Daniela Lieban: “El arte es uno, la sociedad contemporánea lo fragmenta y lo expertiza demasiado”

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    Daniela leiban
    Foto: Mariano Nieva
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Daniela Lieban: “El arte es uno, la sociedad contemporánea lo fragmenta y lo expertiza demasiado”

15 Diciembre 2024

La cantante, bailarina, coreógrafa y compositora Daniela Lieban conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre su rica trayectoria y su percepción multidisciplinaria del arte.

“El (Centro Cultural Rector Ricardo) Rojas, por ser parte de una universidad (UBA), es un lugar que siempre favoreció mucho la investigación y la experimentación en arte, algo que hoy está muy valorado. Yo empecé en los ´90 a hacer danza multimedia, con proyección de vídeo de fondo. Era el primer lugar que tenía un proyector colgado y nosotros, los coreógrafos, podíamos ir a investigar. Hoy en día es muy normal ver espectáculos con video, pero en esa época fue vanguardia”.

“Venía trabajando como maquilladora en muchos videoclips de rock, aprendí a trabajar en medios profesionales de filmación. Cuando me tocó hacer mis obras de danza con vídeos, ya tenía un poquito de experiencia en cómo se trabajaba en una filmación y pude, justamente, poner toda la carne en el asador”.

Siento que tengo un espíritu renacentista. Los artistas del Renacimiento eran integrales, completos. En realidad, el arte es uno, la sociedad contemporánea lo fragmenta y lo expertiza demasiado”.

“Siempre me interesó tener muchas herramientas para hacer una puesta en escena. Empecé con la danza y la música desde muy chica. Después, en algún momento, empecé a estudiar caracterización, maquillaje artístico. Hoy en día tengo una cátedra de maquillaje en la UNA (Universidad Nacional de las Artes). También estudié puesta en escena, hice una maestría en performance. Cuanta más herramientas uno puede tener, las obras tienen una elaboración mayor”.

“Cuando vas formándote en todas esas áreas, en tu cabeza ya dialogan, se te ocurre una idea desde una arista o desde otra, se van complementando. A mí me surge naturalmente hacer obras donde están todos los elementos en juego, tal vez eso haga que no sea una gran bailarina, no me importa tanto que la técnica sea excelente, las disciplinas van dialogando para llegar a lo que pide la obra”.

“Con Fernando (Noy) nos conocimos hace mucho, a través de nuestros amigos músicos y rockeros en común. En el 2004, Alejandro Cervera nos convocó a trabajar juntos en un ciclo del Rojas que se llamó Danza con otros, donde se convocaba coreógrafos a trabajar con artistas de otras disciplinas y con Noy creamos una obra que se llamó Más allá del tren y del mar, basada en un libro de poemas suyo. El flechazo fue mutuo, Noy es poesía y poeta en su solo acto de presencia, no está separado, no es que es una persona y además un artista”.

“Lo creativo fue la ventana, el oxígeno durante la pandemia, la liberación. En ese momento me encontré con un taller que daba Pablo Dacal, el músico. Era muy interesante porque era una generala. Según lo que decían los dados teníamos que ir a componer una canción. Los dados te decían cuántas frases tenía que tener la canción, cuántas sílabas, en qué tonalidad. Para mí fue un estímulo hermoso porque el tema del juego y del azar significaron una especie de ruptura a ese momento de tanta vigilia, de tanto condicionamiento, cerrazón. Era abrir a jugar y la verdad es que compuse 8 o 10 canciones que fueron la semilla para Canciones para encender rincones. También tomé un taller de creación de danza que fue riquísimo, así que cuando salimos de la pandemia todo eso floreció y se convirtió en obra”.

“A Batato lo conocí en Bolivia. Cuando era chica iba Cemento, a Bolivia, al Parakultural, me escapaba de casa y me iba a la noche. De hecho, mis primeras obras de danza las estrené en Cemento, en los ochenta. No lo conocí personalmente a Batato, lo conocía de verlo ahí. En el 2004, cuando ensayábamos con Noy, vino Urdapilleta a ver los ensayos, un honor”.

“El patrimonio cultural lo vamos a seguir sosteniendo todos los artistas. La performance justamente, lo que hace es mantener vivo todo ese archivo que si solamente dependiera de él sería una cosa muerta. Hay una transmisión y un legado que se va pasando de generación en generación de artistas. La cultura se sostiene haciéndola y vamos a seguir haciéndola. Obviamente que es un dolor espantoso ver lo que está sucediendo, pero somos muchos los que valoramos, queremos y vivimos gracias a la Cultura. No a nivel monetario, a nivel alma”.

“(Con respecto a su hija Isabela, conocida como Bebe Azul) Hay algo que entra por ósmosis. Ella se crió en una casa donde todo el tiempo, tanto su papá como yo, estábamos produciendo arte, creando (siempre fuimos artistas independientes) y nos vio laburar. De bebé ella ya iba a ver espectáculos De la Guarda, donde su papá hacía la música, o venía a ver una obra donde yo estaba bailando. La verdad es que ella es muy independiente, trabaja sola. A veces, cuando termina algo, me lo muestra a ver si me gusta, pero yo no me meto, le puedo responder en general. Nos nutrimos mutuamente”.

“Ella empezó a cantar en mi shows. La primera vez me lo pidió, era un show muy under, muy tranquilo. Empezó como telonera y fue su primera experiencia. Algunas veces vino a cantar a dos voces, con algún arreglo, y se empezó a animar. Después ya siguió su ruta. Compartimos y y también seguimos manteniendo nuestro vínculo de mamá e hija, que eso me parece muy importante”.

“A nivel nacional, Margarita Bali es un artista referente, enorme. Es una artista que se ha abierto a trabajar con lo visual, con el video y la danza. Teresa Duggan, con quien yo me formé, es alguien con mucha libertad creativa y muy trabajadora. Jean François Casanovas y el grupo Caviar también han sido una gran escuela. En los extranjeros, una gran referente es Laurie Anderson, para mí es la madre artista. Joni Mitchell como cantante, también, Marisa Monte y los Tribalistas, Caetano (Veloso), Charly (García). Spinetta, Luis y toda su poesía, esta cuestión de no ser literal ni narrativo, sino que el arte puede abrir mundos”.

“Eso también está en mis obras, no hay un guión lineal que vos tenés que entender, una obra que empiece y tiene un argumento, sino que es un lenguaje poético donde el espectador tiene que laburar, tiene que traducir esos signos e interpretarlos y ponerle lo propio, me interesa ir por ese lado”.

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