Toño Silva, la batería chilena de Charly García
AGENCIA PACO URONDO conversó con Toño Silva, músico chileno que es baterista de The Prostitution, sobre esta banda que viene acompañando a Charly hace más de 20 años y a la espera del nuevo trabajo de García, La lógica del escorpión, que saldrá en vinilo con portada a cargo de Renata Schussheim.
Agencia Paco Urondo: Vos y dos coterráneos tuyos forman parte de la banda que acompaña a Charly García, pero quería empezar preguntándote cómo te iniciás en la música, en el rock y con la batería.
Toño Silva: La música estuvo presente en mi casa. Mi vieja escuchaba radio todo el día, yo me despertaba y siempre había música. Por ahí me topo con canciones que me recuerdan cuando tenía 4, 5 años. Mis hermanos mayores tenían una banda, podríamos decir como una especie de batucada, en la década del 50. En la casa había un tocadiscos, la música siempre estuvo rondando. En el 75, cuando tenía 12 años, volvía de la playa por unos boliches que tenían músicos en vivo, ensayando, y me acuerdo que flasheé con las bandas que tocaban. Ahí enganché con la batería y no la solté nunca más. Llegué a casa de esas vacaciones y me armé un set de batería con lo que encontré. Era un juego de niños, en el fondo.
APU: Si hay un instrumento que se asemeja a un juguete, es la batería. La podés armar con una cacerola, un balde, un banco, lo que sirva para hacer percusión.
T.S.: De hecho lo hacía, también, en el colegio. Viste que los bancos eran de madera. Los tocaba y les buscaba sonidos. No lo largué nunca más, enganché a los 12 años y ahí seguí y seguí. Mi primera banda la tuve a los 15, se llamaba Getsemaní, porque los otros chicos tocaban en el coro de una iglesia y les faltaba baterista. Me acuerdo que tenía una batería chiquita, como de niño, con un pedal pequeño y yo ya calzaba 42, me sobraba como tres cuartos de pie.
APU: Estuve viendo un video donde The Prostitution tocaba “Demoliendo hoteles” y en la parte donde dice “yo que crecí con Videla” lo reemplazaron por “yo que crecí con Piñera. Probablemente hayas vivido la dictadura pinochetista ¿qué lugar ocupó el rock de tu país en esa época?
T.S.: Cuando fue el golpe militar tenía 11 años, pero por los testimonios sé que había rock en Chile antes del 73. Y se hacía música propia, además. La dictadura militar cortó te diría que tres cuartos de todo eso. Quedó poco y lo que quedó tenía que hacer música en las discotecas. La parte creativa se cortó. Las bandas que quedaron, en su mayoría, hacían covers. Algunas subsistieron, como los Jaivas, aunque se tuvieron que ir del país. Fue realmente un desastre, toda esa etapa.
En los 80 empezó un poco a cambiar. Hubo un movimiento que se llamó la nueva trova, con guitarra acústica, bien artesanal. A mi me tenía un poco aburrido porque siempre me gustó el rock. Y de repente un día, en un programa de televisión que se llamaba Magnetoscopio musical, aparece Charly García con el “estoy verde” y ahí cambió toda la historia. Ahí apareció el rock latino y todo el otro tipo de música que había no se tocó más en la radio y yo me colgué de esa movida.
Armé una banda que se llamó 93 octanos, hacíamos música propia, empezamos a salir en la televisión y hasta grabamos un disco. Hubo un espacio para poder desarrollarse como músico. Pero inmediatamente, después del 73, no quedó nada. Con los músicos que he conversado me transmitieron que no pudieron seguir por un par de años hasta que, un poco, pasó lo del toque de queda. Tampoco se podían hacer canciones contestatarias, porque si no eras detenido.
APU: ¿Cómo ves la escena de hoy en Chile? Entiendo que la recorrés y te deben llegar muestras de nuevas bandas.
T.S.: Se está moviendo bastante. Lo que está pegando mucho acá es la música urbana. Trap, reggaeton, que han tenido ciertas variaciones. Volviendo al rock, de hecho tengo una banda que se llama Baby Cohete que ya tiene más de 2 años, un proyecto que se inició en plena pandemia. Tenemos un disco terminado, como 6 videoclips en YouTube, acabamos de firmar con una productora importante que se llama Bizarro. Hay movida, hay rock, está volviendo bastante fuerte. Hay que laburar bastante, creando todo el tiempo. Mucho laburo es autogestión, también. Tengo, además, mi proyecto personal: mezclé el trap con el rock, un tema que se llama “La música es la mágica”, fue un trabajo que hice con mi hijo. Con Dakos, ese es su seudónimo, se llama Diego.
APU: Y lo que él escucha está muy vinculado a la música urbana…
T.S.: El es productor de música urbana. Es ingeniero en sonido. Y ese trabajo, en realidad, nos lo debíamos hace mucho tiempo. Y el año pasado se dio. Armé unas letras, llegué al estudio con una melodía y él se encargó de hacer toda la parte armónica, la estructura y grabé la batería, que es lo único orgánico ahí. Y la voz. Lo demás es todas computadoras.
APU: ¿Fue fácil el choque de esos mundos, ensamblarlos, se entendieron rápidamente?
T.S.: No me costó porque a mí me gusta la música electrónica. Lo que más me costó, en realidad, fue buscar un buen sonido de batería. Finalmente lo conseguimos, con una batería bien pesada, bien Zeppelin. Salió una mezcla bastante interesante. Diría que soy pionero, porque el trap rockero que he escuchado es con batería programada. Esto está tocado de verdad, se siente lo humano.
“Charly los quiere para tocar en el lanzamiento del disco Influencia en el Luna Park”.
APU: Año 2001, en una discoteca de Santiago, se da el encuentro con Charly ¿cómo fue eso?
T.S.: Hay muchas versiones, ¿eh? (risas). La original es que nosotros éramos músicos cesionistas de esa discoteca, Estudio 54. Estaban trayendo algunos artistas de Argentina y otros lugares, nosotros los acompañábamos. Hablando con Fredy Enrique le propusimos que trajeran a Charly y nos preguntó si nos sabíamos las canciones. Fue así que lo comisionaron para que fuera a Argentina a convencer a Charly que viniera sin músicos que acá había unos que los podían acompañar. Se vino con Mari Chintalo en saxo y con Murray.
Él tenía que llegar a las 7 de la tarde, nosotros estábamos ahí ensayando, incluso creo que llegó antes y se quedó escuchando escondido, sin que nosotros supiéramos. Ahí fue que dijo “a la mierda, estos tipos tocan mis temas mejor que yo”. Se convenció de que estaba todo bien. Y está bien que haya dudado porque no sabía realmente si lo íbamos a poder acompañar como corresponde o no.
Ahí llegó al escenario. Nosotros, nerviosos, igual, nos saludó muy caballerosamente, se sentó en el teclado y empezamos a ensayar de una. Fue un día de ensayo y al siguiente había que tocar. Tocamos viernes y sábado. Él tendría que haber vuelto a Argentina el domingo y se quedó toda la semana zapando con nosotros, andaba con un portaestudio y las grabó todas. El viernes a la noche nos avisan que Charly va tocar al teatro en Buenos Aires. Así que el sábado estábamos viajando para allá. No lo podía creer.
APU: El primer gran recital, con ustedes como banda estable, es cuando presentan Influencia en el Luna Park.
T.S.: Eso fue al año siguiente del que te contaba. Yo me quedé unos días más con mi mujer haciendo turismo y me fui a agradecerle a Charly. Ahí afianzamos un poco más la relación. De ahí pasó un año, cuando Alex Cavoti, el Golo, me llama y me dice “¿Tienes un asiento, ahí? Siéntate, porque te voy a dar una noticia”. Me senté y me dijo: “Charly los quiere para tocar en el lanzamiento del disco Influencia en el Luna Park”. ¿Me estás cargando?, le contesté. Y me dejó unos números para llamar al día siguiente a la productora, a la casa de Charly. Y así fue. Llamé al día siguiente, muy nervioso, hablé con Charly que me derivó con el productor y empezó la historia. Fue todo muy rápido. A las 2 semanas estábamos en Buenos Aires ensayando con él.
APU: ¿Tomaste dimensión que en el mismo banquito que estás de la batería estuvieron Willy Iturri, Fernando Samalea, Mario Serra?
T.S.: Cuando llegamos allá y ensayamos (creo que un poco más de una semana), después que pasó todo ese momento de emoción, miré para atrás y estuvo Moro, Iturri, Fernando, Mario, Seba, grandes bateros. Charly tuvo siempre buenos bateristas. Y yo muy orgulloso de haber ocupado ese puesto y dejar mi trabajo, también, ahí. De haber hecho un buen trabajo. Grabamos varios discos, de estudio y en vivo. Mucho material. Recuerdo el Quilmes Rock en el 2004, cuando Charly toca “Seminare” bajo la lluvia, se inca en el teclado, es épico. No sé cuántos millones de visitas tiene ese video. Y nosotros estábamos ahí y no teníamos ni idea de que estábamos haciendo historia.
APU: Se me viene a la memoria ¿Ustedes estuvieron en el Cosquín Rock cuando se subió a tocar Pappo? Fue histórico, porque había una relación bastante difícil entre ellos dos.
T.S.: Hubieron varios Cosquín que estuvimos ahí y fue siempre emocionante. Una energía muy fuerte del público. Era como una especie de Woodstock. Por eso te digo, nosotros íbamos, tocábamos y la pasábamos bien. Después nos dábamos cuenta que eso que habíamos hecho ahí se había convertido en algo histórico, era muy loco.
APU: Aparte, con el condimento épico de la lluvia, ustedes y el público soportando, porque los músicos no la pasaron bien, ese día.
T.S.: La pequeña anécdota que te puedo contar de ese día es que cuando salimos de la casa de Charly en una Van hacia el estadio de Vélez, de repente vemos que cae una gota en la ventana de la combi dije “que no se ponga a llover, que no se ponga a llover”, uno decía que no iba, el otro que parecía que si. Fuimos a los camarines, subimos a tocar y de repente se pone a llover con toda, no lo podíamos creer. Cuando subió Spinetta, yo me acuerdo que miro el horizonte y veo rayos y el cielo partido y empiezan los acordes del tema. Era increíble, el “Rezo” salió pero muy lindo. Fue muy loco, eso.
APU: ¿En qué está Charly, hoy? ¿Cómo lo encontrás? ¿Tenés contacto con él?
T.S.: Estuve con él para su cumpleaños y está muy bien. Lo que pasa es que Charly está ocupado con su disco, está muy contento con el resultado. Él tiene que hacer el lanzamiento de eso, pero no sé la fecha, solamente él sabe cuando lo va a lanzar. Lo que te puedo contar es eso. Que está muy bien, que estuvo muy contento de vernos, charlamos un rato dentro de lo que se pudo, porque había mucha gente, pero bien. Nosotros fuimos exclusivamente a verlo, igual que el año pasado.