¿Cómo es ser afrodescendiente?
Por Facundo Scanzi
Soy percusionista y curioso desde chico. Esa combinación me llevó a investigar las diferentes músicas que tocaba y escuchaba, las cuales siempre estaban ligadas a los tambores. Estas músicas coincidían en tener una raíz africana, pero mi inconformismo hacía que no las terminara de sentir propias: no era brasilero para el samba, peruano para el festejo, ni antillano para la salsa, y el candombe que tocaba siempre terminaba en barrios de Montevideo. Así fue que, paralelamente, transité músicas locales como el folklore y el tango, aunque este último pareciera no apto para tamboreros. En esa conjunción de búsquedas hice la carrera de musicología en el Conservatorio de Música de Morón "Alberto Ginastera". Dentro de esta institución el panorama no era muy distinto al de afuera: en todas las cátedras se afirmaba con certeza que la música afroargentina ya no existía, que no hay elementos africanos en el folklore o el tango y que los/las afroargentinos/as habían desaparecido. Pero la curiosidad pudo más y dicen que quien busca encuentra. En el Ginastera me hice amigo de Neshe, afroargentino del tronco colonial, quien hacía candombe porteño con su familia. Con su simple existencia se refutaban los libros, discursos académicos y mitos populares.
Transitando por más de 10 años estos caminos de búsqueda la pregunta fue creciendo y estaba cada vez más cerca mío: ¿cómo es ser afroargentino? Primero lo pensaba en torno a un colectivo imaginario que pocos investigadores describían, luego en Neshe y su familia, quien fue mi referente de lo debería ser un afroargentino. Pero, nuevamente, la curiosidad pudo más y seguí buscando para encontrar. Entonces la pregunta se conjugó en primera persona. En mi familia siempre se dijo que había algún pariente negro y, utilizando las herramientas que me dio la carrera, investigué y llegué a reconocerme afroargentino del tronco colonial. En esta ¿nueva? búsqueda descubrí personas que también estaban en este proceso de reidentificación. Con Ramiro Comes (músico, periodista en A.P.U. y afrodescendiente) nos conocimos en 2012 en un seminario dado por Norberto Pablo Cirio (antropólogo especialista en la temática) y fuimos compartiendo técnicas de búsqueda, puntos de vista y experiencias. ¿Cómo es ser afroargentino? era la pregunta que siempre surgía. Yo me veo blanco, Ramiro tiene ojos claros… evidentemente el fenotipo no es lo que te hace afroargentino, el fenotipo es más bien la etiqueta que te intentan poner, una etiqueta racista heredada de la colonia. Y si la apariencia no es determinante ¿cuántas personas habrá que son afrodescendientes sin saberlo?
En lo personal, esa década fue un proceso de reconfiguración identitaria, con idas y vueltas, con pausas, con frustraciones y logros. Algo así debe sentir un nieto recuperado, pensaba. Sos varias personas a la vez pero siempre la misma, a veces antagónicas y por momentos completamente alineadas. Una mirada que me ayudó a entender, acompañar y definirme en este proceso fue la idea del “Yo-Móvil” planteada por el sociólogo jamaiquino Stuart Hall. A diferencia de la definición tradicional de la psicología donde la identidad es la unidad y continuidad del Yo, ésta irá teniendo modificaciones en base al contexto donde se interactúe: es decir que la identidad es estratégica y posicional. Como en el perfil de una red social, el cual actualizamos dependiendo del espacio-tiempo que vivamos, la identidad puede variar y “actualizarse”. Pero entonces aparece, nuevamente: ¿cómo es ser afroargentino? ¿cómo debo ser en esta “nueva” identidad?
En 2019 con Ramiro comenzamos un proyecto llamado “Reconociendo al Tambor Abuelo” donde, con el apoyo de la Asociación Misibamba, seguíamos investigando la música, cultura e historia afroargentina. Pero esto también fue disparador para despertar la curiosidad en otras personas sobre sus ancestros. El grupo propició que ese Yo-Móvil se vuelva colectivo. Ahora éramos varios/ar en la misma situación de “segunda adolescencia” o actualización identitaria. Todos/as habíamos reconocido nuestra ascendencia africana de grandes (era algo que “descubrimos”) pero todos/as teníamos historias muy diversas, con familias muy distintas y hasta veníamos de distintas regiones del país. Entonces ¿qué nos une más allá de una ancestralidad en común? Pareciera que luego del proceso de blanqueamiento que comenzó en el país promediando la década de 1880 la diáspora africana fue perdiendo lo poco que le quedaba y esa identidad colectiva fue difuminándose. Sin embargo, como en las piezas de un rompecabezas inabarcable, cada texto, anécdota, canción o saber iba reconstruyendo un inmenso acervo cultural que siempre estuvo allí, resguardado en las familias.
Reconociendo al Tambor Abuelo nos abrió las puertas a la Red Federal de Afroargentinos del Tronco Colonial “Tambor Abuelo”, donde se nuclean organizaciones de distintas regiones del país (Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba, Entre Ríos, Chaco, Corrientes). Pero la pregunta siempre vuelve a aparecer ¿cómo es ser afroargentino? Yo, iluso, que pensaba que iba a encontrar respuestas simples y mágicas al hablar con grandes referentes del tema me daba cuenta de que la pregunta siempre existió en todos/as nosotros/as. Este 2020 se realizó en la Biblioteca del Congreso de la Nación una conmemoración de los carnavales que la comunidad afroporteña organizaba en la ya demolida Casa Suiza. Allí descubrí que esta pregunta sobre nuestra identidad también la tenían las familias que más aportan a la reconstrucción de nuestra cultura. Descubrí también que yo, que siempre buscaba respuestas, tenía piezas de ese rompecabezas en mi historia familiar.
¿Cómo es ser afroargentino? No lo sé, pero en este proceso llegué a algunas conjeturas. El ser afroargentino está más cerca de lo que pensamos y es como la nariz que, aunque la tenemos delante de los ojos no la podemos ver. Lo descubrí en el sentido de familia, en la murga, en la milonga, en la improvisación, en las rejas con ornamentaciones de sankofas del barrio, en caras de la gente del tren, en el dulce de leche, en gestos cotidianos. Esta pregunta también me aportó ese sentido de pertenencia en las músicas que necesitaba, me dio una nueva perspectiva desde donde expresarme.
Creo que nadie sabe cómo es ser afroargentino. Es probable que, como todas las preguntas, esté hecha para pensar y no para ser contestada. Esa identidad colectiva también sufre del Yo-Móvil, también se reconfigura. Y en este rompecabezas está la clave para conocernos o, en términos de Hall, para no sólo decir “«quiénes somos» o «de dónde venimos» sino en qué podríamos convertirnos”. Esta clave radica en el trabajo colectivo, como una gran familia donde se hace necesario sumar cada vez más familias para que aporten sus piezas. Quizá la clave también esté en vos. Quizá preguntando cómo es ser afroargentino, empezás a tirar de un hilo que nos une y descubrís tus piezas para aportar.