Wall Street a cargo de Argentina (otra vez)
Horas después de que Argentina llegara a un acuerdo con los fondos de cobertura de Nueva York para poner fin a un engorroso litigio de deuda de 15 años, los principales funcionarios del área económica del gobierno hicieron el anuncio en Buenos Aires con total regocijo.
El primero en hablar, esa tarde de febrero, fue el Ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat-Gay. Un muchacho, viejo conocido de JPMorgan Chase & Co. A su izquierda, se sentaban Luis Caputo y Santiago Bausili, los dos hombres del Ministerio a cargo de la negociación de la deuda. También ex-alumnos del JPMorgan, que a su vez se desempeñaron en el Deutsche Bank. A la derecha de Prat Gay, estaba el coordinador del gabinete económico, Mario Quintana, otro oriundo del sector privado y fundador del grupo Pegasus.
Wall Street se vuelve a mostrar a favor de esta nueva Argentina, y a lo grande. Desde su victoria en noviembre, el presidente Mauricio Macri, un ex hombre de negocios, ha llenado su administración con miembros de sectores exportadores, financieros, economistas y ejecutivos corporativos.
No es el tipo de estrategia que un líder podría considerar en este momento, digamos, en EE.UU., España o Grecia, lugares donde el rechazo contra lo financiero ha llegado a un punto álgido en los últimos años. Pero en Argentina – donde una década de intervención en la economía, salpicada con una fuerte carga ideológica ha alimentado una inflación galopante y al estancamiento- la población parece más abierta a la idea. Macri quiere deshacer esas políticas tan pronto como sea posible, y quiere profesionales formados en las leyes del libre mercado para hacerlo.
“La gente se cansó de vivir en un lugar donde el estado mete su nariz en todo”, dijo Miguel Kiguel, quien fue subsecretario de finanzas del país en los ‘90. Los topes e impedimentos entre todas las regulaciones absurdas que fueron desgastando a los argentinos, dijo, formaron una maraña de medidas que controlaban estrechamente el acceso a dólares.
Historia encrucijada
Por lo pronto, las designaciones están ayudando a Macri a ganar confianza, un paso crucial para la inserción del país en los mercados internacionales de capital en más de una década, después de que se defaultearan $ 95 billones en bonos y se desapareciera del radar inversionista.
Kiguel dijo que el grupo es “técnicamente hábil, fuerte”, formado por profesionales que “cuentan con la capacidad de administrar.” Siobhan Morden, jefe de estrategia de renta fija de América Latina de Nomura Securities, dijo que era el mejor equipo económico en la región.
Eso no es algo que cualquier analista de bonos habría dicho del gabinete dirigido por la predecesora de Macri, Cristina Fernández de Kirchner. Su último ministro de Economía, Axel Kicillof, ex líder de movimiento juveniles, era famoso por maldecir a la banca de inversores internacionales, diciendo una vez que Repsol de España SA saqueaba el país y otra vez que los bonos en default en poder de los fondos de cobertura tenían tan poco valor como trozos de cartón. “Ciertamente es un cambio respecto a la era Kirchner”, dijo Morden.
Al frente del nuevo grupo está Prat-Gay. Un porteño de 50 años, que se incorporó al JP Morgan en 1994, casi al mismo tiempo que Caputo. (Bausili se uniría allí un par de años más tarde, tal como luego lo haría Vladimir Werning, el economista que ahora se desempeña como jefe de asesores en el Ministerio de Finanzas) En 1999, Prat-Gay se había abierto camino hasta el puesto más alto en el grupo de investigación de divisas de la firma en Londres, cargo que dejaría poco después de que el default se instaure en el banco central argentino – donde obtuvo el título de banquero central del año de la revista Euromoney en 2004. Un par de años después de su regreso a la Argentina, así lo hizo Caputo, quien asumió el control de las operaciones del Deutsche Bank en el país.
Goldman, Barclays
No son sólo díscipulos de JP Morgan y Deutsche Bank quienes dominan los directorios del gobierno. Goldman Sachs Group Inc., Barclays Inc. y Morgan Stanley están representados también, con los ex funcionarios que ocupan puestos clave en el Banco Central y la agencia de pensiones sociales. Uno de los ex empleados de Goldman – el analista de deuda Demian Reidel , que ahora se sienta en la mesa del Banco Central – había comenzado su carrera en JP Morgan. Recientemente estuvo en QFR Capital Management, un fondo de cobertura con sede en Nueva York, del cual fue co-fundador.
El equipo de Macri no se demoró en revertir las políticas heredadas, habiendo removido las restricciones sobre la compra de dólares, permitió que el peso se comerciara libremente; redujo el gasto público y negoció el pago de la deuda con el multimillonario Paul Singer y otros magnates de fondos de cobertura – todo dentro de los tres primeros meses de gestión.
Los términos de ese acuerdo, que todavía necesita la aprobación del Congreso, han sido fuertemente criticados por el kirchnerismo como demasiado favorables para los acreedores internacionales – algunos de los cuales están a punto de anotar ganancias siderales por los bonos en default. Y ahí reside una vulnerabilidad clave en los zapatos de Macri: la percepción de que su equipo, formado por Wall Street, es demasiado acogedor con los inversores. (Funcionarios de prensa en el palacio presidencial y del Ministerio de Finanzas no quisieron hacer comentarios para este artículo).
Eso puede ser más que una preocupación, si Macri llegase a fallar en estabilizar la economía vacilante. Por ahora, los argentinos parecen más concentrados en ver el regreso de un sentido de la normalidad. En el último relevamiento, la inflación anual fue del 30 por ciento. Arreglen eso y a la gente quizás no le importe cuánto dinero están haciendo los extranjeros.