"Fuimos una de las primeras bandas de minas a la que se le dio bola cuando el blues estaba en llamas"
AGENCIA PACO URONDO conversó con la cantante Viviana Scaliza, una de las integrantes de la mítica Blacanblus, sobre su trayectoria y su actualidad en la música.
Agencia Paco Urondo: Tocas mucho por Castelar, tu patria chica.
Viviana Scaliza: Es una cuestión que tiene que ver con lo práctico. Se nos puso difícil ir a Capital, tema movilidad, y acá se abrieron lugares que están buenos y decidimos medio quedarnos por la zona. Pronto pienso que vamos a estar un poco más por Capital, por lo menos tengo un par de amigos que me ofrecieron llevarme, así que seguramente vamos a conseguir algún show por allá.
APU: Ahora tenés una excusa más para venir, que es el disco nuevo, en vivo, que fue grabado en Mister Jones en el 2019 y lo subiste a las plataformas hace poco.
V.S.: El disco se grabó en el 2019 y después pasaron un montón de cosas en mi vida y en la vida. Tuve un problema de salud, se vino la pandemia y el disco quedó en la nada, si bien Charly de Hoz lo mezcló hermoso, hizo un laburo alucinante. Y hace poco me dice “che ¿sacamos el disco?”. Y dije que sí porque además estoy entusiasmada con sacar otras cosas y antes de hacerlo, quería ir con éste. Viene gustando mucho, eso está muy bueno. Pero es un repertorio viejo. Me preguntan si lo voy a presentar y yo prefiero presentar cosas nuevas y esto tenerlo como un adelanto de todo lo que puede llegar a venir atrás.
APU: ¿Como fueron tus comienzos con la música?
V.S.: Cantaba desde chiquita, pero a los 9 años empecé a estudiar guitarra. Ya en la adolescencia, me empieza a pegar Janis Joplin y el blues. Adentrándome en su vida conozco a Bessie Smith. Buscaba blues y no tenía mucho cómo; buscaba cassettes en disquerías, no existía internet. Y de las letras, ni hablar, eran casi todas “orejeadas”. Yo creo que la mayoría de las personas de esa época dice cualquier cosa cuando cantan en inglés.
APU: ¿En tu casa había música o no se escuchaba?
V.S.: Se escuchaba radio. Teníamos un tocadiscos muy viejo que se prendía para las fiestas o si yo quería, por algún motivo, escuchar algo. Entonces a la tarde le pedía a mi mamá que me lo prenda. Me gustaba comprarme discos cuando era chica, sobre todo música clásica. A veces me ponía a mirar los discos y por ahí quería escuchar alguno, pero se escuchaba mucha radio. Mi viejo, generalmente, tango; mi vieja folclore y cantaba mientras hacía las tareas domésticas. Eso era la música en mi casa.
APU: ¿Puede ser que vos ayudabas en las tareas administrativas a Cristina Aguayo y así conociste a las chicas con las cuales van a formar Las Blacanblus?
V.S.: Estaba en la Shining Soul, que fue un grupo de mujeres que le hacía coros a Cristina Aguayo. Una de las chicas, Diana Figueroa que hacía las veces de secretaria, dejaba la banda y justo me quedé sin poder pagarme las clases, porque yo había empezado a estudiar con Cristina. Ella no tenía teléfono, se lo ofrecí y también organizarle la agenda y aceptó. Hay una anécdota que Cristina (Dall) no se cansa de contarla y no se la olvida nunca. Ella me llama acá, y acordamos un horario, pero como Cristina Aguayo no me llamaba por teléfono ni se comunicaba conmigo, nunca se enteró que tenía esa clase. La negra fue, esperó y se volvió a Liniers.
APU: Entonces se dio que algunas de las chicas fueron y fuiste vos la que las anotaste en el curso y después terminaron siendo compañeras.
V.S.: A Cristina, las otras chicas ya venían estudiando.
APU: ¿Cómo empiezan a pegar onda, a encontrarse con amistad, por afinidad, a pensar en los colores de las voces que formarán Las Blacanblus?
V.S.: Hubo una necesidad de parte del grupo de hacer algo por sí mismo, de salir de las clases donde estábamos hartos de hacer siempre los tres mismos temas porque había dos o cinco que nunca se los aprendían. Hicimos un planteo entre todo el grupo de hacer algo fuera y quedamos las cuatro y un par de chicas más que no vinieron, y un varón, Gabriel. Quedamos las que quedamos.
APU: Van a empezar a hacerse conocidas en la escena de los 90 y tengo entendido que fueron muy importantes tanto el Negro Tordó como la Negra Poli, que las ayudó a entender de qué iba la otra parte del arte, el tener que negociar.
V.S.: Vamos desde el principio. Cuando empezamos, la que movía la cuestión era Mona (Fraiman). Es la que logra que de un programa, Blues en alfa, nos dieran bola. Lo conducía Leo Almaraz y Adrián Flores. Tanto rompió Mona en ese programa que Leo Almaraz, un gran guitarrista de blues, nos va a ver a nuestro primer show y le pareció alucinante. Él nos habla de tocar en El Samovar de Rasputín. En esa primer fecha toca Luis Robinson que en este momento estaba en La Mississippi, quienes de alguna manera son los padrinos de Las Blacanblus. Una vez les abrimos en Oliverio con cinco temas y la gente “murió”. Ahí el dueño nos da una fecha a nosotras solas y empieza la empieza la historia.
En un show de la Mississippi es donde conozco a la Negra Poli en el baño. Una mujer me empieza a hablar todo raro, a decirme que había un lugar en La Plata donde ella podía hacer que nosotros toquemos. Me pregunta mi nombre, le digo Viviana y yo le pregunto el suyo. “La Negra Poli”. Casi me desmayo, no la había reconocido. O sea, la Mississippi tuvo mucho que ver en los comienzos. Por ende, El Negro Tordó. Él fue el productor de nuestro primer disco.
APU: Después llegó un gran momento para ustedes, que fue compartir escenario con Los Redondos en Huracán, en la presentación del disco doble Lobo suelto, cordero atado.
V.S.: No llegué a participar de eso. Fueron tres shows. En el primero estuvieron Débora (Dixon) y Mona, en el segundo Débora y Cris. Cuando me tocaba a mí teníamos un show en La Trastienda y se decidió hacer ese show. Para mí, en lo personal, tiene muchísimos entretelones que, lógicamente, lo saben algunos de mis allegades.
APU: No quiero dejar afuera a tu compromiso con la diversidad ¿Cómo fue que empezaste a ponerle el cuerpo a esa militancia?
V.S.: Nunca fui militante. No participé ni participo de ningún movimiento activamente. En realidad, en los 80 sí, con el GAL, Grupo Autogestivo de Lesbianas. Parece que era conocido, porque veo ahora que quienes hacen investigaciones sobre la militancia en los 80 hablan de ese grupo. Mucho no milité, simplemente digo lo que siento y pienso. Como sos una persona relativamente conocida en algunos círculos, se toman eso como una militancia. Yo hago lo mismo que puede hacer cualquier otra persona con otra orientación sexual o identidad de género.
Que manifieste públicamente que estoy con una mujer o hable en femenino en las canciones y quieren pensarlo como una militancia, dale. Me veo a través de los años y me doy cuenta que hice un montón de cosas, pero en la época que era menos conocida, en las primeras marchas del orgullo, en los 80 con el GAL.
“Una vez les abrimos en Oliverio y la gente ‘murió’. El dueño nos da una fecha a nosotras solas y ahí empieza la historia”.
Nunca tuve problema de closet. Mi viejo lo sabía y si él lo sabía estaba todo bien. Nos llevábamos como el demonio, se lo dije un día en medio de una discusión feroz para molestarlo. Yo pensaba que le estaba echando leña al fuego de la discusión y él, serio y tranquilo, me contesta que ya se había dado cuenta y me terminó la discusión.
APU: Lo había aceptado, de alguna manera.
V.S.: Desde ahí no tuve problemas de salir a la calle con un grupo o con un cartel, como lo hacíamos con el Grupo Autogestivo de Lesbianas. Pero más que esa militancia, nada. Sí expresar lo que siento y lo que pienso, no solamente por mi orientación sexual, sino por otras cosas, como cuestiones políticas.
APU: Sos una referente para un montón de pibas que hacen música, especialmente blues, que se referencian en tus canciones y tal vez se animan a romper también con esto de lo que estamos hablando.
V.S.: Para mí, la militancia siempre fue el estar metida dentro de un grupo, de un partido, y pelearla desde ahí. Evidentemente, mi militancia viene de otro lado. Me acuerdo una vez en La Plata, se me acercaron dos pibas en la misma noche porque había aparecido una nota en la revista Viva, de Clarín, donde me molestó tanto el periodista con el amor cuando no quería hablar de eso. No queríamos hablar de cuestiones muy personales, Las Blacanblus. No por nada, sino porque fuimos una de las primeras bandas de minas a las que se le dio bola cuando el blues estaba en llamas. ¡A quién le importa que yo sea lesbiana! El tipo jodió tanto que le terminé diciendo “no me interesa que esto salga”. Este buen señor, pone en la nota “una es negra, la otra es judía, la otra desciende de indígenas y la otra es homosexual”.
O sea, no pone, pero pone. Obviamente, todas las pibas se dieron cuenta quién era quién y en La Plata las dos chicas me dijeron más o menos lo mismo. “Mirá, a partir de que vimos esa nota, me di cuenta que también podía decirlo”. Y la cantidad que nos han dicho que empezaron a hacer música porque nos escuchaban a nosotras es increíble.
APU: A estas características que marcó malintencionadamente este colega, se le sumaba que eran cuatro mujeres ¿Les costó mucho el ambiente, los dueños los boliches?
V.S.: Los mayores problemas los tuvimos con los técnicos. Y lo siguen siendo, pero ahora tengo 61 años y me les planto, vení a decirme lo que tengo que hacer. En ese momento éramos minas en una época en donde si vos protestabas por algo, eras una loca de mierda, una histérica. Si eso mismo lo decía un chabón, era un profesional. Eso pasó al principio, después ya tuvimos operadores que sabían, los que nos trataron de esa manera era toda la gente que no.
Los de los boliches quedaban apabullados, Mona los pasaba por arriba 42 veces y le sacaba el arreglo que quería. Nunca supimos cómo lo hacía. Me acuerdo cuando íbamos a DBN, Ramiro Amorena temblaba cada vez que Mona sacaba el cuadernito.
APU: ¿Costó mucho hacer Suena en mí, el disco que hicieron sin Mona?
V.S.: Ese disco costó, pero no por el tema que no estuviera Mona, sino por lo musical. De hecho, para las presentaciones teníamos dos coristas, una de ellas era Tita Print. De esa manera, suplimos un poco la voz de Mona y algunos otros problemas vocales que había. Lo que costó fue que quisimos empezar a hacer un disco en el 2000, 2001, estábamos en un momento estallado, no quiero ni hablar porque voy a llorar.
En ese momento estaba pasando lo que creo que va a volver a pasar. Y nosotros teníamos todo un repertorio e íbamos por muchos lugares a mostrarlo, Popart, Cuatro Cabezas, Aqua Records que en ese momento se funde. Después de ver todas elegimos Popart y cuando vamos nos dicen “no, ya las condiciones no son las mismas porque cambiaron las condiciones económicas del país”. Ese disco se fue postergando hasta que un día viene Fernando Taverna que tenía su estudio, era stage manager nuestro y ahora es un gran productor, y nos dice vamos a grabar el disco.
Pero no vamos a hacer nada de ese repertorio que ustedes ya tenían, vamos a agarrar todos los temas por la mitad y los vamos a maquetear. Había como 30 temas y de esos se eligieron algunos para arreglar para el disco. Es más, el nombre Suena en mí no es nuestro, es de él, porque nosotras casi no íbamos al estudio. Una época muy extraña. Estamos hablando del 2001. Finalmente, Aqua Records remonta y lo sacamos por ahí, pero si hay que agradecerle a alguien es a Fernando que puso el estudio y millones de horas. No paraba, estaba 24 horas arriba del disco. Fue muy cansador. “Suena en mí”, la canción, la letra no salía. Un día Fernando se cansó y cuando llegamos nos dijo “esta es la letra del tema, les guste o no les guste”. De eso que hizo Fernando, queda el nombre del disco, para que tengas una idea de cómo fue la última parte de Las Blacanblus. El disco sale en el 2005, la cosa se estaba recomponiendo, pero no tiene publicidad, hay gente que ni sabe que existe ese disco.
APU: Una lástima, es un disco con canciones muy frescas, bien grabado.
V.S.: Te diría que hay un par de temas nada más que son muy Blacanblus. Dos de esos temas los quiso producir Cristina, los quiso hacer a la forma Blacanblus.
APU: Hay un tema en francés que canta Débora.
V.S.: Ese tema tiene como cuatro idiomas. En la parte en francés yo le tuve que hacer una segunda voz y yo de francés no entiendo ni sé nada, o sea que sanatié toda la segunda voz. Ese tema es uno de los que más me gusta del disco.