Los dólares del FMI vendrán a garantizar la fuga
Por Darío Martelotti.
Foto: Constanza Lupi
Al final no había luz al final del túnel, sino el Fondo Monetario Internacional. Como en el 2000, el organismo buitre encargado de imponer en el mundo las políticas neoliberales –y cosechar sus fracasos con muchos intereses– vuelve al país para extender la agonía de un modelo de valorización financiera insostenible e insustentable desde todo punto de vista, social, económico y político.
Con una diferencia: en ese entonces había pasado casi una década de convertibilidad y menemismo; Macri debió recurrir al Fondo (¡Macri lo hizo!) en apenas dos años y medio y sin haber recibido el país sumido en una crisis, a pesar de las operaciones discursivas y el verso de la “pesada herencia”, aunque sí con problemas que se encargó concienzudamente y uno por uno de profundizar. ¿Fuga? ¿Inflación? ¿Déficit? Todo lo agravaron los Ceos. Aunque los funcionarios, la televisión y los grandes medios intenten sembrar caos y confusión, el pueblo tiene memoria: el problema no es de coordinación; el problema es el modelo.
Macri y el Fondo se necesitan mutuamente, económica y políticamente. Macri para llegar con aire al 2019 y mantener la bicicleta financiera; el Fondo, para volver a condicionar nuestra política económica y volver a hacer pie en el continente en un contexto en que los gobiernos neoliberales de la región parecen no conseguir la estabilidad deseada.
En este marco, en una charla-debate que se llevó a cabo en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, el sociólogo y especialista en el organismo internacional Pablo Nemiña, destacó que "la vuelta al FMI no solo implica la vuelta de Argentina al Fondo, sino también la vuelta del Fondo a América del Sur después de la crisis financiera del 2008”. El último acuerdo con condicionalidades había sido a Perú en 2007.
No es maldad, el Fondo vive de préstamos, advierte Nemiña. ¿Se trata de un Fondo distinto, como dijo Dujovne? “De ninguna manera, solo se trata de un FMI ‘aggiornado’, que habla de desigualdad y violencia de género”.
El mismo Mauricio y sus funcionarios presentan el acuerdo como la única alternativa posible ante la crisis, la única salida ahora que les fue cerrado el grifo del endeudamiento… ¿La única salida de dónde? Del túnel que ellos mismos, empresarios y CEOs, crearon. “Se trata de una crisis construida, innecesaria. Esta crisis no surge de la dinámica inexorable de la estructura económica argentina”, sostuvo Ricardo Aronskind, para quien el Gobierno carece de programa económico, ya que este, sea de izquierda o de derecha, no puede ser nunca la sumatoria de demandas empresariales: subime las tarifas, liberame el mercado, sacame esta ley…
Según Mercedes Marcó del Pont, presente también en el encuentro en la trinchera de la Universidad Pública, hubo tres decisiones del Gobierno que explican las “turbulencias” de hoy y conforman el típico manuel neoliberal: la eliminación de los controles a los capitales especulativos, la eliminación de las regulaciones cambiarias, y la apertura comercial. Desregulaciones que llevaron a la economía a una vulnerabilidad extrema y contribuyeron a la pérdida de soberanía: “No ganamos ninguna pulseada al mercado, perdimos 10 mil millones de dólares de reservas y hoy tenemos una tasa de interés del 40%”.
Pan para hoy y hambre para mañana, el FMI vuelve a hacer de las suyas. Néstor se revuelve en su tumba.