“Yo, adolescente”: la juventud post Cromañón
Por Jazmín Manuel*
El 23 de julio se estrenó, de forma gratuita por CineAR, Yo, adolescente, dirigida por Lucas Santa Ana. El film era esperado por muches: hace meses que el título de esta historia está dando vueltas por redes sociales, programas de radio y notas periodísticas. Es, seguro, una de las películas argentinas más publicitadas y de las que más se estuvo hablando durante los meses que lleva el 2020. Basada en el libro de Nicolás Zamorano, quien comenzó a escribir la trama en un fotolog durante el 2005, recorre la historia de Zabo, un pibe de 16 años que atraviesa una etapa de autodescubrimiento y, a la vez, de luto, después del suicidio de su mejor amigo.
A grandes rasgos, es la típica película teen en la que los protagonistas de la trama parecen ser los vínculos sexo-afectivos, les amigues, las fiestas, las drogas y el confuso camino de un joven explorando con su sexualidad. Pero, principalmente, lo que la diferencia del resto es el contexto: la historia transcurre en la Argentina post Cromañón, atravesada por la angustia demoledora de la tragedia aún reciente. Se hacen presentes, a lo largo del film, ciertas referencias a las heridas que esa noche de diciembre de 2004 dejó, no sólo al movimiento musical del país, sino a toda una generación de jóvenes que crecieron con el trauma en sus espaldas.
A la hora de situar la película en su contexto social e histórico, la principal herramienta que se utiliza es la música. Para aquelles que están en sus 20’s y en adelante, la nostalgia es inevitable al encontrarse con escenas donde suenan canciones de Airbag, Árbol y Adicta, entre otras. Incluso, hay una escena que se ubica en un recital de Boom Boom Kid, una de las bandas más importantes del under de la década del 2000.
El film toca temas muy fuertes como la depresión, el luto y la muerte. A lo largo de la historia, se nota que, partiendo del suicidio de un amigo muy cercano, el protagonista se ve atravesado por esta pérdida, en su forma de actuar y de sobrellevar los problemas que afronta día a día. Sin caer en spoilers, se puede decir que la muerte es, en cierto punto, el hilo que conecta todas las piezas de la trama, como un ciclo que se repite.
Más allá de la presencia constante del luto, el tópico que parece tener más peso en la película es la sexualidad: el protagonista mantiene vínculos sexo-afectivos con uno de sus amigos — con el que parece experimentar — y una chica —con la que comparte un vínculo más íntimo—. Zabo se encuentra en un permanente estado de confusión, experimentación y auto-aceptación. La forma en la que se representa este entramado de relaciones, a diferencia de muchas otras películas o series — en las que se reafirma la “obligación” de salir del clóset, y se señala constantemente la presión del entorno — , en este film se percibe de una forma más personal. Podemos notar cómo, muy naturalmente, el protagonista se sincera consigo mismo sobre lo que siente y, además, cómo va ganando madurez a lo largo de sus experiencia; resultado de la “prueba y error”, reconociendo con el tiempo sus fallas, y aprendiendo de sus errores al relacionarse con otres.
En resumen, Yo, adolescente es una película orientada a un público juvenil, en la que se verán reflejades aquelles que se encuentran en el secundario, pero que representa, en especial, a quienes fueron adolescentes en la época de Cromañón. Más allá de la presencia de algunos diálogos que pueden percibirse un tanto forzados, no hay mucho que criticar.
La trama representa a toda una generación y visibiliza problemas que enfrentan, en general, les adolescentes; cuestiones que no deben ser subestimadas. Sin ninguna duda, es un film cuyo mensaje no solamente es importante, sino que también es necesario.
*La nota contiene lenguaje inclusivo por decisión de la autora