó como sociedad. La idea fue tratar de hilvanar y de trabajar esas huellas sonoras ocurridas en estos dos meses. Cómo la sociedad empezó a sentir de otro modo y se sintió unida, nuevamente, por una causa. Recordemos que antes del 2 de abril, el 30 de marzo, la CGT realizó una marcha muy importante que convocó a muchas personas en la Plaza de Mayo, que se llenó.

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Frente a esa encrucijada es que la Dictadura esboza este gesto de la guerra. Y la plaza se vuelve a llenar, pero ya por otra causa. Es un momento en el cual se produce una conjunción de arte y de patria, y esto ocurre no solo en el Festival por la Solidaridad Latinoamericana, sino también en el Teatro Colón. Uno pudo recuperar a través de las fuentes hemerográficas, por ejemplo, los copetes. Se hablaba de la trinchera lírica, periodistas diciendo se cantó el Himno Nacional, ya era hora de estar todos unidos por una misma causa, se indignaban porque no se pasaba música clásica argentina en los teatros.

También en el folklore y en el tango. Desde los jingles mismos, recordemos que había publicidades que decían “argentinos, a vencer”. Malvinas fue un momento muy fuerte y de mucho consenso entre guerra, arte y dictadura.

APU: Y la toma de partido, en esta situación, de artistas con recorrido mundial que también estuvieron atravesados por el clima de época.

C.J.: Desde acá y desde afuera, porque Atahualpa (Yupanqui) estaba exiliado, pero recupera la letra de “La hermanita perdida” y sale a decirla en ese momento. Pugliese, también. Eran tangos que ya estaban realizados, pero se actualizan para la ocasión. Salvo el de Piazzolla, con “Los lagartos”, que luego va a ser conocido como “Tanguedia”.

Argentino Luna realizó unas décimas para el primer caído en la guerra, (Capitán Pedro) Giachino, y las tiene grabadas. Con el libro editado por Gourmet Musical buscamos cómo decir en palabras lo que resonaba en esta cultura acústica donde aparece el artículo que escribí con Esteban, pero también otros de colegas como Abel Gilbert, Mercedes Liska, Julián Delgado, Sergio Pujol, (Norberto) Cambiasso, (Ricardo) Dubatti, (Martín) Liut, Mariano del Mazo.

APU: ¿Se podía salir de ese clima de guerra, era imposible hacerlo? ¿Hubo algunos nichos de resistencia ante eso?

C.J.: Hubo resistencia, por supuesto, hubo disenso, es necesario decirlo, también.

Por ejemplo, para el Festival de la Solidaridad Latinoamericana no participaron ni Los Violadores ni Virus. En Virus sabemos que tenían un hermano desaparecido, tenían otro tipo de conciencia. Los hermanos Vitale también estuvieron en disenso, por eso hablamos de tensiones y de conflictos.

Lo que nos llamaba la atención es este momento cuasipornografico, la cultura de guerra, es esa cosa fascista donde se unen muchas cuerdas que estaban en disonancia y después vuelven a estarlo. Un periodo muy particular donde se abre ese paréntesis.

APU: ¿Se puede hablar de cultura de guerra en Inglaterra?

C.J.: Hay algún que otro artículo acá, en este librito, pero según lo que yo tengo entendido no pasaba tanto por ahí, más bien todo lo contrario. En las tiras humorísticas de los diarios y revistas se mofaban de todo esto. Los ingleses tampoco lo sentían como un lugar propio, estaban a miles y miles de kilómetros, no tenían la menor idea de qué era esto. Estoy hablando de sentido común a nivel popular.

Eso se tradujo a nivel musical a través de The Clash y tantos otros. Pink Floyd hablando de Maggie. Ahora no me acuerdo bien, pero había muchos otros ejemplos musicales. Thatcher también tenía su imagen totalmente en baja. Para nada fue en Inglaterra como se dio acá.

APU: ¿Cómo interpretás el regreso de Mercedes Sosa, en el 82?

C.J.: Fue una vuelta clave, fue de las primeras que empezaron a volver y de hecho, fue antes: febrero, creo recordar. Estaba aflojando un poco la situación, si bien seguíamos en Dictadura y eso fue demostrado en Las Malvinas propiamente dichas, en cómo trataron a los soldados, como fueron llevados hasta ahí, lo que pasó a la vuelta con el pacto de silencio, la invisibilización.

Mercedes Sosa fue una figura clave muy importante y su regreso reavivó la esperanza de una vuelta a la Democracia.

“Mercedes Sosa fue una figura clave muy importante y su regreso reavivó la esperanza de una vuelta a la Democracia”.

APU: ¿Podemos seguir hablando de cultura de guerra en este tiempo?

C.J.: Me parece que tiene que ver con una guerra, específicamente. Y teníamos una. Sí hay muchas reverberaciones de momentos como ese, que son para pensar y unir con ciertas cuestiones. Creo que son contextos diferentes, pero hay resonancias que podríamos trazar, salvando las distancias.

APU: Hoy, la guerra es por otros medios.

C.J.: Claro, pero eso fue muy específico. Personas sin instrucción yendo a una guerra y la que se quedó diciendo vamos a ganar, o aflorando los himnos nacionales, las marchas. Todo pasaba por ahí. Entiendo a dónde querés ir, lo que pasa es que me gustaría ajustarme específicamente a los conceptos como para no decir barrabasadas históricas.

APU: A las nuevas generaciones cada vez les queda más lejos Malvinas y hay una responsabilidad para seguir manteniendo viva la memoria, más allá del contexto específico.

C.J.: Es muy importante mantener la memoria. Tenemos un hermoso museo de Malvinas donde se la recupera un montón, me parece que es clave para no volver a caer en los mismos lugares. El tema Malvinas siempre hay que tenerlo en nuestro horizonte, no descuidarlo. Existía algo que llamaban la acción psicológica, la Dictadura de algún modo trabajaba desde ese lugar, por ejemplo, con la comunicación.

APU: ¿Cómo era tu vínculo con la causa Malvinas antes del libro, cuando era más joven?

C.J.: Para el 2012, cuando se cumplieron los 30 años, ya había trabajado sobre Malvinas porque se hizo una exposición que pasó sin mucha visualización, pero realmente fue una megaexposición que hizo la UNTREF en el Palais de Glace, donde había de todo: excombatientes, muestras de fotos, especialistas en historietas. Luego había toda una muestra sobre un supuesto museo Malvinas que no se concretó, porque hubo artistas que donaron obras, pero eso nunca se llevó a cabo. Esto en el 82. Yo hice la parte musicológica, tanto de la parte inglesa como argentina. Era el 2012 y todavía no habíamos hablado tanto sobre esto.

Ese fue mi primer encuentro fuerte con la materialidad de Malvinas, antes lo había vivido en el colegio, chiquita. Ahí caí en la cuenta de qué era esto de escuchar y estudiar Malvinas. Entonces sí, la llevo como bandera y me parece fundamental que se destrabe y que podamos hablar y tener memoria. Hay mucha gente trabajando, hoy, en esto.

En el 2022 se creó un grupo de investigación enorme, con gente involucrada tanto locales como ingleses y que se llamó “Repensar Malvinas”. Tuvo su título en inglés, Rethinking Faklands y hubo un revuelo por eso. Es un tema, un territorio supercomplejo de tensiones y amores.