¿La nueva derecha ganó la calle?
Por Aldo Duzdevich*
Desde hace días hay un discurso alarmista entre los compañeros de las distintas corrientes del Frente de Todos: “Nos ganaron la calle”, dicen. Y esto se extiende como un mantra negativo, que además, alimenta al gorilismo, a multiplicar las fechas de sus salidas anticuarentena y sus caravanas de bocinazos.
Ayer leía en el diario El País que en México el Frente Nacional Anti AMLO (Frena) ha copiado del Vox de España, la estrategia de hacer grandes caravanas patrióticas en automóviles, sin la necesidad de que los manifestantes bajen de sus vehículos para repudiar al Gobierno. El Frena se presenta como un movimiento antisistema, apartidista y pacífico. López Obrador es acusado de ser un criminal y mentiroso que intenta convertir a México en Venezuela o Cuba.
La nueva derecha repite las mismas consignas y métodos en Europa, México y por supuesto en la Argentina. Así que la próxima que debemos esperar es el “acampe” que el Frena está haciendo estos días en las cercanías del zócalo del Ciudad de México , donde instalaron algunos centenares de carpas para “bloquear” al gobierno.
Si al mantra alarmista de “nos ganaron la calle” le sumamos los desvaríos de un expresidente que alucina golpes de estado, los parlanchines economistas (alguno nuestros también) eternos mensajeros de catástrofes, las tapas de Clarín y encima un diputado salteño en poses controvertidas, ya estamos al borde del precipicio.
Pero, nada de eso es sustantivo. Empiezo por recordar a mis compañeros que durante los cuatro años de Macri ganamos las calles cientos de veces. Llenamos Plaza de Mayo, llenamos la 9 de Julio, la Plaza Congreso. ¿Qué paso? Nada. Macri al día siguiente siguió con sus políticas neoliberales de destrucción y pobreza. En septiembre de 2017 explotamos las calles reclamando la aparición de Santiago Maldonado, y sin embargo un mes después, al gobierno le fue bien en la elección.
Recuerdo en 2019 cuando algunos le reclamaban a la CGT que saliera a las calles, un dirigente de los llamados “gordos”, respondió: “Con las marchas no estamos logrando nada, acá lo único que sirve, es juntar a todo el peronismo y ganarle las elecciones”. Y tenía razón.
No voy a negar la importancia de la movilización popular. Siempre es importante. Pero solo es decisiva si está acompañada de una propuesta y liderazgo político. Y sino, veamos el ejemplo cercano de las enormes movilizaciones contra Piñera en Chile, o las que hubo en Ecuador contra Lenin Moreno.
Y volviendo al PRO y a las “multitudes” motorizadas de la Pato Bullrich y el domador de reposeras, no hay nada que temer, pueden seguir caravaneando y tocando bocina todos los feriados patrios que no van a poner en riesgo la estabilidad de nuestro gobierno.
Tampoco hay absolutamente nada que temer de los militares. Como en ningún otro lugar del mundo los militares han aprendido su lección y los oficiales que las conducen se han instruido en estos 37 años de democracia.
En 1955 tuvieron que bombardear Plaza de Mayo y hacer una masacre. Luego matar varios centenares más, y bombardear Mar del Plata. En 1976 tuvieron que crear un clima de extrema violencia y luego desaparecer a 30 mil. ¿Alguien cree que unos cuantos chetos tocando bocinazos o unos patrulleros parados en Olivos, pueden poner en riesgo la democracia? No. Entonces tranquilos, podemos todavía esperar algunos meses más, que controlemos la pandemia para salir a reventar las plazas y calles de todo el país.
Definitivamente no hay ningún riesgo de alteración del orden democrático, ni de que no haya elecciones legislativas el año que viene.
El único riesgo que podemos correr es perder la elección. Y para eso si debemos prepararnos. El gobierno con más y mejor gestión, y la fuerza propia fortaleciendo la unidad y repensando la política. Pero bueno, eso será motivo de otro análisis.
Por ahora podemos seguir juntándonos e incluso movilizándonos por zoom. Eso si, aprendamos a apagar el micrófono y el video cuando nos de ganas de ir al baño o de besar al que tenemos al lado.
*Autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron