“La danza de la araña” de Laura Alcoba: la literatura como salvación
Por Analía Ávila
Laura Alcoba vivió en la Argentina hasta los diez años y luego de radicó en París. Es licenciada en Letras, editora, traductora y profesora universitaria. La danza de la araña (2018), es la última novela de la trilogía que empezó con La casa de los conejos (2008) y siguió con El azul de las abejas (2015), publicadas por editorial Edhasa. Si bien las historias se pueden leer por separado, juntas se implican, se conectan y se resignifican.
La autora escribe en francés y las obras se publicaron originalmente en editorial Gallimard. No obstante en la Argentina la saga se publicó traducida en la colección de literatura hispanoamericana de Edhasa. Además sus libros se tradujeron al inglés, alemán, serbio, catalán e italiano. En su paso por Buenos Aires la escritora se refirió a su obra: “Es francesa en Francia y argentina acá, es esa particularidad que llevo desde hace años. Vivo con los dos países y las dos lenguas. Al mismo tiempo creo que el francés me permitió ser una escritora argentina. La emoción se hace palabras en otro idioma que es el de mi escritura”.
En La casa de los conejos Laura escribe con la mirada de la nena de siete años que era ella en 1975. Con esa voz la autora toma distancia para contar su infancia en La Plata durante la última dictadura militar. Evoca la vida clandestina con sus padres Montoneros y otros militantes en esa casa que, bajo la fachada de un criadero de conejos, albergaba a la imprenta del periódico Evita Montonera. La autora dedica este libro a Diana Teruggi que fue asesinada allí por un grupo de tareas de la dictadura. Clara Anahí, la beba de tres meses de Diana y su esposo Daniel Mariani, fue secuestrada. Hoy su abuela “Chicha” Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, continúa con su búsqueda.
La protagonista se reencuentra con su madre en Francia en 1979, y empieza una nueva vida de exiliada con el descubrimiento de la lengua francesa. De esto trata El azul de las abejas, título en homenaje al libro La vida de las abejas de Maurice Maeterlinck que la nena comenta en las cartas con su padre, preso político en la Unidad 9 de La Plata. También están presentes el amor por los diccionarios y las visitas de los amigos refugiados.
La danza de la araña
A fines de abril de este año Alcoba estuvo de visita en Buenos aires para presentar su última novela. En la Biblioteca de la Alianza Francesa dialogó con la escritora Elsa Osorio en una charla abierta al público, leyeron fragmentos de La danza de la araña, se refirieron a los temas que recorren la novela y a las motivaciones de la autora para concluir la trilogía.
La danza de la araña cierra el ciclo en 1980 con una protagonista casi adolescente que vive entre dos mundos, en una Bagnolet de las afueras de París, y con la evocación de la Argentina por la correspondencia con su padre que continúa preso. Cuenta su vida con su madre y Amalia, otra exiliada política. El nombre del libro se refiere a un cuento que el padre relata en una de sus cartas, con un hombre que tiene como mascota a una araña pollito enjaulada que baila al verlo, y que cuando la deja salir se deja acariciar. Este relato tiene múltiples significados, en referencia a su prisión, a lo que ocurre al final de la novela y al tejido de la memoria en las tres historias.
La novela está atravesada por una particular voz infantil que es la de una nena, narradora y personaje al mismo tiempo, que aparece en los tres libros. El gesto de Laura fue no darle un tono de víctima ni narrar con golpes bajos. La niña se sobrepone al horror gracias a su amor por las palabras y por la literatura. Esta distancia permite a la autora no juzgar lo sucedido: “La historia está contada desde un “es así”, era una situación que no era normal para una nena, pero para mí había una doble trampa al evocar esta historia, y era caer en un juicio a los padres de una manera psicoanalítica como “miren lo que me hicieron”. Otra trampa era la heroización de una militancia que no era mía. La voz infantil es la que me permitió no caer en lo que yo veía como una trampa”, reveló Alcoba.
Laura expresó que sintió una necesidad y urgencia muy fuertes que la llevaron a escribir su último libro, para dar así un cierre a la historia. Destacó una escena importante para ella, la del grito de la adolescente. El silencio de la clandestinidad que inmoviliza la palabra en La casa de los conejos estalla en un grito en La danza de la araña: “Grito por todas las veces que me he visto en sueños, corriendo sin avanzar, incapaz de emitir un sonido, hundiéndome más profundamente en la arena a medida que mis pies se agitaban. Grito, no paro de gritar, nunca había gritado así, ignoraba hasta qué punto podía ser un alivio”.
El color azul tiñe las tres novelas, azul es el uniforme de su padre en la cárcel, azules son las flores que prefieren las abejas y también son azuladas esas torres Poniente y Levante del último libro que transcurre en Bagnolet. Nada es casualidad, el tejido de la araña es el de la memoria, Laura elige cada palabra y cada detalle como una artesana. Palabras como “caída” que tiene múltiples sentidos; Amalia se cae en la calle debido a su enfermedad, pero también caen los militantes en el relato del operativo donde se suicida Mariana.
“El punto de partida de mi escritura es por qué haber sobrevivido a esa casa, qué sentido tiene, es la pregunta que está presente en todos mis libros”, manifestó Alcoba. “No es mi historia, es una materia prima autobiográfica que forma parte de un tejido más grande, es mía y no es mía. Recibo muchísimas cartas de lectores que me dicen gracias por haber contado mi historia, que también es la de mi madre, la de mi hermana. Es una historia de todos”, concluyó.
"La danza de la araña", de Laura Alcoba – Booktrailer de editorial Edhasa