#PASO2015 Una oposición que preocupa para lo que vendrá
Por Nahuel March Rios
Las elecciones del pasado domingo fueron el desenlace de una serie de decisiones políticas iniciadas desde varios meses. Casi sin sorpresas, se termina de definir un partido que comenzó a jugarse hace mucho tiempo, pero que hoy cristaliza una realidad de la política Argentina. Ha ganado un frente electoral con un ejecutivo conservador a la cabeza de Daniel Scioli, pero que representa frente a sus adversarios más inmediatos la propuesta más popular y democrática posible, ante una oposición de derecha que se consolida. Mientras que muy por detrás sólo aparece una izquierda trotskista sin capacidad de disputa de poder, y una centroizquierda con un reducido caudal de votos.
El famoso 54%
Del 2011 para acá (última elección presidencial) se modificó varias veces el escenario político, tanto dentro como fuera del oficialismo. Por el lado de la oposición, teníamos en 2011 un bloque político diferente hegemonizando el proceso: la primera minoría estaba representada por la centroizquierda, mientras que hoy esa oposición la encarna la derecha del país. Aunque en las elecciones primarias el FAP de Hermes Binner cosecho solo el 10,18% de los sufragios, saliendo por debajo de Ricardo Alfonsín (12,20%) y Eduardo Duhalde (12,12%), en las generales logro imponerse en segunda posición con el 16,81%. Ese resultado final constituía una Argentina en donde los dos principales frentes electorales estaban cruzados por partidos y organizaciones políticas que venían de la lucha popular y social y disputaban espacios institucionales de conjunto con sectores liberales y conservadores, en una disputa de baja intensidad.
Hoy, tras 4 años en donde el kirchnerismo mostró al mismo tiempo aspectos positivos y negativos en su proceso, se modificó la oposición y desapareció el debate de la profundización del modelo, confrontando abiertamente con los sectores más conservadores de este país. Así se constituyó un proceso de dos etapas marcadas por las elecciones intermedias, que como consecuencia no dejó un proceso de profundización de la democracia sino una conservación del status quo.
Luego del 2011, el kirchnerismo se ocupó de llevar adelante esa frase de que “a la izquierda de este proceso no hay nada”, y logro capitalizar muchas de las simpatías de aquel FAP, haciéndolo caer en intención de votos y perspectivas. Ese espacio, en las siguientes elecciones del 2013, debió acercarse a sectores más conservadores (UNEN y Frente cívico y social) y comenzó a desprenderse de los aliados más populares, volviéndose parte de un Pan-Radicalismo que no tenía otra perspectiva que acercarse al fascismo del PRO.
Entre Massitas y Globos
La ruptura del massismo en el 2013, momento de reacomodo político, dio una vía de escape para los sectores conservadores del PJ, pero que antes de perder sus intendencias (aunque muchos hoy las perdieron), volvieron a las grandes arcas del justicialismo. El massismo como un actor de peso en la Provincia de Buenos Aires, que podía llegar a transformarse en el recambio de Cristina (que abandono la idea de la reforma constitucional), fue la amenaza que signo estos últimos dos años. A partir de ahí, se empezó a vislumbrar que la oposición a este proceso sería de derecha, y en ese caso el kirchnerismo eligió cual era la derecha más débil para enfrentar en estas elecciones.
Pero a su vez, debía solucionar otro problema, como fue evitar la fuga de intendentes del PJ, de los viejos “caudillos feudales” que podían quitarle su imprescindible poder de fuego. La conclusión fue dejar de lado “ciertas aspiraciones” y comenzar a dar signos de “dialogo”, “estabilidad” y “cambio”. Además de darle nuevos lugares de poder a sectores del Justicialismo (Capitanich, Aníbal Fernández, Scioli) y sacar del juego a los “progresistas” más polémicos (Moreno, Abal Medina), se cumplieron ciertos pedidos económicos como la devaluación, el fin de los límites a las importaciones y de las regulaciones a la compra de dólares. La economía comenzó a entrar en su periodo más complejo, pero con una ingeniería increíble el Ministro de Economía Axel Kiciloff ha podido por lo menos llegar hasta fines de 2015 sin grandes golpes. En términos políticos se puso a Macri en el lugar del oponente a vencer y correr de lugar al temeroso “Baron de Tigre”. Ahí comenzó la política de inflar al globo amarrillo del PRO lo más fuerte que se pueda, hasta que su propio aire marcketinero terminara de demostrar que solo con encuestas y buenos spots no se puede gobernar este país.
Pero antes de que explotara tenía que seguir siendo un temor tan fuerte que permitiera agrupar a todos los actores diversos del kirchnerismo detrás de una figura del PJ conservador, sin que eso le genere algún tipo de pérdida de fuerza. Así, casi como quien acepta que la gravedad existe, las organizaciones populares y democráticas del kirchnerismo aceptaron esta candidatura y comenzaron otra disputa, ya ninguna sacando los pies del plato, sino disputando por dentro de las arcas del justicialismo. Tras 12 años el kirchnerimo volvía una vez más a demostrar que su alianza política era posible, el partido justicialista con sus diferentes tendencias y las organizaciones sociales y políticas populares iban a ir de conjunto a estas elecciones y las listas iban a reflejar esa alianza. Aquellos que vaticinaban el fin de ciclo o la emigración de los sectores populares por fuera de ese espacio, se equivocaron, y todos cerraron adentro.
Las Famosas PASO
Así dos meses antes de las PASO, el famoso 2015 ya estaba definido. Todos adentro, con el “fantasma de Scioli” a la cabeza y con listas que permiten pensar una fuerte disputa parlamentaria en caso de que Scioli no siga las direcciones de “la jefa”. Terminadas las PASO, podemos ver una paridad muy grande dentro de ese bloque de fuerzas. La Cámpora podría llegar a conseguir 25 diputados de un bloque propio, viejos barones del Conurbano perdieron la interna y por lo tanto sus intendencias y a la vez muchos de los principales referentes de las organizaciones más populares del kirchnerismo lograrán conservar lugares de caja y poder para fortalecer sus organizaciones. Resulta difícil decir cuál de los dos sectores han sido más ganadores en esta puja interna, solo el tiempo podrá responder. Lo que si queda en claro es que los ejecutivos principales están en manos de los sectores más conservadores del justicialismo y por lo tanto su poder a logrado acrecentarse mas que en aquel 2011.
Por fuera del FPV otros frentes intentaron construir una voz que exprese la necesidad de cambiar este modelo pero en sus arcas más conservadoras. No se logro, y los espacios que intentan hacerlo desde la centroizquierda o el trotskismo terminan siendo hegemonizados por el discurso de la derecha conservadora. El marco electoral está limitado, hay muy poco aire para plantear esta propuesta, porque tras 12 años de gobierno, el sector que mejor referencia un “proceso nacional democrático” es lamentablemente el kirchnerismo. El mensaje llega ahí. Scioli ganó porque representa la centroizquierda, el peronismo industrialista, que puede gestionar este país. Tiene el poder suficiente para hacerlo y los que escucharon debates contrarios y hasta dieron la razón a muchos de estos planteos, no acompañaron directamente con el voto estas propuestas.
El creciente desarrollo de un partido de la derecha es algo que preocupa en estas PASO, ya que aunque no logre ganar el ejecutivo ni la Provincia de Buenos Aires, va a condicionar fuertemente al próximo gobierno. La disputa que podría llegar a darse dentro del kirchnerismo en los próximos años será la que a su vez, marque los retrocesos o avances de un modelo que comienza a mostrar debilidades, determinadas por un mercado internacional complejo.
El campo popular debe salir fortalecido de este año, primero interpelando a aquellos que comienzan a descreer de la política y entre tanto pragmatismo, descreen de la posibilidad de mejorar nuestra nación. Y en segundo lugar prepararse para dar la disputa en todas las áreas sociales y políticas, para cuando se empiece a debatir a dónde van las políticas de “inclusión” y desarrollo de la economía, entre el PJ conservador y Unidos y Organizados. En la “primavera Sciolista”, muchos sectores se están olvidando de quién es y qué intereses tendrá el próximo ejecutivo, pero cuando eso pase, la disputa va a comenzar otra vez, como lo fue en el 2003, en el 2007 y en el 2011. Seguimos desunidos y la derecha avanza. El escenario político que se viene va a implicar una fuerte unidad, hay que comenzar a construirla desde los verdaderos lugares en donde se puede disputar.