Topo Yañez: “Horcas está vigente gracias a la gente”
Topo Yañez, bajista y miembro fundador de Horcas, conversó con AGENCIA PACO URONDO sobre la historia de la banda y de El diablo, el nuevo disco que estrenaron en Obras.
Agencia Paco Urondo: Horcas pisó una docena de veces el escenario de Obras como invitados de números de afuera o en festivales, pero esta vez fue para ustedes solos.
Topo Yañez: Como dijiste, hicimos como 12 obras anteriormente, ya sea cerrando festivales o tocando con otras bandas. Este es el primero de nosotros, lo cual me deja particularmente emocionado. Después de tantos años, llegar a ese lugar tan mítico, tan hermoso para los muchachos de mi generación, es una caricia al alma. Cuando uno ya tiene muchos años en esto y ha tocado por tantos lados, realmente tiene muchas ganas de hacer un Obras.
APU: Cuando hacen una lista para los recitales ¿Qué es lo que tienen en cuenta? Porque deben tener 150 canciones como mínimo, dejando de lado que el disco nuevo fue el corazón de este Obras.
T.Y.: Esa cantidad de canciones repartidas en 13 discos hizo muy difícil hacer la lista, pero bueno, nos pusimos de acuerdo y metimos casi 30 canciones. Se hace difícil, pero lo importante es que pudimos resolverla entre los cinco, que es un quilombo enorme. Lo que nos gusta a cada uno más lo que le gusta a la gente.
A mí, como fan de la música, me pasa que me gustan los últimos tracks de los discos, temas que nunca tocan por sobre los más conocidos. Y a la gente también le pasa, así que metimos un poco de todo en un show de dos horas y media a full, con todas las canciones que los chicos conocen y con otras que no hemos tocado nunca o muy pocas veces.
APU: Ustedes han grabado, a lo largo de esta historia, de manera digital, analógica, a cinta abierta, pero me parece que en este disco han encontrado el verdadero sonido porque es compacto, potente, las letras muy profundas y sobre todo directas.
T.Y.: Siempre nos preocupamos muchísimo por el buen sonido de los discos. No hemos grabado con multinacionales que nos daban un presupuesto que no era acorde a lo que queríamos y nosotros terminábamos poniendo más plata para que el disco suene mejor. Con los videos, lo mismo. Te puede gustar o no, pero nosotros nos quedamos conformes que el disco suena como la puta madre acá, en la China y en Marte.
Creo que es uno de los mejores audios que le sacamos a un disco. Grabamos nuevamente con Mario Altamirano, que ya había grabado Vence y Eternos, también Por tu honor y Gritando verdades, los últimos dos discos que fuimos a los Premios Gardel, y ahora volvió a grabar El diablo. Debe ser uno de los que mejor suena de la última etapa. Me gusta mucho como suena Eternos, pero El diablo realmente suena increíble.
Las canciones son simples y directas, ese es el efecto que buscamos. Ya tenemos muchos discos donde hay canciones muy elaboradas, muy metronómicas. A Horcas no nos gusta quedarnos en la cómoda y vamos variando.
APU: Hablando de canciones metronómicas, no puedo dejar de pensar en “Padre Nuestro”.
T.Y.: Esa canción es el tema más rápido de la historia de Horcas. Es más, era más rápida y la tuvimos que bajar para que se sientan bien los machaques, las púas, tuvimos que bajarle un poco el tempo.
APU: Otra gran canción, que también es de tu autoría, es una de las dos baladas que tiene el disco, “Ya no hay dolor”, que me llevó al efecto postpandemia ¿Hay algo de esa atmósfera en ella?
T.Y.: Nosotros íbamos a grabar un disco en el 2020, se cumplían los 30 años de vida profesional de Horcas. Vino la pandemia y se fueron dos músicos. En medio de todo eso, compusimos un disco completo. Eran como 10 o 12 canciones de las cuales quedaron dos. Una es “Ya no hay dolor” y la otra es “El infierno que inventás”. Vivo solo en mi casa y ahí hice “Ya no hay dolor”. Obviamente, la letra es de Walter (Meza), pero fue armada en ese contexto, no estuviste tan alejado. Después, cada uno, a las letras de Horcas las lleva para el lado que quiere.
APU: Cuando hacen “Vencer” en vivo se convierte en momento de comunión con Walter, se abrazan, se emocionan y emocionan mucho al público. ¿Se dan cuenta de eso, ustedes?
T.Y.: Me encanta que me lo digas porque a nosotros nos sale del alma. Son muchos años de recorrer un largo camino donde nadie nos regaló nada. A los metaleros todo nos cuenta el doble y, a veces, surgen esos momentos de emoción en vivo que nos superan, ni nos damos cuenta. Con Seba (Coria) y con Walter tenemos una amistad muy grande que ya traspasa la música, somos como Mick Jagger, Ron Wood y Charlie Watts. Ver la cantidad de chicos tan jóvenes que vienen, eso te emociona un montón, los padres que le pasaron nuestras canciones o la historia del metal de todos los tiempos y ver cómo las cantan.
Eso a uno lo mantiene vivo, porque que en Argentina algo dure más de 30 años realmente es un milagro. Y una banda de metal, no somos Babasónicos o Soda Stereo. Acá había una revista llamada Pelo donde salían todas las bandas de rock y no hizo más que aparecer el heavy metal para que hicieran una revista aparte que se llamaba Metal. Desde el primer momento nos excluyeron de la movida.
Por más que uno haga las cosas bien, haya grabado buenos o malos discos, buenos o malos temas, en definitiva la última palabra la tienen los fans, los chicos que nos vienen a ver, sino todo esto no se sostendría. No somos cinco, somos 16 familias que vivimos de esto hace más de veintipico de años. A veces hasta dejo de tocar cuando la música me supera y Walter me dice “¡tocá, tocá!”. Me sobrepasa la situación, he llorado un montón de veces, también.
APU: Hablás de la pibada que se acerca ¿qué pensás que el público encuentra en Horcas?
T.Y.: Creo que se formó como una comunión, como una familia gigante metalera. Calculo que es por la cantidad de años que estamos tocando y vienen como tres o cuatro generaciones a vernos. Hasta han pedido matrimonio en vivo, nos ha pasado de todo, cosas hermosas. Cuando empezábamos, allá por los principios de los 90 con veintipico de años, teníamos otros intereses, otra forma de ver la vida, otra rebelión, la vida pasaba por otro lado.
Me encanta ir a ver las bandas nuevas empezar a tocar, todo fue mejorando. Nosotros, cuando empezamos a tocar, no había nada. Tocábamos arriba de una mesa, con cuatro lamparitas. Ahora veo a las bandas tocar en teatros, con luces robóticas móviles, con baños decentes. Realmente es muy hermoso y no solamente eso, sino que ya están viajando para afuera y eso está buenísimo porque es un puntapié.
Yo estoy muy contento y estoy esperando que no solamente Horcas viaje por Estados Unidos sino que empiecen a viajar todas las bandas, pero la puertita ya la empezamos a abrir, así que esto recién empieza.
APU: Ustedes son muy generosos, siempre le abren el escenario a un montón de bandas emergentes.
T.Y.: Sí, porque a nosotros nos costó un montón y queremos que a los demás les sea más fácil el camino. Es un rubro muy complicado, muy difícil, donde se trabaja de noche, hay muchas tentaciones. Walter es muy humilde y siempre está nombrando, invitando gente, y nosotros queremos que el metal esté en lo más alto.
APU: Defienden a capa y espada el metal, pero por ejemplo, a Walter se lo puede ver cantando con Kapanga, Los Redondos, o a ustedes compartiendo escenario con bandas de rock más tradicionales y eso es bueno porque los públicos empezaron a convivir una manera más pacífica.
T.Y.: Ahora lo podemos hablar, 30 años atrás era como que te vendías si tocabas con alguna banda de esas. Nosotros, en esa época, hemos abierto puertas que no existían. Por ejemplo, cuando empezamos a tocar en los 90 estaba prohibido que una banda como Horcas toque en Halley, que era una discoteca de glam metal. Fuimos y tocamos ¿cuál es el problema? Así fuimos abriendo puertas y nos dimos cuenta que el heavy metal mismo se cerraba, más allá de que nos excluyeron del rock. Hicimos cosas muy graves en los finales de los 80, principios de los 90.
Ahora, me hace sentir muy contento ver como a Walter lo invitan los pibes de Kapanga o cuando canta con Divididos, con la Kermesse o Abel Pintos. Es una caricia al alma que artistas muy grosos del rock nacional reconozcan a Horcas y que tengan la humildad de de invitarlo a Walter. Eso me sobrepasa, ver como lo miran cuando llega, como que llegó, el cantante de los Sex Pistols, es algo tremendo. Lo disfruto muchísimo. A nosotros siempre nos gustó juntarnos con otros estilos, no solamente por eso, sino para plantar banderas del metal, decir acá estamos.
APU: Como bajista ¿cómo te llevás con eso de ser referente? Hay muchos pibes y pibas viendo en el Topo Yáñez alguien a emular.
T.Y.: Esto me está sorprendiendo en los últimos años. Soy un muchacho grande, se ve que he hecho un montón de cosas, porque es increíble el reconocimiento de los chicos, lo que nos quiere la gente. Soy muy agradecido, como te dije antes, Horcas está vigente gracias a la gente. El reconocimiento que nos dan y nos hacen, realmente es muy hermoso y muy grato.
APU: Este disfrute es merecido, porque han sufrido mucho con todo lo que se ha dicho, sobre todo a partir de la muerte de Osvaldo (Civile), al principio tan extraña aunque después se fue aclarando, a ustedes les pegaron mucho.
Todo ese tiempo postmuerte de Osvaldo hasta llegar acá, fue algo muy duro. Perder a tu mejor amigo justo cuando salió un disco, todo en aquel momento fue muy duro de sobrepasar. Por suerte, en esa última época yo estaba rodeado de buena gente que me quería un montón, gente profesional que ya empezaba a trabajar con Horcas y eso realmente me dio muchas ganas para salir adelante.
Con Seba y Walter, lo que pasó formó un vínculo, un lazo mucho más unido. Fue algo increíble, pero con la música lo fui superando de a poco. Imagínate que estuve diez años con él y de pronto no está más, es muy triste. Todos hemos tenido una pérdida así, fea, grande, y es muy difícil salir rápido. Por suerte, lo pudimos llevar a cabo y hasta el día de hoy que todavía lo recordamos adonde vamos, siempre lo estamos nombrando. Nos encanta que, a veces, la gente ya lo recuerda antes que lo hagamos nosotros y eso realmente me emociona un montón.
APU: Está por salir un libro sobre Osvaldo ¿Ustedes fueron parte?
T.Y.: Sí. El muchacho que está haciendo el libro recopiló información de Osvaldo, de toda la época antes de Horcas, con la banda, extra musicales, lo poco que pude leer recorre la historia de él, no de Horcas. Va a salir creo que en noviembre de este año, está buenísimo que la gente lo pueda seguir recordando y que haya un libro contando toda su historia.
APU: Hablabas de la aparición de Metal como para meterlos en un ghetto y me acuerdo de “Miserable ser”, esa canción que le hacen al periodismo ¿Cómo han ido transitando esa relación?
T.Y.: Nosotros estábamos muy enojados con el periodismo de esa época. Con lo que costaba grabar un disco en los 90, era dificilísimo y no podíamos creer que salía y te ponían tres, dos, un punto a todas las bandas argentinas. En vez de hacer una reseña de lo bueno del disco, la hacían de lo malo. Nos rebajaban, y hacían reseña de bandas de afuera que eran espantosas y le ponían 10. Estábamos indignados.
Fuimos a buscar a periodistas para pegarles, en esa época, no podíamos creer que pasen esas cosas. Y viste cómo son las vueltas del tiempo, de los años, con periodistas que estábamos peleados terminamos haciéndonos amigos.
APU: Es curioso desde qué lugar uno puede criticar un disco, porque hay un trabajo detrás que no se ve, no se toma en cuenta.
T.Y.: Desde que uno va a grabar un disco ya se expone a la crítica y está buenísimo. Pero no podíamos creer en esa época que cada disco que salía, no de Horcas, de cualquier banda argentina, ninguno se salvaba. Ahora estamos en otra época y es diferente. Así salieron esas canciones defendiendo a los metaleros de esa época.
No sé por qué al metal se lo castigó y se lo comparó mucho con lo de afuera, algo que con otro estilo musical no pasa. La música metalera argentina tiene un sello muy característico, no nos parecemos en nada a los gringos ni a los europeos. El thrash argentino es único en su estilo. Hermética, Malón, Almafuerte, nosotros mismos, Los chicos de Tren Loco, tenemos un estilo muy particular de tocar metal, tenemos una identidad propia.