Tierno y la hora del diván
Por Juan Carlos Martínez (*)
Si la racionalidad política hubiese prevalecido sobre las miserias humanas de quienes usan el poder para satisfacer sus desmedidas apetencias personales, por estas horas el condenado ministro Juan Carlos Tierno no estaría sometido a demandas de juicios políticos ni a interpelaciones de fantasía para seguir protegiendo su impunidad.
Hubiese sido suficiente una pequeña dosis de sentido común para resolver un problema que supera las cuestiones políticas y que, por las características del sujeto, éste debería haber ser sometido a un examen psicológico con lo que se hubiesen evitado los enormes daños que Tierno ha causado y sigue causando tanto en su vida pública como privada.
Perdida la primera oportunidad cuando, en noviembre de 1984 golpeó brutalmente a una joven que debió ser hospitalizada con graves lesiones en su cuerpo y quemaduras de cigarrillo en sus pezones, el monstruo fue creciendo alimentado por la impunidad que le dieron sus protectores, desde el entonces gobernador Rubén Marín y los miembros de su gabinete, entre quienes aparecía Carlos Verna, el Partido Justicialista, la corporación judicial y el propio radicalismo que después de denunciar el hecho en la Legislatura se quedó a mitad de camino y ha convivido políticamente con Tierno hasta hoy.
Radiografía de un psicópata
Al describir las características de un psicópata, la licenciada Silvana Santoro dice, entre otras cosas, que “posee una personalidad, que sin llegar a ser una enfermedad mental, es anormal. Se la diagnostica, según el DSMIV (Manual de diagnóstico de Psiquiatría) dentro de los Trastornos de Personalidad, como un TRASTORNO ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD”.
Y agrega: “La característica principal de estas personas es que tienen anestesia afectiva, no sienten culpa, por lo tanto, ellos no son los que sufren, pero sí las personas de su entorno. Las emociones que sí pueden sentir son cólera, ira o tristeza, cuando las cosas no son como ellos quieren. Sólo los mueve su propio interés y para llegar a ello, que es obtener dominio y poder sobre su ambiente, pueden llegar a simular, “no a sentir”, amor, compasión, solidaridad, ternura, sentimientos de amistad, sólo hasta conseguir sus objetivos. Cualquier estrategia es válida para llegar al máximo placer del psicópata que es anular la voluntad del otro para explotarlo, atacarlo y demostrar su superioridad y su desprecio hacia su víctima, ya sea en el área laboral, de sus relaciones personales, sexual, etc. Esta es su esencia”.
El historial de Tierno
En el comportamiento que Tierno manifiesta se advierten rasgos propios de un psicópata que no ha sido tratado y que mientras no sea sometido a un riguroso examen psicológico, continuará haciendo lo que su trastornada personalidad le indique.
Una persona que golpea y tortura a una joven y le quema los pezones con un cigarrillo; que golpea a su esposa delante de sus hijos y la obliga a fugar con las criaturas; que usa el poder político para enriquecerse; que persigue a periodistas que investigan sus tropelías llevándolos a juicios penales y civiles, incluso con pedido de censura previa; que amenaza a la jueza que interviene en esas causas; que deja sin alimentos durante quince días a un peón rural que trabajaba en su campo, a quien acusó sin pruebas por el supuesto faltante de ganado vacuno; que debió ser expulsado de la municipalidad de Santa Rosa a sólo 87 días de haber iniciado su gestión como intendente por abuso de autoridad; que fue obligado a renunciar del cargo de ministro de Gobierno por el incremento de apremios ilegales por parte de la Policía que respondía a sus directivas; que vuelve al mismo cargo convocado por el mismo gobernador que lo había expulsado; que en el mismo instante que asume en el nuevo Ministerio de Seguridad la policía recrudece el uso de la mano dura; que extiende esa metodología a territorio bonaerense por medio de una brutal represión contra pacíficos vecinos con un saldo de más de veinte heridos de balas de goma; que viola el derecho a la información pública prohibiendo la difusión de los numerosos hechos delictivos que se producen en la provincia; que permite que la represión se desate indiscriminadamente sin más elementos de prueba que la subjetividad de los policías que actúan en operativos de manifiesta ilegalidad y que como broche de oro de tanto desquicio aplica de oficio la pena de muerte cuando le ordena a la policía disparar a la cabina en la que viajaba el cazador Santiago Garialdi.
Si la ley establece para los policías la obligación de someterse a periódicos exámenes psicofísicos, ¿por qué no se incluye en esa exigencia al responsable de la seguridad pública, sobre todo con los antecedes que Tierno ha sumado a través de su vida pública y privada?
Aunque nada ni nadie podrá reparar los tremendos daños y perjuicios ocasionados por Tierno, por lo menos tratemos de frenar sus locuras para evitar que ocurra otra tragedia como la que costó la vida de Santiago Garialdi.
El peor crimen que pueden cometer los que protegen a Tierno es negarle a la sociedad pampeana el derecho a vivir civilizadamente.
(*) Periodista y escritor, autor de El golpeador. Violencia de género, corrupción política e impunidad (2013), una investigación periodística sobre Juan Carlos Tierno. Artículo publicado en Radio Kermés, de Santa Rosa, La Pampa. Foto: Dagna Faidutti.