“Que Karina Milei sea Moisés rediviva y Javier sea Aarón, debe estar entre las relecturas bíblicas más bizarras de la Historia Universal”
En esta segunda parte de la conversación de AGENCIA PACO URONDO con Juan Carlos Sánchez Sottosanto, se profundizó sobre los tabúes, algunas prohibiciones y las traducciones a lenguas originarias de la Biblia, así como sobre su despido de la Biblioteca Nacional y la visión que tiene sobre esta etapa de dicha entidad.
Agencia Paco Urondo: Los liberales del siglo XIX promovieron la difusión de la Biblia ¿por qué el laicismo del siglo XX, XXI sigue considerando un tabú el estudio de la Biblia?
Juan Carlos Sánchez Sottosanto: Quizás por su apropiación por parte del nacionalismo católico, primero, y por su pregnancia plebeya después, sea a través del biblismo popular post Vaticano II o su predicación algo cargosa por parte de los evangelicalismos y pentecostalismos de raíz norteamericana. Lo cierto es que no sólo se constituyó en tabú, sino en ignorancia supina, de la que a veces se alardea descaradamente desde la misma academia, a partir de dos o tres frases dignas de un Tik Tok, de trotskismo for dummies.
A principios del siglo XX fue la propia UBA, vía su facultad de Filosofía y Letras, la que se encargó a través de profesores como Clemente Ricci de dar cuenta de los avances de los estudios críticos de la Biblia en Europa. Nociones como las de la hipótesis documental del Pentateuco, la doble fuente de los sinópticos, la crítica textual, los rudimentos de los resultados de los hallazgos de la Escuela de Tubinga, etc. Fueron expuestos en seminarios, a la vez que se iniciaba un ambicioso proyecto que quedó trunco, de editar aquí las primeras traducciones bíblicas al castellano, apenas algo posteriores al Mio Cid.
Ahora, me ha tocado hablar con investigadores salidos de Letras de Puán que creen que los judíos escribieron la Biblia en latín… Sin ir muy lejos, hace poco más de un año, cuando se dictó sentencia contra la madre y la madrastra de Lucio Dupuy, Esther Díaz publicó un artículo titulado “Filicidios”, donde además de toda lo que dice sobre el amor como constructo cultural, no biológico, impuesto a las madres por el patriarcado –hoy, la filosofía y las ciencias sociales hablan tanto de constructos y construcciones que parecen fabricantes en serie de manuales de albañilería-, citó dos supuestos mitos fundantes del filicidio.
Primero, el de Medea, que según ella le dio de comer sus propios hijos a su marido, con lo cual occidente le puso a la mujer una condena previa. Segundo, el de Dios que manda a Abraham matar a su hijo en el Antiguo, y después “manda al matadero” (textual) al propio en el Nuevo Testamento; pero ahí, a diferencia de Medea, no hay condena alguna.
Mezcló el mito de Medea con el del festín de Atreo; Medea nunca albondigó a sus pibes. Además, si vos leés los monólogos de la Medea de Eurípides, de la que dependen todas las posteriores, de Séneca a Pasolini, te encontrás con una crítica al papel relegado de la mujer que es impresionante, y que da cuenta de discusiones que se daban en la Atenas de entonces, hoy muy estudiadas, en torno a la emancipación de la mujer.
“Yo que lo ignoro todo sobre lenguas americanas, pero conozco las dificultades de las lenguas bíblicas, debe ser un trabajo realmente monstruoso”.
Por otra parte, desde el siglo XIX cualquier biblista serio sabe que el relato del sacrificio de Abraham, al menos en su núcleo, es un mito etiológico de prohibición del sacrificio humano; hasta Ricoeur, tan mentado por Esther Díaz, lo explica. Hubo un tiempo en que los israelitas realizaban sacrificios humanos a Yahveh y este texto pretende dejar eso atrás, sustituyendo a un ser humano por una víctima animal, lo cual ya era un paso. Peor aún: identificar sin más a ese Dios con el Dios paulino que acepta la vía redentora del Hijo… eso se lo podés perdonar a Pat Robertson, o a Billy Graham, pero no a Esther Díaz. Así que de un saque se distorsiona el mito bíblico y el griego. Ahora, si una referente mayor de nuestra filosofía y de nuestro progresismo se permite semejante dislate, ¿qué queda para el resto?
APU: ¿Qué papel cumplen los misioneros anglicanos y evangelistas en la traducción de la Biblia en lenguas amerindias? ¿Va dicha tarea de la mano de alfabetizar a los pueblos originarios?
J.C.S.S.: Te diría que todas las experiencias de traducción bíblica a lenguas originarias de nuestra región provienen del campo protestante. Desde experiencias pioneras, como la de un singularísimo personaje de nuestra independencia, que es Vicente Pazos Kanki, que tradujo el evangelio de Lucas al aimara por 1829, hasta Biblias completas o parciales disponibles hoy en wichí, toba, guaraní, quechua, chorote, mapudungun, y seguramente me olvido de alguna. En ciertos casos, como las traducciones de los evangelios al alacalufe, al haberse extinguido la lengua, esos textos son los únicos que superviven, junto con algún diccionario o gramática. En el caso del alacalufe, el responsable fue un famoso misionero anglicano en Tierra del Fuego, Thomas Bridges, cuyos descendientes (150 años después) siguen viviendo en ese territorio.
En este terreno tan particular encontramos también a la primera traductora mujer que conocemos en el ámbito hispánico, la peruana Clorinda Matto de Turner, de fines del XIX, que después de huir de su país perseguida por la Iglesia Católica por escribir una novela sobre los amores de dos hermanos que ignoran que lo son, y que de yapa son bastardos de un cura, se convirtió al protestantismo en nuestro suelo y tradujo al quechua una parte importante del Nuevo Testamento. En cuanto a la alfabetización, por lo general se sigue el camino de darle escritura a una lengua que no la tiene –todas nuestras lenguas originarias son ágrafas-, luego alfabetizar en esa lengua, y utilizar fragmentos de la Biblia en el propio proceso de alfabetización.
En algunos casos, los más recientes sobre todo, participan en la traducción miembros muy instruidos de esos grupos amerindios. La traducción se suele hacer tanto desde una lengua moderna, como el español o el inglés, como desde las lenguas bíblicas originarias. Yo que lo ignoro todo sobre lenguas americanas, pero conozco las dificultades a veces insuperables de las lenguas bíblicas, debe ser un trabajo realmente monstruoso.
APU: ¿Cuándo y por qué se prohibió la Biblia latinoamericana?
J.C.S.S.: Es un tema sobre el cual, felizmente, ya existe buena bibliografía. Te contesto con una boutade: fue prohibida cuando los milicos, presionados por la prensa de entonces, llegaron a creer que esa Biblia provenía del Kremlin o cosa así. No fue el único caso: la Biblia de los Testigos de Jehová, la traducción del Nuevo Mundo, también fue prohibida en 1976, por razones inversas: el sector nacionalista de la Junta Militar debió pensar que venía del Pentágono. Ambas posturas estaban más que erradas.
APU: ¿Qué hipótesis tenés sobre tu cese-que no es, desde ya, el único caso- como investigador en la Biblioteca Nacional?
J.C.S.S.: La realidad es compleja, pero también infinitamente prosaica. Acá no hubo auditorías, ni revisiones de CV o legajos. El Ministerio de Capital Humano, a cargo de una cultora del reiki, puso un número de despedibles. La Secretaría de Cultura, a cargo de un productor de broadways truchos, puso otra para las distintas áreas, y la doctora Soto Pérez (nueva directora de la Biblioteca) tiró la suya a los jefes intermedios y a los sindicatos, que son los redactores verdaderos de las listas negras. Esto no exime a la directora, por supuesto, ni a sus superiores. Milei ganó prometiendo destruir el Estado, la nueva directora gana un sueldo del Estado y aceptó ser una “honesta” cómplice de su destrucción: punto.
Los entregadores, los facilitadores, fueron cuatro o cinco señores autopercibidos peronistas –viste que hoy todo el mundo puede percibirse lo que quiere. Algunos me dicen “cómo vos, que sos peronista (pues, a mi modo muy heterodoxo, lo soy), podés decir eso y ser funcional a la derecha, blablablá”. Porque hasta eso tenés que aguantar: hiciste un trabajo ejemplar, te despiden, y de yapa sos funcional a la derecha. Pues yo digo: la parresía ante todo, y si no sabés qué es, googlealo.
El peronismo, aliado al progresismo opa, facilitó las alfombras rojas para que este energúmeno llegara al poder. Los traidores no son solamente Scioli, Kueider o Camau Espínola, sino también personajillos y profesionales de cuarta línea como los directores intermedios de la Biblioteca Nacional o los jefes internos de los sindicatos. Las listas se hicieron vía macartismo tilingo: este nunca se afilió, ese cuestionó tal cosa, este cantó cuatro verdades molestas, este se peleó con mengano que es delegado, este sobresalió demasiado en algo. Listo. Los rajamos. Y de yapa manipulamos a los que quedaron para que se estén quietitos hasta la nueva tanda de despidos. Perverso desde donde lo mires.
APU: ¿Figurabas, como investigador, en planta permanente? ¿Recibiste indemnización por dicha causa?
J.C.S.S.: Ese es otro gran tema, otro de los grandes problemas que el peronismo no supo o no quiso solucionar al interior del Estado. En la Biblioteca, como en muchas instituciones culturales dependientes del Estado, la planta permanente casi no existe. Dependés de contratos de locación de servicio, como monotributista, o bien de una forma de contrato más sofisticado, llamado “48” en la jerga, con un sueldo que paradójicamente supera al de planta permanente, que incluye vacaciones, aguinaldo, etc., pero que era de renovación anual. Un engendro, un híbrido.
Tanto con Macri como ahora con Milei, si te echan, no lo hacen: los mismos sindicatos entreguistas te adoctrinan de que simplemente no se renovó el contrato. Para colmo de males, en diciembre Milei los convirtió en trimestrales: cada tres meses puede haber una nueva purga. ¿Qué sucedió en diciembre cuando Milei tomó la decisión? Nada de nada. Los sindicatos del Estado que antes te hacían un lío por cualquier cosa, por el derecho del canguro a percibirse vinchuca, ahora todos calladitos. ¿Qué hizo el peronismo o lo que se autoproclama como peronismo, para cortar con esta clase de negreo por parte del Estado, no te digo en años, sino en décadas de tiempo que tuvo para solucionarlo? Nada. Y en cuanto a indemnización, ni soñarla.
APU: ¿Qué pasó con áreas como las de digitalización y restauración de libros? ¿Por qué precisamente una bibliotecaria forma parte de este desguace?
J.C.S.S.: Esas áreas que mencionás, posiblemente con la de donaciones y desarrollo de la colección y la de investigadores que realmente hacíamos trabajos de fondo y no sencillamente copypaste para catálogos de muestras, son de las que más sufrieron. La nueva directora, al firmar los despidos que le pusieron adelante, ni siquiera percibió (o le interesó bien poco) que tocaba puntos álgidos de todo el proceso bibliotecológico. Si vos me despedís, como sucedió, a los mejores empleados que inician ese proceso en el área donde se reciben los libros; si me despedís a los que deben preservarlos o digitalizarlos tanto para conservación como para difusión, entonces me cortás, volviendo a la Biblia, el Génesis y el Apocalipsis, y por lo tanto ralentizás o detenés también todo el proceso intermedio. ¿Por qué una bibliotecaria se presta a esto?
“Me ha tocado hablar con “investigadores” salidos de Letras de Puán, que creen que los judíos escribieron la Biblia en latín”.
La doctora Soto Pérez, en las reuniones de personal, suele hablar pestes de Milei y Pettovello, y muy bien de sí misma; posiblemente se siente superior porque no ha llegado al punto aún de conversar con perros muertos o dejar pudrir leche condensada. Quiere mostrarse como aliada de los trabajadores, cosa que por supuesto no es. Lo cierto es que los bibliotecarios (acordate que yo también lo soy) no hemos tenido suerte con los directivos que hemos sabido engendrar: ni con Elsa Barber ni con esta señora que terminó siendo un títere, ni con el Director Nacional de Bibliotecología, Pablo García.
Elsa Barber, además de los desastres que se mandó a la hora de confundir inventario con catálogo ¡llegó a firmar el despido de una trabajadora que había sufrido un accidente de trabajo en la esquina misma de la Biblioteca, que estaba en estado de coma y de yapa con un hijo con discapacidad mental! Cuando se avivó y firmó la reincorporación, la compañera estaba muerta.
APU: Cuando a principios de 2020 asumió Sasturain como director de la Biblioteca Nacional, la subdirectora Elsa Rapetti afirmó que llegaba un crédito 7.000.000 de dólares para tener biblioteca más federal ¿El pago de ese crédito puede ser uno de los motivos del recorte presupuestario?
J.C.S.S.: Para empezar, entiendo perfectamente que una argumentación ad hominem es, desde el punto de vista de la lógica clásica, una falacia. Pero no vivimos en un mundo cruzado por la lógica, así que me permito preguntar si una persona como Elsa Rapetti, que ha metido treinta parientes (quizás me quede corto) en la Biblioteca merece algo de credibilidad.
Si aun así la merece, te diré que la supuesta federalidad de la Biblioteca solo resultó en una filial en Córdoba, con un marco legal endeble, un fracaso en Mar del Plata, y el caso más bizarro de todos, el de la Antártida. El año pasado, el administrador de la Biblioteca Roberto Arno y el Director Nacional de Cultura de la Biblioteca, Guillermo David, “fundaron” una filial en la Antártida. Sin bibliotecario ni continuidad planeada; sólo dejaron un montón de libros de expurgo descuajeringados, e hicieron turismo. A eso lo llamaron plantar soberanía y no sé qué más.
Mientras tanto, al día de hoy la Biblioteca tiene filtraciones de agua por donde busques, un sistema de calefacción pésimo, un sistema de renovación de aire que solo te devuelve microbios para todos los gustos, un cableado eléctrico que es una bomba de tiempo –en una de esas repetimos la experiencia de Alejandría- y unos baños que son un asco. De yapa, a la hora en que las papas queman, te deshacés de algunos de tus mejores trabajadores y salvaguardás a los parásitos. ¿Con esto estoy siendo funcional a la derecha, o solamente mostrando cómo le damos a la derecha buenas excusas de las que agarrarse, y que el silencio sólo nos convierte en cómplices? Porque criticar al mileísmo es facilísimo ¿para cuándo una autocrítica seria desde la tercer margen del río?
APU: ¿Cómo sigue ahora tu investigación? ¿Podrías continuar en otro ámbito académico? Pienso, por ejemplo, en el Instituto Ravignani o en la Academia Nacional de la Historia.
J.C.S.S.: La investigación nunca se descontinuó; a partir de las PASO del año pasado, ya no me quedaron dudas de que el país andaba buscando un mesías piromaníaco y que, entro otras cosas, mi trabajo por bueno que fuera corría peligro. Así que me di a una carrera alocada por la recolección heurística final. Sabía que si entrábamos en una espiral de demencia, la investigación debía convertirse en algo que me trascendiera y trascendiera toda inmanencia y contingencia.
Cuando al fin recibí la patada, también recibí muchas muestras de afecto y de apoyo a la investigación, a veces de lugares inesperados. Un grupo de profesores del Seminario Bautista Latinoamericano hizo una colecta para comprarme una serie de libros que me eran necesarios; otros amigos se dedicaron a fotografiar material de hemerotecas, o a imprimirme tesis imposibles de leer en PDF, etc. Y se armó una cuenta con un alias - metro.urano.torre- que está dedicada exclusivamente a la investigación, gastos de libros, fotocopias, impresiones. Increíblemente, funciona: de pronto, el proyecto se convirtió en algo cooperativo, lo cual me llena de orgullo.
Todo tipo de mecenazgo se acepta, al interior de la Argentina. Mi sueño es que no se termine con becas extranjeras –al momento, hasta rechacé una; es el costadito nacionalista de mi corazón. Y mi modo de ser consecuente.
APU: El segundo mandamiento prescribe no tomar el nombre de Dios en vano. ¿Cómo ves el uso de la imaginería bíblica en el discurso político actual?
J.C.S.S.: Como un uso de la Biblia banal y aforísticamente, a lo Tik Tok. Que Karina Milei sea Moisés rediviva y Javier sea Aarón debe estar entre las relecturas bíblicas más bizarras de la Historia Universal. Y de yapa hablando con perros muertos, algo por lo que la ley mosaica te mandaría a lapidar. Y para más, con la imagen del león, que bíblicamente es polisémica, puede representar tanto al Mesías como al Diablo.